Cuando un Joven Sacerdote escribió al Santo Padre antes de fallecer

Cuando un Joven Sacerdote escribió al Santo Padre antes de fallecer

1 de diciembre de 2024 0 Por Gospa Chile

Don Fabrizio De Michino, un joven sacerdote napolitano que falleció a los 31 años de edad, escribió una carta al Papa antes de morir, la cual queremos compartir contigo.


Un joven sacerdote conmueve en estos días a las redes sociales con la carta que dirigió al Papa Francisco antes de morir el pasado 1 de enero, solemnidad de María Madre de Dios, a causa de un tumor que hizo metástasis en el hígado y en el bazo. Quienes lo conocen afirma que el presbítero enfrentó siempre con alegría el sufrimiento, que ofrecía siempre por la Iglesia y el Santo Padre.

Según informa Aleteia, el Padre Fabrizio de Michino nació en Nápoles el 8 de septiembre de 1982. Casi tres mil personas se reunieron en Ponticelli para despedirlo en la Basílica de Nuestra Señora de la Nieve, donde era vice-párroco a sus 31 años.

El sacerdote falleció en su casa en donde siempre se le vio con «una sonrisa y una palabra de consuelo para los parientes y amigos que estuvieron a su lado hasta el último suspiro».


A Su Santidad el Papa Francisco

Santo Padre,
En mis oraciones diarias a Dios, sigo orando por Ella y el ministerio que el Señor mismo le ha confiado, para que siempre le dé fuerza y alegría para seguir difundiendo las buenas noticias del Evangelio.
Mi nombre es Fabrizio De Michino y soy un joven sacerdote de la Diócesis de Nápoles. Sirvo en una parroquia en Ponticelli, que se encuentra en los suburbios orientales de Nápoles.

Ponticelli es un barrio degradado con mucha delincuencia y pobreza, pero cada día realmente descubro la belleza de ver lo que el Señor está haciendo en estas personas que confían en Dios y en la Virgen María.
Desafortunadamente han pasado tres años que he estado luchando contra una enfermedad rara: un tumor justo dentro del corazón y durante unos meses también nueve metástasis en el hígado y el bazo. En estos años no son fáciles, sin embargo, nunca he perdido la alegría de ser un anunciador de gospel. Incluso cuando estoy cansado siento realmente esta fuerza que no viene de mí sino de Dios que me permite llevar a cabo mi ministerio con sencillez.


Dando gracias a Dios mi familia y mis amigos sacerdotes me ayudan y apoyan especialmente cuando hago diversas terapias, compartiendo conmigo los diversos momentos de sufrimiento inevitable. Hasta los doctores me ayudan mucho y hacen todo lo posible para encontrar las terapias adecuadas para darme.

Santo Padre,
Le pido, en sus oraciones, que me incluya. A menudo, es verdad, no le pido a Dios por mi sanación, pero le pido la fuerza y la alegría para seguir siendo un verdadero testigo de su amor y sacerdocio según su propio corazón.
Cierto de sus oraciones paternales, lo saludo devotamente.

Don Fabrizio De Michino