Novena a la Inmaculada Concepción (8)
Novena a la Inmaculada Concepción (8)
«Reina concebida sin pecado original»
NOVENA EN HONOR DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA DÍA OCTAVO – 6 DE DICIEMBRE
Mensaje, 1 de agosto de 1985
“¡Queridos hijos! Les quiero decir que Yo he escogido esta parroquia y que la guardo en mis manos, como una pequea flor que no desea morir. Los invito a abandonarse a Mí para que Yo pueda ofrecerlos a Dios limpios y sin pecado. Satanás se ha apoderado de una parte de mi plan y quiere hacerlo suyo. Oren para que esto no suceda, ya que Yo los quiero para Mí para poder ofrecerlos a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Pésame, Señor, de todo corazón de haberos ofendido por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, y propongo firmemente la enmienda. Amén
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Señora, Emperatriz de los Cielos y tierra, Estrella refulgente del mar, que fija en los candores de vuestra Inmaculada pureza diriges los errados navegantes, hijos de Adán. Yo el más indigno de todos ellos, me postro ante tu Sagrada Imagen, venerándote en el primer instante de tu Purísima Concepción, desde el cual fuiste escogida para Madre de Dios y Virgen Purísima, y te suplico en esta novena, que consagro a tus aras, que te dignes de ser mi Madre, pues lo eres de todos los miserables hijos de Adán; y me alcances del trono de la Beatísima Trinidad pureza de intención y conformidad con su santísima voluntad, para que por vuestra santísima intercesión sean mis súplicas oídas de su piedad; y en especial, Señora, se digne concederme el remedio de esta especial necesidad que os manifiesta mi corazón, lo que con gran confianza espero de vuestras piedades para que, una vez conseguida, te rinda en esta vida las gracias, hasta que logre congratularte en la gloria eternamente. Amén.
MEDITACIÓN: «Reina concebida sin pecado original» (Invocación añadida por Pío IX a la Letanía Lauretana).
Esta ciudad mística de María Santísima, dice el Evangelista, «tenía un alto y grande muro». Contemplad, almas. cómo son altísimos los misterios que en esta mística Ciudad, María Santísima, están encerrados, y para conocer algunos, consideremos cómo cuando en el primer instante de su Concepción se le manifestó la Divinidad en aquel modo (que queda dicho en el día sexto de la Novena), entonces la Beatísima Trinidad, como renovando los antiguos Decretos de engrandecerla, hizo un acuerdo, y como contrato con esta Señora (aunque no se lo dio a conocer por entonces), pero fue como confiriéndolo entre sí las tres Divinas Personas, y fue en esta forma: «A la dignidad que damos a esta pura criatura de Esposa nuestra, y Madre del Verbo que ha de nacer de ella, es consiguiente y debido constituirla Reina y Señora de todo lo creado, y sobre los dones y riquezas de nuestra Divinidad que para sí misma la dotamos y concedemos, es conveniente darle autoridad para que tenga mano en los tesoros de nuestras misericordias infinitas, para que de ellos pueda distribuir y comunicar a su voluntad las gracias y favores necesarios a los mortales, señaladamente a los que como hijos y devotos suyos la invocaren, y que pueda enriquecer a los pobres, remediar a los pecadores, engrandecer a los justos, y ser universal amparo de todos. Y para que todas las criaturas la reconozcan por su Reina, Superiora y depositaria de nuestros bienes infinitos con facultad de poderlos dispensar, le entregaremos las llaves de nuestro pecho y voluntad, y será en todo la Ejecutora de nuestro beneplácito con las criaturas. Darémosle a más de esto, el dominio y potestad sobre el dragón, nuestro enemigo, y todos sus aliados los demonios, para que teman su presencia y su nombre, y con él se quebranten y desvanezcan sus engaños, y que todos los mortales que se se acogieren a esta ciudad de refugio se hallen ciertos y seguros, sin temor de los infernales espìritus y sus falacias». Consideremos por último, cómo sin manifestarle este decreto al Alma de María Santísima en aquel instante primero le manda el Señor que orase con afecto; y que pidiese la eterna salud, y en especial por los que a ella se encomendasen en el discurso de su vida, y le ofreció la Beatísima Trinidad, que en aquel rectísimo Tribunal nada le será negado. Bendita seais para siempre.
ORACIÓN PARA EL DÍA OCTAVO
¡Oh Soberana Reina de los Ángeles! Señora universal de todas las criaturas, tesorera y depositaria de las piedades: humildemente postrado a vuestros santísimos pies todos vuestros devotos, y en especial todos los pecadores, os damos eternos parabienes de los especiales privilegios y singulares mercedes con que os enriqueció la Beatísima Trinidad desde el instante primero y graciosísimo de vuestra Purísima Concepción, y os suplicams rendidos nos concedáis misericordiosa el especial favor que en esta Novena representamos, pues en tus manos puso el Altísimo la dispensación de todos los bienes; enriqueced nuestras almas con todas las virtudes de que necesitamos de que necesitamos para servir a vuestro Santísimo Hijo, y adelantar vuestros cultos, y no permitáis, Señora, que en esta Novena muera alguno en pecado mortal, para que sean todos vuestros ruegos aceptados a los Divinos ojos, y viviendo en su gracia, logremos por tu intercesión, la Gloria. Amén.
INVOCACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues el Padre, como a Hija suya, os hizo poderosísima, que en vida y en muerte me libréis del poder del Demonio. Amén. Ave María y Gloria.
Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues el Hijo, como a Madre suya, os hizo sapientísima, que me alcanceis de su Divina Majestad una Fe constante y una esperanza firme, y que ni en vida ni en muerte me pueda pervertir alguna ignorancia o error. Amén. Ave María y Gloria.
Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues el Espíritu Santo, como a Esposa suya, os enriqueció de una caridad inmensa, me alcancéis que mi corazón perpetuamente se abrase en el fuego del amor divino. Amén. Ave María y Gloria.
Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues la Santísima Trinidad os hizo templo suyo, sustentado sobre las columnas de las más sólidas virtudes, que me alcanceis de su Divina Majestad que participando de vuestras virtudes, sea yo vivo templo suyo en tiempo y eternidad. Amén. Ave María y Gloria.
GOZOS EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Todo el mundo en generalOs cante con alegría:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si Dios legislador pudoDar en la ley excepción,Y hacer que en la ConcepciónFueseis la Vara sin nudo;Armada estais con escudoDe exenta en la Ley penal:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si en gracia con su poderDios a los Ángeles creó,Esto mismo ejecutóEn vuestro primer ser;Que así quiso disponerVuestro claustro virginal:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si Vos fuisteis decretadaAnte toda criatura,Ya quedasteis, Virgen Pura,De la culpa preservada,Para cerrarle la entradaA la Serpiente infernal:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si en el diluvio se veQue a todo el mundo anegó;Y no obstante se salvóSolo el Arca de Noé,Verdadero anuncio fueQue sois Arca Celestial:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si viendo Moisés que ardíaLa zarza, y no se quemó,Que la culpa no os tocóConfiesa la Iglesia pía,Porque Dios, que os protegía,Os libró de incendio tal:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si su corriente el JordánPasando el Arca, cortó,Vuestra Concepción pasóSin las corrientes de Adán,Que su contagioso afánSuspendió reverencial:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si aquel decreto de AsueroNo se extendió con Ester,Tampoco a Vos comprenderEn el instante primeroPudo la culpa, ni el fueroDel decreto universal:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si Dios como OmnipotenteLibró vuestra Concepción,Con pía y acorde uniónCantaremos igualmente,Diciendo de gente en genteCon aplauso universal:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Si con tierna devociónAmérica os ha elegidoPor patrona y aplaudidoDel Papa la decisión,Sea vuestra protecciónPara América especial.Sois concebida, María,Sin pecado original.
Árboles de la montañaQue alzais las copas al cieloNieves, escarchas y hieloY bramador vendaval.Bendecid a vuestra ReinaY repetid a porfía:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Lindas flores de los vallesy flores de los jardinesVioletas, rosas y jazminesDe blancura sin igualExhalad blandos aromasY repetid cada día:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Estrellas del firmamentoBlanca luna, sol radiante,Agua clara del torrenteTan limpia como el cristalBendecid al Dios del cieloY repetid a porfía:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Apacible primaveraCrudo invierno, ardiente estíoFuego, granizo y rocíoY asolador temporalEnsalzad a nuestra MadreRepitiendo a porfía:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Pobres ancianos, enfermos,Y jóvenes valerosos,Niños que dormís gozososSobre el pecho maternal,Alzad los ojos al CieloY repetid cada día:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Almas nobles fervorosasEn el mundo desterradas,Vírgenes puras amadasDel monarca celestial,Complaced a vuestro EsposoRepitiendo cada día:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Pueblos todos de la tierra,Señores de las naciones,Valerosos campeonesDe este valle terrenal,Doblad con amor la frenteY repetid a porfía:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Sacerdotes del Eterno,Pontífices, ConfesoresY santos habitadoresDe la Ciudad Eternal,Repetid mil y mil vecesLlenos de santa alegría:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Espíritus soberanosQue cercáis nuestros altares,Ofreced nuestros cantaresAl Rey del cielo inmortal,Y ensalzad a vuestra ReinaRepitiendo cada día:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Santa Iglesia universal,Repetid con alegría:Sois concebida, María,Sin pecado original.
Por la siguiente antífona y oración, el Papa Pablo V, mediante decreto del 10 de Julio de 1615, concede Indulgencia Parcial.
Antífona: Esta es la vara en la cual no hubo ni el nudo del pecado original, ni la corteza de la culpa actual.
℣. En tu Concecpión, oh Virgen, fuiste Inmaculada;℟. Ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
ORACIÓN
¡Oh, Dios!, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen preparaste digna morada para tu Hijo; rogámoste que, así como preservaste a Ella de toda mancha por la muerte prevista de tu mismo Hijo, así también nos concedas que, mediante tu intercesión, lleguemos limpios de toda culpa a tu presencia. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La oración a la Inmaculada Concepción del Padre Pío:
«Madre mía, infunde en mí aquel amor que ardía en tu Corazón por Él; en mí, que, cubierto de miserias, admiro en Ti el misterio de Tu Inmaculada Concepción y que ardientemente deseo que, por ese misterio, purifiques mi corazón para amar a mi Dios y a tu Dios; mi mente para elevarme hasta Él y contemplarlo, adorarlo y servirlo en espíritu y verdad; el cuerpo para que sea su tabernáculo manos indigno de poseerlo cuando se digne venir a mí en la Santa Comunión.»
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Novena compuesta por un religioso del convento del Seráfico Padre San Francisco en Santa Fe de Bogotá en el año 1848, y reimpresa en 1906. Imprimátur de Mons. Juan Vicente Arbeláez Gómez, Arzobispo de Santa Fe de Bogotá, quien le concedió 80 días de Indulgencia a cada oración de la Novena.