Consagración de nuestro Hogar a María Reina de la Paz
«De esa manera cada familia se convertirá en un gozo para mi Hijo Jesús…» (Mensaje 25 de Enero 1992)
Entregamos nuestras Familias al Divino Corazón de Cristo Rey en el Inmaculado Corazón de María Santísima, para que Señor reine en el corazón de nuestra familia y en cada uno de nuestros corazones.
Santa Misa Lunes 25 de Noviembre 2024 19:30 hrs Parroquia Pirque
Santo Rosario por los enfermos 18 hrs.
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Preparación para Consagrar tu Hogar. Día 3
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Oración
Santísimos corazones de Jesús y María,
unidos en el amor perfecto,
como nos miráis con misericordia y cariño,
consagramos nuestros corazones,
nuestras vidas, y nuestras familias a Vosotros.
Conocemos que el ejemplo bello
de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo
para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener, con Vuestra ayuda,
la unión y el amor fuerte y perdurable
que os disteis.
Que nuestro hogar sea lleno de gozo.
Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia,
y el respeto mutuo sean dados libremente a todos.
Que nuestras oraciones
incluyan las necesidades de los otros,
no solamente las nuestras.
Y que siempre estemos cerca de los sacramentos.
Bendecid a todos los presentes
y también a los ausentes,
tantos los difuntos como los vivientes;
que la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados,
conceded la resignación cristiana
a la voluntad de Dios.
Mantened nuestras familias cerca
de Vuestros Corazones;
que Vuestra protección
especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María,
escuchad nuestra oración.
Amén
Efesios 6, 1-6
«Hijos, obedecieron a muchos sacerdotes en el Señor; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: Para que seas feliz y tu vida se prolongue en la tierra.
Padres, no exasperéis a los niños pequeños, sino formadles mejor mediante la instrucción y la corrección según el Señor.»
Mensaje, 25 de enero de 1992
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a una renovación de la oración en sus familias, porque de esa manera cada familia se convertirá en un gozo para mi Hijo Jesús. Por eso, queridos hijos, oren y dediquen más tiempo a Jesús y entonces ustedes serán capaces de comprender y aceptarlo todo, aún las enfermedades y las cruces más difíciles. Yo estoy con ustedes y deseo introducirlos a mi Corazón y protegerlos, pero ustedes todavía no se han decidido. Por eso, queridos hijos, Yo deseo que ustedes oren para que, por medio de la oración, me permitan ayudarles. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
«Todo por lo que María ora y quiere enseñarnos nos conduce a nuestra necesidad de paz, que cada uno la recibe sólo de Dios y que ninguno de nosotros puede guardarla para sí mismo. A esto corresponde también un orden lógico que comienza por la paz en nuestro propio corazón. Cuando tenemos esta paz con Dios y –en consecuencia– paz unos con otros, podemos convertirnos también en portadores de la paz en el seno de nuestras familias, comunidades, dondequiera que trabajemos o estemos y, por tanto, en el mundo entero. Esto concierne en realidad a la tarea más hermosa que cualquier ser humano pueda cumplir, la de ofrecer la paz a quienes le rodean, la paz que Dios nos ha dado. ¡Qué terrible es para cualquiera encontrarse o convivir con alguien que no tiene paz y que es incapaz de ofrecer paz a otros! De igual modo, ¡qué hermoso es que alguien tenga paz y la ofrezca a los demás! Nunca debemos olvidar que la paz es una gracia que Dios nos da, pero también el resultado de nuestra cooperación con la gracia de Dios. La paz significa primordialmente una relación con Dios, pero también una profunda actividad en relación con nosotros mismos al igual que con los demás. Quien desee convertirse en portador de la paz y quien tiene paz en su corazón debe amarse a sí mismo y respetar a los demás, comenzando desde los no nacidos hasta los más ancianos entre nosotros. Sólo quien ama, perdona, respeta, ayuda y protege a los demás es portador de la paz. Aquí debemos tener cuidado de no quedarnos tan solo en palabras, porque las palabras solas no nos ayudan a ser auténticos testigos en este mundo. ¡Se habla tanto de paz, pero aún así no hay paz! La paz sólo podrá venir cuando la hayamos recibido de Dios y así, a partir de esta paz, lograr la fortaleza interior para encontrarnos con los demás y hacer por ellos lo que queremos que nos hagan.»
Fray Slavko Barbaric, Junio 28 de 1997
Santo Rosario o Coronilla de la Reina de la Paz
(Credo – 7 Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Recuerda: Consagración de las Familias al Divino Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María
Parroquia de Pirque Santa Misa Lunes 25 de Noviembre 2024, 19 hrs. Santo Rosario Meditado, 18 hrs.
Acto de Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús
en los brazos de la Reina de la Paz
(De Rodillas ante el Sagrario o la Imagen de la Reina de la Paz)
Oh Sagrado Corazón de Jesús, que hiciste conocer a Santa Margarita María Tu deseo ardiente reinar sobre las Familias Cristianas míranos aquí reunidos hoy para proclamar Tu dominio absoluto sobre nuestro hogar.
De ahora en adelante nos proponemos llevar una vida como la Tuya, para que florezcan entre nosotros las virtudes por las que Tu prometiste la paz sobre la tierra, y para ese fin desterraremos de entre nosotros el espíritu mundano que Tu aborreciste tanto.
Reina sobre nuestro entendimiento por la simplicidad de nuestra fe. Reina sobre nuestros corazones por un amor ardiente a Ti; y esté la llama de ese amor guardada siempre ardiente en nuestros corazones por la recepción frecuente de la Sagrada Eucaristía.
Dígnate, Oh Divino Corazón presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas, tanto espirituales como temporales, para desterrar toda aflicción e inquietud, santificar nuestras alegrías, y aliviar nuestros pesares. Si alguno de nosotros tuviera alguna vez la desgracia de apenar a Tu Divino Corazón, recuérdale de Tu bondad y misericordia para con el pecador arrepentido.
Finalmente, cuando suene la hora de la separación, y la muerte hunda nuestro hogar en la aflicción, resignémonos, todos y cada uno de nosotros, a Tus eternos decretos, y busquemos consuelo en el pensamiento que algún día nos reuniremos en el Cielo, a cantar las alabanzas y bendiciones de Tu Sagrado Corazón por toda la eternidad.
Dígnense el Inmaculado Corazón de María, y el glorioso Patriarca San José, ofrecer a Ti esta, nuestra Consagración, y recordárnosla todos los días de nuestra vida. Gloria al Divino Corazón de Jesús, nuestro Rey y nuestro Padre. Amen.
(Santa Misa Lunes 25 de Noviembre 2024 19 hrs)