«Mi vida cambió en Medjugorje» Tullio De Piscopo

«Mi vida cambió en Medjugorje» Tullio De Piscopo

23 de enero de 2025 0 Por Gospa Chile

El baterista Tullio De Piscopo: «He estado en Medjugorje, hoy no digo blasfemias»

Aquí está su testimonio.


Fue en los años ’70 cuando De Piscopo hizo el gran salto. Después de trasladarse a Turín y posteriormente a Milán, comenzó a colaborar con importantes artistas italianos e internacionales, desde Lucio Battisti hasta Chet Baker, desde Pino Daniele hasta Max Roach. Su versatilidad y su técnica impecable lo han convertido en uno de los bateristas más solicitados y respetados del panorama musical. El 4 de junio de 2023, con motivo de la fiesta organizada en el Estadio Maradona de Nápoles por la victoria del scudetto obtenida por el equipo napolitano, fue invitado junto con James Senese y muchos otros al evento transmitido por Rai 2 en horario estelar.

Tullio De Piscopo siempre ha sido muy reservado respecto a su vida privada. Se sabe sin embargo que está casado con Dina, con quien ha tenido dos hijas, Giusy y Michela. A pesar de la fama y el éxito, siempre ha preferido mantener un perfil bajo en lo que respecta a su vida fuera de la música.

«Tuve miedo de morir, había decidido ir a Suiza para la eutanasia. Luego pensé que no estaba listo, quería ver crecer a mis nietos y poco a poco empecé a luchar. Pino Daniele me regaló un rosario y me dijo verás que te ayudará. No te desesperes. Estoy muy unido a él porque con esa visita en el hospital me salvó, junto con la música y mis nietos».

Pero el drama más grande de su vida, dijo De Piscopo, fue la pérdida de su hermano mayor: «El dolor más grande fue la muerte de Romeo, mi hermano mayor. Era el 27 de agosto de 1957, llegué a casa y mi hermano se preparaba para ir a tocar. Salió y no volvió, se desplomó sobre la batería, no se entendió qué pasó y no hicimos la autopsia. Todo lo que he hecho en mi vida lo hice por él, pero él lo habría hecho mejor. Pienso en él todos los días».

Fue en el 2012: «Estaba recorriendo la Campania, así que fui a Salerno a ver a un amigo médico. Me visita: lo veo cambiando su expresión y se pone serio: me receta una serie de análisis, mientras intentaba desdramatizar. Estoy empezando a tener dudas. Regresé de Nápoles a Milán para un concierto, me someto a nuevas pruebas y de Tac sale que tengo un tumor maligno, uno de los peores. A Tullio le dan seis meses de vida pero el mal, en vez de alejarse de Dios como alguien quisiera, deja a un lado lo superfluo y le hace pensar en la vida real. «Fue en esos momentos que pensé fuertemente en la Madre que diseñó este diseño para hacerme consciente del valor del tiempo, de la existencia. Cuando estamos de gira los meses pasan volando, los años pasan rápido y ni siquiera te das cuenta. Del mal, Dios, siempre trae un bien mayor, si encuentra cooperación en la libertad humana.

En el libro editado por Ares «Mi vida ha cambiado en Medjugorje», el autor Gerolamo Fazzini relata la entrevista que realizó a De Piscopo: «durante los noventa» explicó, «uno de mis colaboradores me había hablado de Medjugorje. Siempre he sido un creyente, aunque «a mi manera». Una fe por tradición, entonces, no vivida conscientemente.

En 2013 De Piscopo fue a Medjugorje, regresando otros dos años después. «En Medjugorje siempre estás en oración: aunque no hagas la señal de la cruz y no digas ‘Ave María’, estás como ‘envuelto’ por la oración de muchos. Cuando me paro frente a la Sagrada Hostia hoy me siento limpio. Pero la verdad es que nunca estamos completamente limpios”, explicó el famoso músico. «Estoy más tranquilo en mi corazón y en mi cabeza. Solía ser un gran Swisher. Jurar el nombre de Dios en vano es lo peor, pero lamentablemente los que van con los cojos aprenden a ser cojos y me encontré inmerso en un ambiente donde jurar era «fácil». Ha pasado un tiempo, pero ya no juro. Dice que también invitó a Pino Daniele a Medjugorje, «Estoy seguro de que él también habría venido si la muerte no se lo hubiera llevado antes».

El famoso baterista es un ejemplo de los muchos frutos espirituales de Medjugorje de los que hablamos hace algún tiempo, la única certeza con respecto a este enigmático fenómeno, del que la Iglesia aún no ha hablado. Otro ejemplo es el joven ingeniero Nicolò Manduci, que pasó de una resaca nocturna en Londres y de la indiferencia hacia Dios a dar testimonio a otros jóvenes sobre la necesidad de luchar contra las drogas. En Medjugorje aprendió el valor de los sacramentos.


Fuente: papaboys org