
El Padre Jozo y la Reina de la Paz
Comienzan las apariciones en la Parroquia
Por Eduardo Márquez
Pasan los primeros días y todas las personas van a la Colina de las Apariciones (Podbrdo) pero –como lo comprueba el párroco con tristeza y desconcierto- la iglesia está desierta. El Padre Jozo trata – entonces- de llevar a la gente hacia la iglesia, la única de esa parroquia franciscana, dedicada a Santiago Apóstol. Él quiere que la gente participe del Rosario y de la Celebración Eucarística. Allí van también los chicos, quienes suelen guiar el Rosario. Lo hacen como la misma Virgen les había enseñado; orando lentamente y meditando los misterios.
Pero, el que las apariciones continuasen en la iglesia, es también deseo de la Santísima Virgen. Por otra parte se ve que la decisión de las autoridades de prohibir el acceso a la colina es providencial. Todo converge hacia un mismo fin, que la Virgen María, Madre de la Iglesia, visitara a su pueblo en el templo consagrado por la presencia de su Hijo en el tabernáculo. En el seno de la Iglesia el alcance, la fuerza de la aparición, sería mayor y más profundo.
Es así que a tan sólo 8 días de la primera aparición, el Padre Jozo va a celebrar la Misa a las 6 de la tarde. La misma es precedida por la oración del Rosario.
Dirá el Padre Jozo que es tanta la gente dentro de la iglesia que él no puede extender los brazos al decir «El Señor sea con vosotros». Pero el Padre siente que lo mejor que puede hacer, por toda aquella gente que está acudiendo a Medugorje para tener una experiencia cercana de la Virgen y de Dios, es el de, precisamente, ofrecerles esa Misa. (Es necesario recordar que hasta esos momentos el sacerdote desconfía acerca de la veracidad de las apariciones).
En la homilía le pide a todos que ayunen y oren a Dios por lo que está sucediendo en la parroquia. Todos responden afirmativamente y hasta con vehemencia.
Es entonces que ocurre lo que habrá de cambiar la vida del sacerdote e influenciar enormemente los futuros acontecimientos. Es la experiencia transformante del encuentro de lo divino lo que esa tarde se pone de manifiesto. Ella, la Virgen, ¡se muestra en el medio del templo, repleto de fieles!
La gente nota que algo le está ocurriendo al Padre al verlo que, emocionado, interrumpe la oración y canta «Lijepa, si lijepa, Djevo Marijo!»(Bella eres tú, ¡oh, María!). Es que el Padre Jozo está viendo a la Virgen. Esa experiencia dura unos 40 minutos. Otras varias personas confirman haberla también visto.
Se sabe que – desde aquel entonces hasta la actualidad- P. Jozo es visitado por la Gospa, y también por el Señor. Aún cuando él no quiera hablar de ello, Padre Jozo es el séptimo vidente de Medjugorje. Él, quien no sólo era escéptico sino hasta contrario a las apariciones, se convierte, desde entonces, en su mayor defensor. Hasta el punto de sufrir torturas y un año y medio de prisión por causa de ellas. Contrariamente, el Obispo, Mons. Zanic, que al inicio era muy favorable a Medjugorje luego se opone.
Es también desde aquella aparición de la Virgen en la iglesia que, invariablemente, se despide diciendo «Gracias por haber respondido a mi llamado».
Desde el 15 de enero de 1982 la Gospa acepta, bajo sugerencia del mismo párroco, aparecerse regularmente en la iglesia. Lo irá haciendo, a través del tiempo, en diferentes lugares, en la canónica, en el coro, y desde abril del 85 por pedido del Obispo en una pequeña cámara anexa al templo. Durante la guerra la Santísima Virgen solía aparecerse en los sótanos. Últimamente aparece en las casas de los videntes.
Por Eduardo Márquez