“Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Martes Santo

“Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Martes Santo

26 de marzo de 2024 Desactivado Por Gospa Chile

Cuando nosotros optamos por los treinta denarios, dejamos a Jesús de lado


«¿Qué dices, Maestro? ¿Traicionarte? ¿Seré yo?Hablar mal de alguien equivale a venderlo. Como hizo Judas, que vendió a Jesús por treinta denarios. Y precisamente partiendo del pasaje del Evangelio de Mateo que anuncia la traición de Judas Iscariote, en la breve homilía de la misa celebrada en la capilla de la «Domus Sanctae Marthae», el Papa Francisco nos puso en guardia ante el chisme. Con una invitación explícita: «Nunca hablar mal de otras personas».

El Papa quiso hacer una reflexión sobre el gesto realizado por Judas, uno de los amigos de Jesús, que no duda en venderlo a los jefes de los sacerdotes. «Jesús es como una mercancía: es vendido. Es vendido en aquel momento -subrayó- y muchas veces también en el mercado de la historia, en el mercado de la vida, en el mercado de nuestra vida. Cuando nosotros optamos por los treinta denarios, dejamos a Jesús de lado».

El modo de proponer y relacionar el tema de la murmuración con la figura de Judas, el apóstol traidor, resulta completamente original. Y esto es lo que hizo el Papa Francisco en una homilía de Semana Santa.

«Incluso mi amigo…»

«…La palabra del Salmo proyecta anticipadamente su sombra sobre la Iglesia que celebra la Eucaristía, tanto en el tiempo del evangelista como en todos los tiempos: con la traición de Judas, el sufrimiento por la deslealtad no se ha terminado. «Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, el que compartía mi pan, me ha traicionado» (Sal 41,10). La ruptura de la amistad llega hasta la fraternidad de comunión de la Iglesia, donde una y otra vez se encuentran personas que toman «su pan» y lo traicionan.» (Joseph Ratzinger, Jesús de Nazaret II, c. 3)

Es que al Señor Jesús y a los dones de su Reino, en ocasiones, lo tratamos como una mercancía. Lo marginamos de la soberanía en la construcción de nuestra historia y lo sacamos de nuestro cofre solo cuando es conveniente en los propios proyectos de nuestra vida. Muchas veces pesan más treinta monedas de la vanagloria, de los títulos, ganancias, alabanzas que el rostro de Jesús o en el inocente, el humilde, el justo y desvalido. Tratamos a la persona como mercancía en nuestras murmuraciones, en el trato, en nuestra consideración, la vendemos, y eso nos introduce en la noche. Nos valemos de la buena voluntad de los demás, para resplandecer en nuestros egoistas proyectos. Pero les negamos la gratitud, la caridad y hasta la mirada cuando ya no son útiles. Pero hasta en la noche queda tu luz encendida: Jesús no excluye a nadie de su amor, ni siquiera al que sabe que le traicionará. Igual lo sienta en la mesa, lava sus pies, reza con el los salmos y ayiende sus plegarias y hasta extiende su mano para darle el pan fraccionado y el caliz de la fraternidad. Y lo introduce tambien en el Misterio Eucarístico: «Tomad, comed, tomad y bebed, haced esto en memoria mía…». Es que Jesús nos muestra que la tración no puede corromper la verdadera fidelidad, por que es signo del auténtico amor dar la vida por la salvación de tus verdugos.

Cada uno de nosotros lleva dentro las tinieblas de Judas pero la Reina de la Paz nos sostiene en sus brazos para abrazar arrepentidos el Corazón de Cristo con la filial confianza del Apóstol Juan o la contricción del Apóstol Pedro.

“¿Quién es el traidor?”– Cualquiera de nosotros, y no sólo siempre los demás, puede encarnar estas actitudes, cuando miramos con suficiencia al hermano, lo juzgamos; cuando traicionamos a Jesús con nuestros pecados.

Tanto traición y pecado para con el Señor y tanta misericordia de Él para con todos nosotros… «¡Cuánto amor, cuánto bien ha brotado del Cenáculo! ¡Cuánta caridad ha salido de aquí, como un río de su fuente, que al principio es un arroyo y después crece y se hace grande… Todos los santos han bebido de aquí; el gran río de la santidad de la Iglesia siempre encuentra su origen aquí, siempre de nuevo, del Corazón de Cristo, de la Eucaristía, de su Espíritu Santo.»
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2014).

Madre Santísima, Reina de la Paz, escribe en nuestros corazones y educa nuestra alma según las virtudes de tu Inmaculado Corazón y con tus mensajes muestranos la luz enmedio de nuestra tiniebla interior:


Mensaje, 2 de septiembre de 2015

“Queridos hijos, queridos apóstoles míos del amor, mis portadores de la verdad, os invito nuevamente y os reúno en torno a mí para que me ayudéis, para que ayudéis a todos mis hijos sedientos del amor y de la verdad, sedientos de mi Hijo. Yo soy una gracia enviada por el Padre Celestial para ayudaros a vivir la Palabra de mi Hijo. Amaos los unos a los otros. Yo viví vuestra vida terrena y sé que no es siempre fácil, pero si os amáis unos a otros, oraréis con el corazón y alcanzaréis cumbres espirituales y se abrirá para vosotros el camino hacia el Paraíso. Allí os espero yo, vuestra Madre, porque estoy allí. Sed fieles a mi Hijo y enseñad la fidelidad a los demás. Estoy con vosotros, os ayudaré. Os enseñaré la fe para que sepáis transmitirla de manera correcta a los demás. Os enseñaré la verdad para que sepáis discernir. Os enseñaré el amor para que conozcáis lo que es el verdadero amor. Queridos hijos, mi Hijo logrará hablar a través de vuestras palabras y de vuestras obras. ¡Os doy las gracias! ”


Atentamente Padre Patricio Romero