
¿Quién es éste? Jueves XXV
«Queridos hijos. les suplico, comiencen a cambiar ustedes mismos con la oración. Entonces les resultará claro lo que deben hacer. Gracias por haber respondido a mi llamado! ” (Mensaje, 24 de abril de 1986)
Oración al Espíritu Santo
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Santo Evangelio
Evangelio según san Lucas 9, 7-9
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que Jesús hacía y enseñaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: “Es Juan, que ha resucitado”. Otros decían: “Es Elías, que se ha aparecido”, y otros: “Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado”.
Pero Herodes decía: “A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es éste del que oigo decir semejantes cosas?” Y trataba de verlo.
Meditación:
(Iluminados por la Patrística, los Santos y el Magisterio, buscamos profundizar el misterio del Señor y reconocer sus mociones en nuestra alma)
Primer Punto: Pasado mucho tiempo, y no desde el principio, se enteró Herodes de los prodigios que obraba Jesús. Es patente la soberbia del tirano (que no los conoció desde el principio). De donde se dice: «Y llegó a conocimiento de Herodes», etc.. (San Juan Crisóstomo)
Segundo Punto: Los pecadores temen lo que conocen y lo que ignoran, se asustan de las sombras, sospechan de todo y se estremecen al menor ruido. Tal es, en efecto, el pecado. Sin que nadie reprenda o vitupere a un hombre, él mismo lo da a conocer; sin que nadie lo acuse, él mismo lo condena y hace tímido y cobarde al delincuente. La causa de este temor se pone a continuación cuando dice: «Porque decían algunos». (San Juan Crisóstomo)
Tercer Punto: Lucas, narrando esto de la misma manera que San Marcos, no obliga a creer que el orden de los sucesos fuese el mismo. Además concuerda con San Marcos en que hace decir a otros, no a Herodes, que Juan resucitó de entre los muertos. Pero como él dijo que Herodes vacilaba, hay que entender que después de esta vacilación se hallaba consolado en su espíritu por lo que los otros decían, cuando dijo a sus hijos, según narra San Mateo: «Es Juan Bautista, que resucitó de entre los muertos» (Mt 14,2). O estas palabras de Mateo deben interpretarse de tal modo que indiquen que vacilaba todavía. (San Agustín)
Mensaje
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a la oración. Han olvidado, queridos hijos, que todos ustedes son importantes. De manera especial son importantes los ancianos en la familia: invítenlos a orar. Todos los jóvenes deben ser un ejemplo para los demás y dar testimonio con la propia vida. Queridos hijos. les suplico, comiencen a cambiar ustedes mismos con la oración. Entonces les resultará claro lo que deben hacer. Gracias por haber respondido a mi llamado! ” (Mensaje, 24 de abril de 1986)
Coloquio
(Luego de considerar las lecturas y el Evangelio, somos invitados a un dialogo espiritual, con el corazón, con el Señor y su Madre Santísima)
Dios, Padre nuestro todopoderoso, todos nosotros conscientemente Te damos gracias durante este mes porque eres nuestro Dios, porque eres nuestro Padre, por habernos enviado a Tu Hijo a salvarnos, por habernos enviado Tu Espíritu para santificarnos. Te damos gracias, oh Padre, por habernos revelado Tu santo nombre y por darnos la oportunidad de crecer en el amor, la fe, la esperanza, la bondad, la verdad y la paz y poder glorificarte de este modo. Te damos gracias por habernos permitido vivir en Tu gloria y en Tu presencia y, haciéndolo así, nos has dado Tu amor y Tu gozo. Gracias por habernos enviado a María que incansablemente nos visita día a día en Tu nombre y que ora por nosotros. (Fr. Slavko Barbaric, Medjugorje, Mayo 29 de 1997)
Comunión Espiritual
“Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)