Carta del obispo de Saluzzo dedicada a Madre Elvira

Carta del obispo de Saluzzo dedicada a Madre Elvira

18 de agosto de 2023 0 Por Gospa Chile

«Ardía sólo en deseos de abrazar el mundo»


En estos días, Monseñor Cristiano Bodo recordó a sor Elvira con una carta.

Monseñor Bodo es Obispo de Saluzzo (Italia) desde el 2016.


“Cuando subió al cerro de San Lorenzo en Saluzzo, sor Elvira se decidió hace algún tiempo por el Evangelio. Un fuego ardía en su corazón. No tenía nada más claro en mente. Ardía sólo en el deseo de abrazar el mundo, el mundo de los pobres, de los más pequeños, de los abandonados, de los rechazados, de los que malgastaban su vida porque no le encontraban sentido. Un incendio estalló en esa colina y se extendió por todo el mundo. De la fragilidad de la mujer en la que vive el Evangelio ha brotado la fuente de la Misericordia. De la fe sencilla de la «pobre mujer» nació una comunidad de creyentes en la resurrección. ¡La providencia vino de la oración persistente de aquellos que nunca se dieron por vencidos ante las dificultades!


Valiente y serena, prudente e inteligente, convencida de que la verdad no es nada que temer, Sor Elvira tenía la justa percepción de sí misma. Era muy consciente de su fragilidad y esa, paradójicamente, era su fuerza, el espacio de Gracia y Amor que salva. Y Madre Elvira confiaba ciegamente en el Amor. Se entregó por completo al Amor. Ese Amor, creado a partir de gestos concretos y no de bellas palabras, llegó al mundo contagiándolo de bien. Se puede decir que la Madre Elvira fue paciente y generosa, no confió en sus talentos, nunca trabajó por orgullo, respetó a todos, se olvidó de las injusticias. Quienes la conocieron, experimentaron concretamente la caridad. La bondad de Dios estaba en ella, el amor de Dios estaba en ella, la Misericordia de Dios estaba en ella.


Formada por el Espíritu Santo, se ofreció al Padre en unión con Cristo, para compartir la obediencia, la humildad y la fuerza. Con la ayuda de la gracia, tejió una auténtica vida de fe, esperanza y caridad. Llenaba sus días de trabajo, oración, hospitalidad, completando aquello para lo que el Señor la creó. Renovada día a día por su propia ofrenda y revestida de belleza, ahora es recibida por el Paraíso, donde contempla para siempre a Aquel a quien amó y sirvió aquí en la tierra.


La comunidad Cenacolo es un legado que nos dejó la madre Elvira. Es un milagro viviente, que ella misma siempre se ha preguntado. La comunidad vive entre el asombro de muchos que todavía no creen, entre el agradecimiento de muchos tocados por la gracia, entre la alegría verdadera de los que se sienten salvados. ¡La comunidad Cenacolo es un milagro viviente, es un regalo que necesita ser nutrido, preservado y expandido! Bendita sea esta pobre iglesia, esta iglesia de pecadores salvados, lavados con el perdón y la misericordia. Que esta iglesia de fe inquebrantable y providencia sea bendecida. Bendita sea esta iglesia que suda y trabaja, que ora de rodillas y canta. Bendita sea esta iglesia de ternura, que no condena, sino que acoge. Bendita sea esta iglesia de niños y familias, laicos y consagrados, apóstoles y misioneros. ¡Bendita sea esta Iglesia!


Querida Madre Elvira, no queremos glorificarte a ti, sino al fuego que ardía en ti. Intercede por él ahora por la Comunidad Cenáculo, por toda la Iglesia, por esta diócesis, por mí”.


Fuente: Medjugorjeinfo.com

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Recordemos algunas palabras de Madre Elvira: