A los 91 años caminó desde Mostar hasta Medjugorje
Dragica Brkić, en el corazón de Mostar, en el alma de Medjugorje
Realizó la peregrinación número 100 a pie desde Mostar a Medjugorje.
En una casa con un jardín que irradia cuidado y amor vive Dragica Brkić, de 91 años, una mujer de increíble vitalidad y alegría.
Dragica es una querida abuela del vecindario y un símbolo de fuerza, espiritualidad y amor desinteresado por los demás. La historia de su vida y su energía insaciable inspiran no sólo a su familia, sino a todos los que la conocen.
Realizó la peregrinación número 100 a pie desde Mostar a Medjugorje.
El viaje, que duró seis horas, fue un acto de agradecimiento y un voto a la Virgen.
Dragica ha estado haciendo peregrinaciones a Medjugorje desde 1981, cuando comenzaron allí las apariciones de Nuestra Señora, y esta última aventura fue una prueba más de su fuerza y fe.
Para ellos, cada visita a Medjugorje tiene un ritual especial: una oración en la iglesia, una Misa con un propósito específico y una visita a la estatua de Nuestra Señora. Esta práctica espiritual simple pero profunda es la fuente de su fuerza y paz interior. También visitó Tierra Santa.
Dragica nació en 1934, en una época en la que los desafíos difíciles de la vida moldeaban el carácter de las personas. Estuvo casada con su marido Pera durante 32 años, pero lo perdió a principios de 1989. Sin embargo, a pesar de las tragedias de la vida, nunca perdió el valor.
Como madre de tres hijos, abuela de ocho nietos y bisabuela de incluso 18 bisnietos, Dragica siempre ha estado convencida de que la familia y la fe son los fundamentos más importantes de la vida.
La vitalidad de esta mujer de 91 años reside en su increíble energía de trabajo. Dragica cuida su jardín, su invernadero y sus flores con sus propias manos, mostrando cómo el trabajo ennoblece la mente y el cuerpo.
Va a misa todos los domingos y en Navidad reúne a toda la familia para el almuerzo, que ella misma prepara.
Sus familiares suelen señalar que Dragica nunca descansa. Cada día comienza con acción de gracias y termina con oración.
Ella cree que la clave de la longevidad es que siempre tengamos una razón para levantarnos y hacer algo que nos satisfaga.
Dragica Brkić no es sólo una abuela de Mostar: es un símbolo de resistencia, alegría de vivir y dedicación. En su carácter y obra, el pasado y el presente se encuentran y conectan generaciones a través del amor, la fe y la familia.
Fuente: Medjugorjepost.org