La Santísima Virgen y el Adviento

La Santísima Virgen y el Adviento

11 de diciembre de 2024 0 Por Gospa Chile

En los últimos días del Adviento la Virgen aparece como la creyente que espera la llegada del Mesías, en Ella encontramos cumplidos los anhelos y deseos de todos los justos y santos del Antiguo Testamento que esperaban con gozo la venida del Salvador. 


 El tiempo de Adviento en el que nos encontramos nos pone a la Virgen como intercesora y como modelo. Con la Iglesia podemos decir que es el tiempo propiamente Mariano y viene muy bien por lo tanto en pleno Adviento la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. En esta fiesta de la Virgen vemos a Nuestra Señora aplastando la cabeza de la serpiente. Ella, por un privilegio muy especial, ha sido preservada del pecado original heredado de nuestros primeros padres en el Paraíso, Adán y Eva, con el que todos nacemos y que se nos borra con el Bautismo, aunque no las consecuencias que es la concupiscencia y que en palabras del Apóstol San Pablo podríamos decir que «hago el mal que no quiero hacer y el bien que quiero hacer tanto me cuesta». Y esta realidad tan trágica todos la experimentamos.

El Adviento nos pone a la Virgen como modelo: «La Virgen esperó con inefable amor de madre» (prefacio II de Adviento). Sobre todo en los últimos días del Adviento la Virgen aparece como la creyente que espera la llegada del Mesías, en Ella encontramos cumplidos los anhelos y deseos de todos los justos y santos del Antiguo Testamento que esperaban con gozo la venida del Salvador.

Es por tanto el papel de la Virgen en la «Historia de la Salvación» muy esencial, no accidental como dicen los protestantes, sino esencial como afirma la Iglesia Católica.

Y vemos esto ya desde las primeras páginas del Génesis, el capítulo III donde se nos narra la historia terrible del pecado original, allí vemos como Dios, una vez que Adán y Eva han pecado no nos abandona a nuestra propia suerte, sino que al momento nos promete un Salvador, cuando dice a la serpiente (al Diablo): «Pongo perpetua enemistad entre ti y la Mujer (la Virgen), entre tu linaje y el suyo, Ella (la Virgen) te aplastará la cabeza, mientras que tú no la dañaras en el talón». Este texto fundamental es lo que los Santos Padres de la Iglesia han llamado el protoevangelio, porque allí Dios ya nos presenta su plan salvador y en este plan la Virgen ocupa un papel esencial y principal.

Al respecto podemos recordar las Apariciones de la Medalla Milagrosa o de Guadalupe de México donde la Virgen aparece «aplastando la cabeza de la serpiente», una imagen muy Bíblica.

 LA VIRGEN ES MEDIANERA UNIVERSAL DE TODAS LAS GRACIAS.

Todo el Antiguo Testamento está lleno de imágenes y figuras que son representaciones de la Santísima Virgen:

– El pozo de Jacob
– La Zarza que arde sin consumirse en el Sinaí
– La vara de Moisés
– El Arca de la Alianza
– La Torre de David

Las Santas mujeres del Antiguo Testamento también son representaciones de la Virgen, destacándose en cada una de ellas algún aspecto de la intercesión de María para con el Pueblo de Dios:

– Sara
– Judit
– Rhut
– Rebeca
– Esther
– Abigail

Todo el Antiguo Testamento va preparando al Nuevo en imágenes, figuras y representaciones, sobre todo los datos esenciales. Como María es esencial en la Nueva Economía de la Salvación que nos trae Nuestro Señor Jesucristo, su presencia espiritual en el Antiguo Testamento es latente.

Por eso tengo que afirmar que los protestantes cuando se acercan a las Sagradas Escrituras, como dirá San Pablo de los Judíos, «hasta hoy tienen una venda que les impide comprender el sentido de la Escritura Sagrada». Se nota que falta en ellos la inspiración del Espíritu Santo, inspiración que tiene la Iglesia Católica y que han vivido los Santos, por eso los Santos Padres de la Iglesia cuando nos hablan de estas representaciones del Antiguo Testamento de María, es un gozo y una delicia el leerlos.

Pero vamos al Nuevo Testamento. Podemos empezar con la Encarnación. Si analizamos, oramos y reflexionamos sobre el texto de San Lucas donde aparece lo que sería la vocación de la Santísima Virgen en el anuncio del Arcángel San Gabriel, vemos como el Fiat, el Sí de María ha sido la causa de la Encarnación del Señor. Nunca estuvo tan pendiente el plan de Dios, y el plan más esencial, del consentimiento de un ser humano, que en este momento, por eso es algo impresionante. María Santísima aparece como la Virgen que le dice Sí a Dios y para todos nosotros este episodio Sagrado tiene que ser un referente constante. En este pasaje lucano como en ningún otro sitio aparece la Corredención de María.

El Evangelio en otras ocasiones nos hablará de María; cuando van los pastores y los Magos para adorar al Niño Dios se nos dirá: «lo encontraron con María su madre» o «María su Madre lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre». Esto no aparece porque sí, nada en la Sagrada Escritura aparece porque sí, tiene una clara finalidad, destacar el papel principal y esencial de María.

En dos ocasiones nos dirá San Lucas que «María guardaba todo esto y lo meditaba en su Corazón». Aquí va apareciendo lo que hoy Dios, sobre todo por medio de las apariciones de Fátima, ha querido destacar en la Iglesia: la devoción al Inmaculado Corazón de María. El Ángel de Fátima dice a los pastorcitos: «Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María». Y la Virgen dirá a los pastorcitos: «Los que difundan la devoción a mi Corazón Inmaculado serán como flores puestas por mí, para adornar el Trono de Dios» (¡Qué imagen más bonita¡)

En otros lugares y muy importantes se nos dirá que María -siempre acompañada de «su titulo»: su Madre-, estaba junto a Jesús.

Pero es sobre todo el Evangelista San Juan, -el que descansó en el pecho del Maestro y escucho como ninguno los latidos de su Divino Corazón-, el que nos pone a la Virgen al principio del Evangelio, en Caná de Galilea, y nos presenta a la Virgen haciendo algo que hasta ahora ningún humano había conseguido: ADELANTANDO LA HORA DE DIOS. Jesús dice: «Mujer todavía no ha llegado mi hora…» Y al poco tiempo la Virgen indica: «Haced lo que El os diga…» Y Cristo por indicación de su Madre hizo su primer milagro.

Tiene una clara finalidad el que San Juan empieza a narrar la vida pública de Cristo con la Virgen y termina con la Virgen, cuando en la Cruz nos dice: «Junto a la Cruz estaba su Madre… Y en esas últimas palabras, cuando el Señor dice a San Juan: «He ahí a tu Madre», nos convertimos todos -en la persona de San Juan- en sus hijos. Y luego dice a la Virgen: «He ahí a tus hijos y Ella, se convirtió en Nuestra Madre.

San Justino dirá que en un árbol nacimos para el pecado y la muerte (el del Paraíso), en otro árbol hemos nacido para la vida: el árbol de la Cruz. Por Eva nos vinieron las desgracias, por la Virgen nos viene la vida. Aquí está recordando lo que dice San Pablo en la carta a los Romanos: «Por un hombre (Adán) entró en el pecado en el mundo y con el pecado la muerte, por otro hombre (Cristo) ha venido la salvación y la Vida».

El mismo San Pablo en la carta a los Gálatas dice algo fundamental cuando indica: «Al cumplirse la plenitud de los tiempos envió Dios a su hijo nacido de Mujer…»

Y otro dato curioso a tener en cuenta nos lo pone el Apocalipsis cuando nos presenta a la Mujer coronada de estrellas que vence al Diablo (representación de la Virgen). No es casualidad que el primer libro de la Biblia (Génesis) y el último libro de la Biblia (Apocalipsis), hablen de la Virgen y de la misma manera: aplastando la cabeza de la serpiente.

Ésto es, a grandes rasgos sobre la Escritura Santa, pero podíamos hablar de la Historia de la Iglesia y ver como la Virgen no se ha desentendido de nosotros, desde su Asunción a los Cielos intercede por el pueblo peregrino. La Virgen ha acudido en momentos claves de la historia del pueblo de Dios, sobre todo cuando ha existido grave peligro para la fe y los pastores han inculcado mucho la devoción a la Virgen, podemos recordar bondades muy especiales de Nuestra Señora: El Pilar de Zaragoza, Guadalupe de México… Y sobre todo en el siglo XIX las apariciones que han preparado lo que podía ser una «Era Mariana» en palabras de San Juan Bosco. Este Santo nos habla del papel fundamental que Dios ha asignado a la Virgen en momentos muy difíciles para la Iglesia, momentos que se pueden identificar con los que estamos viviendo, pero también momentos de muchos santos. Podemos recordar las apariciones de la Medalla Milagrosa, Lourdes… y sobre todo en el siglo XX:  Fátima y Medjugorje.

En el Adviento también recordamos a San Juan Bautista como el precursor que mostró al Señor Jesucristo como el Mesías, el Papa Juan Pablo II en Fátima ha comparado la voz del Bautista con la de la Virgen  que llama a mostrar los caminos del Señor a nuestro mundo, que actualmente experimenta una angustia y ansiedad como nunca ante la fuerza que ha adquirido el pecado, y a la vuelta a Dios contrita y humilde mediante una buena penitencia.

Por todo esto y mucho más podemos afirmar sin dudas el papel esencial y capital de la Virgen en la Historia de la Salvación, su Mediación Universal y el papel de su Inmaculado Corazón y su misión  ante el Mediador que es JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR EL UNICO SALVADOR DEL MUNDO AYER, HOY Y SIEMPRE.


Fuente:  Catholic.net.

P. Andrés García Torres
Vicario Coadjutor
Parroquia Asunción de Nuestra Señora
Navalcarnero – España