Escucha, Israel. Viernes III de Cuaresma

Escucha, Israel. Viernes III de Cuaresma

27 de marzo de 2025 0 Por Padre Patricio

Yo les doy gracias también porque su respuesta es la de servir a Dios y a la paz.


  • Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


+Santo Evangelio

Evangelio según San Lucas 4, 24-30. 

Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 

Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. 

Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. 

También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio». 

Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. 

Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. 


 + Meditación

San Francisco de Sales
«Hay ciertos amores que parecen extremamente grandes y perfectos a los ojos de las creaturas, pero que ante Dios se encontrarán pequeños y sin valor. La razón es que esas amistades no están fundadas en la verdadera caridad, que es hacia Dios, pero solamente en ciertos acuerdos e inclinaciones naturales.
Por el contrario, hay otras que parecen extremamente pobres y vacías a los ojos del mundo pero que ante Dios se encontrarán plenas y excelentes porque se han hecho por Dios y en Dios, sin mezclar nuestro propio interés. Los actos de caridad que hacemos de esta manera hacia aquellos que amamos son mil veces más perfectos, en la medida que todo es puramente para Dios, pero los favores y otras ayudas que hacemos a aquellos que amamos por inclinación son menores en mérito, a causa de la gran complacencia y satisfacción que obtenemos al hacerlos, y que, ordinariamente, los hacemos más por ese movimiento que por el amor de Dios.
Hay todavía otra razón que hace que las primeras amistades de las cuales hemos hablado sean mínimas ante las ultimas: es que no duran, porque la causa es tan frágil, que desde que llega alguna dificultad, se enfrían y alteran, lo que no ocurre a aquellas que reposan solamente en Dios, porque su causa es sólida y permanente.
Los signos de amistad que hacemos contra nuestra propia inclinación hacia las personas contra las cuales sentimos antipatía, son mejores y más agradables a Dios que aquellos que hacemos por afecto sensible. Esto no debe llamarnos a la duplicidad o al disimulo, ya que si tengo un sentimiento contrario éste se encuentra solamente en la parte inferior, y los actos que hago, los hago con la fuerza de la razón, que es la parte principal de mi alma.
Es así que aquellos que no tienen nada de amable son felices, pues el amor que se les expresa es excelente, porque está en Dios.


+ Mensaje

“¡Queridos hijos! Hoy, como nunca antes, Yo los invito a la oración. Su oración debe ser una oración por la paz. Satanás es fuerte y desea no solamente destruir la vida humana, sino también la naturaleza y el planeta que ustedes habitan. Por eso, queridos hijos, oren, para que por medio de la oración ustedes sean protegidos con la bendición de la paz de Dios. Dios me envió a ustedes para que Yo los ayude. Si lo desean, tomen el Rosario. El Rosario por sí solo puede hacer milagros en el mundo y en sus vidas. Yo los bendigo y me quedaré con ustedes tanto tiempo como sea la Voluntad de Dios. Gracias porque ustedes no van a traicionar mi presencia aquí. Yo les doy gracias también porque su respuesta es la de servir a Dios y a la paz. Gracias por haber respondido a mi llamado! ” (Mensaje, 25 de enero de 1991)


+ Coloquio

Dios, Padre nuestro, en nombre de Tu Hijo Jesús, junto con María, Tu humilde sierva, la Reina de la Paz, queremos darte gracias por el amor que nos tienes. Queremos, sin embargo, pedirte ahora que el Espíritu Santo ilumine nuestro corazón, a fin de que podamos responder al llamado de María Santísima a la oración y que, en la oración, podamos abrirnos a Ti. Danos la gracia de poder reconocer de manera especial Tu amor por nosotros a través de las apariciones de María. Que a lo largo de toda nuestra vida podamos responder a Tu amor por nosotros. (Fr. Slavko Barbaric, 29 de Enero 1999)


  • Comunión Espiritual

 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)


+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque

  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.