El más pequeño de mis hijos…
Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oírse, entonces oyó que lo llamaban, de arriba del cerrillo, le decían: “JUANITO, JUAN DIEGUITO”.
1.- Juan Diego acogió la llamada del Señor
Hay un primer encuentro, el de la Fe. Es más que el conocimiento racional y más que una buena y sana costumbre, con la que estamos familiarizados o donde nos sabemos manejar y desenvolver…
Es un encuentro de confianza y abandono que surge por un parámetro superior al de la conveniencia o al de la indigencia ante un benefactor (que son lícitos parámetros).
En este caso, el encuentro de la Fe, de la convicción cordial y experiencia infusa, del amor Paternal y la respuesta del abandono confiado o entrega filial.
Dios viene a cada uno de nosotros y esperándonos está…
2.- Dió ejemplo (testimonio):
Juan Diego por eso, luego de recibir los sacramentos asistía a la Catequesis.
Lo importante también es el hecho de que Juan Diego inspiró la búsqueda de la santidad y de la perfección de vida, incluso en medio de los miembros de su propia familia, ya que su tío, como ya veíamos, al constatar como Juan Diego se había entregado muy bien al servicio de la Virgen María de Guadalupe y de Dios, quiso seguirlo, aunque Juan Diego le convino que era preferible que se quedara en su casa; y ahora tenemos también este ejemplo de Sor Gertrudis del Señor San José, descendiente de Juan Diego, quien ingresó a un monasterio, a consagrar su vida al servicio de Dios, buscando esa perfección de vida, buscando la Santidad.
Es un hecho que Juan Diego siempre edificó a los demás con su testimonio y su palabra; constantemente se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya “que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía”.
El indio Gabriel Xuárez, quien tenía entre 112 y 115 años cuando dio su testimonio en las Informaciones Jurídicas de 1666; declaró cómo Juan Diego era un verdadero intercesor de su pueblo, decía: “que la dicha Santa Imagen le dijo al dicho Juan Diego la parte y lugar, donde se le había de hacer la dicha Ermita que fue donde se le apareció, que la ha visto hecha y la vio empezar este testigo, como lleva dicho donde son muchos los hombres y mujeres que van a verla y visitarla como este testigo ha ido una y muchas veces a pedirle remedio, y del dicho indio Juan para que como su pueblo, interceda por él.” El anciano indio Gabriel Xuárez también señaló detalles importantes sobre la personalidad de Juan Diego y la gran confianza que le tenía el pueblo para que intercediera en sus necesidades: “el dicho Juan Diego, –decía Gabriel Xuárez– respecto de ser natural de él y del barrio de Tlayacac, era un Indio buen cristiano, temeroso de Dios, y de su conciencia, y que siempre le vieron vivir quieta y honestamente, sin dar nota, ni escándalo de su persona, que siempre le veían ocupado en ministerios del servicio de Dios Nuestro Señor, acudiendo muy puntualmente a la doctrina y divinos oficios, ejercitándose en ello muy ordinariamente porque a todos los Indios de aquel tiempo oía este testigo, decirles era varón santo, y que le llamaban el peregrino, porque siempre lo veían andar solo y solo se iba a la doctrina de la iglesia de Tlatelulco, y después que se le apareció al dicho Juan Diego la Virgen de Guadalupe, y dejó su pueblo, casas y tierras, dejándolas a su tío suyo, porque ya su mujer era muerta; se fue a vivir a una casa Juan Diego que se le hizo pegada a la dicha Ermita, y allá iban muy de ordinario los naturales de este dicho pueblo a verlo a dicho paraje y a pedirle intercediese con la Virgen Santísima les diese buenos temporales en sus milpas, porque en dicho tiempo todos lo tenían por Varón Santo.”
3.- La infancia Espiritual
Entre las dulces y luminosas enseñanzas del santo Evangelio, no hay ninguna tan suave y eficaz como la que nos manda que nos convirtamos y hagamos como niños.
No sólo se trata de un consejo de perfección, sino de un medio de salvación, enseñado por el mismo Jesucristo, en el santo Evangelio, y repetido por Él en diferentes ocasiones.
«En aquella hora se acercaron los discípulos a Jesús, y le hicieron esta pregunta: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?» Y Jesús, llamando a un niño, lo colocó en medio de ellos. Y dijo: «En verdad os digo que, si no os volvéis y hacéis semejantes a los niños, no entraréis en el reino de los cielos. Cualquiera, pues, que se humillare como este niño, éste será el mayor en el reino de los cielos. Y el que acogiere un niño tal, en nombre mío, a mi me acoge.» (San Mateo, capítulo XVIII, v. 1-5.)
«En verdad os digo, que quien no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» (san Lucas, cap.XVIII, v. 17.)
«Dejad en paz a los niños, y no les estorbéis de venir a mí; porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.» (San Mateo, cap. XIX, v. 14.)
La humildad es la base de hacerse y ser como niños, es la garantía del verdadero conocimiento y la fortaleza de la auténtica grandeza:
Pues el que se humillare hasta hacerse como un niño de estos, éste será el más grande en el reino de los cielos” (San Mateo 18, 1-4).
«El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.»
Filipenses, 2, 6-11
Del numeral 6 al 182 Del Nican Mopohua
Era sábado, muy de madrugada, venía en pos de Dios y de sus mandatos.
Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyac ya amanecía.
Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos; al cesar sus voces, como que les respondía el cerro, sobremanera suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al del coyoltototl y del tzinitzcan y al de otros pájaros finos.
Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura soy digno, soy merecedor de lo que oigo? ¿Quizá nomás lo estoy soñando?¿Quizá solamente lo veo como entre sueños? 10. ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso allá donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro sustento; acaso en la tierra celestial?
Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oírse, entonces oyó que lo llamaban, de arriba del cerrillo, le decían: “JUANITO, JUAN DIEGUITO”.
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¡Oh admirable humildad, oh pasmosa pobreza! El Rey de los ángeles, el Señor del cielo y de la tierra es reclinado en un pesebre. En el medio del espejo considera la humildad, al menos la dichosa pobreza, los innumerables trabajos y penalidades que sufrió por la redención del género humano. (Santa Clara de Asís)
Y cuando llegó a la cumbre del cerrillo, cuando lo vió una Doncella que allí estaba de pie, 15. lo llamó para que fuera cerca de Ella. 16. Y cuando llegó frente a Ella mucho admiró en qué manera sobre toda ponderación aventajaba su perfecta grandeza: su vestido relucía como el sol, como que reverberaba, 18. y la piedra, el risco en el que estaba de pie, como que lanzaba rayos; 19. el resplandor de Ella como preciosas piedras, como ajorca (todo lo más bello) parecía;
(Saber contemplar en la naturaleza la acción generosa del Creador. Por eso distinue cono la creación por distinción y exaltación, anuncia el misterio…)
En su presencia se postró. Escuchó su aliento, su palabra, que era extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien lo atraía y estimaba mucho.
Le dijo:-
«ESCUCHA , HIJO MIO EL MENOR, JUANITO. ¿A DONDE TE DIRIGES?”
Y él le contestó:
-”Mi Señora, Reina, Muchachita mía, allá llegaré, a tu casita de México Tlatilolco, a seguir las cosas de Dios que nos dan, que nos enseñan quienes son las imágenes de Nuestro Señor: nuestros Sacerdotes.”
La Reina del Tepeyac quería que Juan Diego no solo profesara su fe, sino que mostrara que antes de ver con los ojos físicos la Visión y aparición de su Santa y Virginal presencia, ya JUan Dieguito podía ver con los eojos de la Fe, la grandeza de lo que está detras de la apariencia, podía contmeplar la produndidad del misterio, la omnipotencia de Dios actuando en la fragilidad de lo humano, y hacer de obra humana el revestimiento de su verdadera presencia, de la Real presencia de laEucaristía, de su sacerdotal presencia en el presbítero, tu pascual presencia en la Iglesia…
Tal humildad lo constituye en Heraldo del Mensaje…
En seguida, con esto dialoga con él, le descubre su preciosa voluntad; 26. le dice:
La Madre se da a conocer como la Madre del único, verdadero y omnipotente Dios, que se hace pequeño. humano, indio, mestizo o viajero…
“SÁBELO, TEN POR CIERTO HIJO MIO EL MAS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA. MUCHO QUIERO, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA 27. EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: 28. LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: 29. PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, 30. TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, 31. Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MI CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MI, 32. PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR, PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES.
No lo dice para engrandecerse, sino para dar tranquilidad a Juan Diego, de que viene en nombre de el Dios que todo lo ha creado y a quien todo corazón noble, sencillo y justa ha bucado… Es el Dios único y verdadero que se compadece, que ama y que premia al bueno, levanta al caido y corre al desvalido.
No lo dice por que duda de las profundas convicciones de Juan Dieguito sino porque la Virgen le da el marco y la extensión del Mensaje que va más allá de un cristiano fervoroso como el pequeño hijo Dieguito, queriendo llegar a aquellos que no se niegan a acoger el don de la Fe y la llamado del Dios que todo lo ve…
Y PARA REALIZAR LO QUE PRETENDE MI COMPASIVA MIRADA MISERICORDIOSA,
Aquí la Madre muestra el sentido de su mensaje, la advertencia de su materna potencia misericordiosa…
ANDA AL PALACIO DEL OBISPO DE MÉXICO, Y LE DIRÁS COMO YO TE ENVÍO, PARA QUE LE DESCUBRAS COMO MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME PROVEA DE UNA CASA, ME ERIJA EN EL LLANO MI TEMPLO; TODO LE CONTARAS, CUANTO HAS VISTO Y ADMIRADO, Y LO QUE HAS OÍDO.
34. Y TEN POR SEGURO QUE MUCHO LO AGRADECERÉ Y LO PAGARÉ, 35. QUE POR ELLO TE ENRIQUECERÉ, TE GLORIFICARÉ; 36. Y MUCHO DE ALLÍ MERECERÁS CON QUE YO RETRIBUYA TU CANSANCIO, TU SERVICIO CON QUE VAS A SOLICITAR EL ASUNTO AL QUE TE ENVÍO.
Claro está que no es una imposición, pero tampoco un soborno… le describe lo que Ella ha vivido y proclamado:
«porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como había anunciado a nuestros padres – en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»» Lc. 1, 49-55
37. YA HAS OÍDO, HIJO MIO EL MENOR, MI ALIENTO, MI PALABRA; ANDA, HAZ LO QUE ESTE DE TU PARTE”.
Has oido mi aliento, mi palabra
Hijo Mío el Menor
Haz lo que esté de tu parte…
E inmediatamente en su presencia se postró; le dijo:
-”Señora mía, Niña, ya voy a realizar tu venerable aliento, tu venerable palabra; por ahora de Ti me aparto, yo, tu pobre indito”.
Y en cuanto la vio, ante Ella se postró, se arrojó por tierra, le dijo:
“Patroncita, Señora, Reina, Hija mía la más pequeña, mi Muchachita, ya fui a donde me mandaste a cumplir tu amable aliento, tu amable palabra; aunque difícilmente entré a donde es el lugar del Gobernante Sacerdote, lo vi, ante él expuse tu aliento, tu palabra, como me lo mandaste. 51. Me recibió amablemente y lo escuchó perfectamente pero, por lo que me respondió, como que no lo entendió, no lo tiene por cierto. 52. Me dijo: “Otra vez vendrás; aun con calma te escucharé, bien aun desde el principio veré por lo que has venido, tu deseo, tu voluntad.”
Bien en ello miré, según me respondió, que piensa que tu casa que quieres que te hagan aquí, tal vez yo nada más lo invento, o que tal vez no es de tus labios; 54. mucho te suplico, Señora mía, Reina, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra para que le crean. 55. Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi detenerme allá a donde me envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora, Niña; 56. por favor dispénsame: afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tu disgusto, Señora Dueña mía”.
«…Patroncita, Señora, Reina, Hija mía la más pequeña, mi Muchachita, ya fui a donde me mandaste a cumplir tu amable aliento, tu amable palabra…»
«…mucho te suplico, Señora mía, Reina, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra para que le crean. 55. Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi detenerme allá a donde me envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora, Niña…»
Le respondió la Perfecta Virgen, digna de honra y veneración:
“ESCUCHA, EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS, TEN POR CIERTO QUE NO SON ESCASOS MIS SERVIDORES, MIS MENSAJEROS, A QUIENES ENCARGUE QUE LLEVEN MI ALIENTO, MI PALABRA, PARA QUE EFECTÚEN MI VOLUNTAD; 59. PERO ES MUY NECESARIO QUE TU, PERSONALMENTE VAYAS, RUEGUES,QUE POR TU INTERCESIÓN SE REALICE, SE LLEVE A EFECTO MI QUERER, MI VOLUNTAD.
Y MUCHO TE RUEGO, HIJO MIO EL MENOR, Y CON RIGOR TE MANDO, QUE OTRA VEZ VAYAS MAÑANA A VER AL OBISPO. 61. Y DE MI PARTE HAZLE SABER, HAZLE OIR MI QUERER, MI VOLUNTAD, PARA QUE REALICE, HAGA MI TEMPLO QUE LE PIDO. 62. Y BIEN, DE NUEVO DILE DE QUE MODO YO, PERSONALMENTE, LA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, YO, QUE SOY LA MADRE DE DIOS, TE MANDO”
…TEN POR CIERTO QUE NO SON ESCASOS MIS SERVIDORES, MIS MENSAJEROS, A QUIENES ENCARGUE QUE LLEVEN MI ALIENTO, MI PALABRA, PARA QUE EFECTÚEN MI VOLUNTAD…
PERO ES MUY NECESARIO QUE TU, PERSONALMENTE VAYAS, RUEGUES,QUE POR TU INTERCESIÓN SE REALICE, SE LLEVE A EFECTO MI QUERER, MI VOLUNTAD»
Juan Diego, por su parte,le respondió, le dijo:
-”Señora mía, Reina, Muchachita mía, que no angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de ninguna manera lo dejaré de hacer, ni estimo por molesto el camino. 64. Iré a poner en obra tu voluntad, pero tal vez no seré oído, y si fuere oído quizás no seré creído. 65. Mañana en la tarde, cuando se meta el sol, vendré a devolver a tu palabra, a tu aliento, lo que me responda el Gobernante Sacerdote. 66. Ya me despido de Ti respetuosamente, Hija mía la más pequeña, Jovencita, Señora, Niña mía, descansa otro poquito”.
-”Señora mía, Reina, Muchachita mía, que no angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de ninguna manera lo dejaré de hacer, ni estimo por molesto el camino…
Entre tanto, Juan Diego estaba con la Santísima Virgen, diciéndole la respuesta que traía del Señor Obispo; 89. la que, oída por la Señora, le dijo:
“BIEN ESTA, HIJITO MIO, VOLVERÁS AQUÍ MAÑANA PARA QUE LLEVES AL OBISPO LA SEÑAL QUE TE HA PEDIDO; 91. CON ESO TE CREERÁ Y ACERCA DE ESTO YA NO DUDARÁ NI DE TI SOSPECHARÁ; 92. Y SÁBETE, HIJITO MIO, QUE YO TE PAGARÉ TU CUIDADO Y EL TRABAJO Y CANSANCIO QUE POR MI HAS IMPENDIDO; 93. EA, VETE AHORA; QUE MAÑANA AQUÍ TE AGUARDO”.
***
Ante la solicitud de emergencia de su tío, que no pide remedio del cuerpo, que no había, sino del alma, siendo la voluntad del Señor y tambien la de su Madre y nuestra, que «todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Timoteo 2, 4), para no ser obstáculo de los planes de María, teniendo como urgencia el auxilio pedido por su tío, que por ser una necesidad espiritual, no la podía postergar, pero permisión fue de Dios, que así se confirmara la recta intención de Juan Diego, y la grandeza y poder del Corazón Materno de María:
Ella le vino a salir al encuentro a un lado del cerro, le vino a atajar los pasos; le dijo:
“¿QUE PASA, EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS? ¿A DONDE VAS, A DONDE TE DIRIGES?”
Y él, ¿tal vez un poco se apenó, o quizá se avergonzó? ¿o tal vez de ello se espantó, se puso temeroso? En su presencia se postró, la saludó, le dijo:
“Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojalá que estés contenta; ¿cómo amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado cuerpecito, Señora mía, Niña mía? 111. Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío mío. 112. Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a morir de ella. 113. Y ahora iré de prisa a tu casita de México, a llamar a alguno de los amados de Nuestro Señor, de nuestros Sacerdotes, para que vaya a confesarlo y a prepararlo, 114. porque en realidad para ello nacimos,los que vinimos a esperar el trabajo de nuestra muerte. 115. Mas, si voy a llevarlo a efecto, luego aquí otra vez volveré para ir a llevar tu aliento, tu palabra, Señora, Jovencita mía. Te ruego me perdones, tenme todavía un poco de paciencia, porque con ello no te engaño, Hija mía la menor, Niña mía, mañana sin falta vendré a toda prisa”.
En cuanto oyó las razones de Juan Diego, le respondió la Piadosa Perfecta Virgen:
“ESCUCHA, PONLO EN TU CORAZÓN, HIJO MIO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTO”, LO QUE TE AFLIGIÓ; QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. 119. ¿NO ESTOY AQUÍ YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTAS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; QUE NO TE APRIETE CON PENA LA ENFERMEDAD DE TU TÍO, PORQUE DE ELLA NO MORIRÁ POR AHORA. TEN POR CIERTO QUE YA ESTÁ BUENO”.
Y la Reina Celestial luego le mandó que subiera a la cumbre del cerrillo, en donde antes la veía; Le dijo:
-”SUBE, HIJO MIO EL MENOR, A LA CUMBRE DEL CERRILLO, A DONDE ME VISTE Y TE DI ÓRDENES; 126. ALLÍ VERÁS QUE HAY VARIADAS FLORES: CÓRTALAS, REÚNELAS, PONLAS TODAS JUNTAS; LUEGO BAJA AQUÍ; TRÁELAS AQUÍ, A MI PRESENCIA”.
Y en seguida vino a bajar, vino a traerle a la Niña Celestial las diferentes flores que había ido a cortar, 135. y cuando las vió, con sus venerables manos las tomó; 136. luego otra vez se las vino a poner todas juntas en el hueco de su ayate, le dijo:
“MI HIJITO MENOR, ESTAS DIVERSAS FLORES SON LA PRUEBA, LA SEÑAL QUE LLEVARAS AL OBISPO; 138. DE MI PARTE LE DIRÁS QUE VEA EN ELLAS MI DESEO, Y QUE POR ELLO REALICE MI QUERER, MI VOLUNTAD.
Y TÚ…, TÚ QUE ERES MI MENSAJERO…, EN TI ABSOLUTAMENTE SE DEPOSITA LA CONFIANZA; 140. Y MUCHO TE MANDO CON RIGOR QUE NADA MAS A SOLAS, EN LA PRESENCIA DEL OBISPO EXTIENDAS TU AYATE, Y LE ENSEÑES LO QUE LLEVAS. 141. Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE DIRÁS QUE TE MANDE QUE SUBIERAS A LA CUMBRE DEL CERRITO A CORTAR FLORES, Y CADA COSA QUE VISTE Y ADMIRASTE, 142. PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE, PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE ESTÁ DE SU PARTE PARA QUE SE HAGA, SE LEVANTE MI TEMPLO QUE LE HE PEDIDO”.
Y así como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas,183. luego allí se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada Imagen de la Perfecta Virgen…