Después se arrepintió y fue
VEN SEÑOR JESÚS
Nueve días para preparar el pesebre en nuestro corazón.
Día 1
«Sin amor, no conseguirán nada…» (13 de Diciembre 1984)
Dice el libro de Zacarías: “Vendrá el Señor, mi Dios, y todos los santos con él, y brillará en aquel día una gran luz” (Zac 14, 5. 7). Te pedimos Dios Todopoderoso que por medio de tu Hijo has hecho de nosotros una nueva criatura, mira con amor la obra de tu misericordia y purifícanos de nuestra antigua vida de pecado por la venida de Cristo, tu Hijo unigénito. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Leamos el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 21, 28-32
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: «Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña». Él respondió: «No quiero». Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y éste le respondió: «Voy, Señor», pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?”
“El primero”, le respondieron.
Jesús les dijo: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”.
Reflexionemos: ”Un hombre tenía dos hijos», etc. ¿Quién es aquel hombre sino Dios, que ha criado a todos los hombres? El, siendo dueño por naturaleza, prefiere ser amado como padre, a ser temido como señor. El hijo mayor era el pueblo gentil y el menor el pueblo judío, pues los gentiles procedían de Noé y los judíos de Abraham. Prosigue: «Y llegando al primero, le dice: hijo, ve hoy», etc. Hoy, esto es, mientras dura el tiempo de esta vida. Habló no a la cara como un hombre, sino al corazón como Dios, penetrando hasta la inteligencia por medio de los sentidos. Trabajar en su viña, es obrar bien, no sé si alguno de los hombres podrá trabajarla toda. (San Juan Crisóstomo)
Así hay tantos que dicen trabajar por el reino, pero en aquel cuyo soberano es su propio orgullo, aunque les cetro y ella corona sea de Cristo, se sienten muy a gusto sentados en el trono para idolatrarse a sí mismos. Por eso se confunden y escandalizan cuando la gloria y el poder le pertenecen al primogénito que nace en la pobreza y tiene por cetro una cruz y lleva las espinas como corona.
El reino de Dios es, por tanto, la vida que vence a la muerte, la luz de la vedad que disipa las tinieblas de la ignorancia y de la mentira.
Pidamos a María santísima que obtenga siempre para la Iglesia la misma pasión por el Reino de Dios que alentó la misión de Jesucristo: pasión por Dios, por su señorío de amor y de vida; pasión por el hombre, con el que se encuentra verdaderamente con el deseo de entregarle el tesoro más precioso: el amor de Dios, su Creador y Padre.
La Reina de la Paz nos llama:
“¡Queridos hijos! Ustedes saben que se acerca el tiempo de gozo [la Navidad], pero sin amor, no conseguirán nada. Por tanto, antes que nada, comiencen a amar a sus familias, a amarse los unos a los otros en la parroquia y entonces serán capaces de amar y acoger a todos los que vienen aquí. Que esta semana sea para ustedes la semana del aprendizaje del amor. Gracias por haber respondido a mi llamado!” (Mensaje, 13 de diciembre de 1984)
Oremos con el Padre Slavko:
Señor, Te damos gracias por ser nuestro Creador. Te damos gracias por el grandioso don de la vida. Te pedimos ahora que nos des la gracia de estar unidos a Ti y que nos liberes de todo lo que nos desune de Ti. Te pedimos que nos reveles Tu voluntad y el sentido de nuestra vida. Danos la gracia de entender Tu amor. Te damos gracias, oh Señor, por enviarnos a la Madre de Tu Hijo y por toda la ayuda que nos das a través de Ella. Danos la gracia de entender que no tenemos futuro sin Ti. Tú lo eres todo para nosotros. Oh Señor, Te pedimos la gracia y la fortaleza interior para superar cualquier pecado y liberarnos de la soberbia, los celos, la envidia, de cualquier dependencia a este mundo. Libéranos del odio, del miedo y de las agresiones, de cualquier sentimiento negativo. Danos la gracia de orar y de buscarte en la oración. Te presentamos a todos los que han perdido el sentido de la vida, que puedan decidirse por la oración, a fin de encontrar el sentido de la vida en Ti y sólo en Ti. Pedimos por todos los que están enfermos para que puedan descubrir el sentido de sus enfermedades y cruces. Dales, oh Señor, esta gracia. Te pedimos ahora que quienes estén llenos de dolor Te busquen y Te encuentren en el gozo. Que quienes vivan en el odio, Te busquen y Te encuentren en el amor. Que quienes estén en la ‘muerte’, Te busquen y Te encuentren como la vida. Que quienes han perdido la esperanza, Te busquen y Te encuentren en la esperanza. Que quienes estén heridos, Te busquen y Te encuentren para pedirte que sanes sus heridas. Que todos los que están en conflicto, Te busquen como el Dios de la Paz para reconciliarse a través Tuyo. Oh Señor, por intercesión de nuestra Madre María, danos Tu paz, danos la gracia de que podamos abrirnos para recibirte tal como Tú te nos das a Ti mismo. Te damos gracias por Tu amor y bendícenos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. (Fr. Slavko Barbaric, Abril 28 de 1997)
Credo, Padre Nuestro, Ave María y Gloria.