Si se arrepintiere, perdónale

Si se arrepintiere, perdónale

3 de septiembre de 2024 0 Por Gospa Chile

SEÑOR AUMÉNTANOS LA FE


San Lucas 17, 1-6

 “Mirad por vosotros. Si pecare tu hermano contra ti, corrígele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si pecare contra ti siete veces al día, y siete veces al día se volviere a ti diciendo: me pesa, perdónale.

Y dijeron los apóstoles al Señor: «Auméntanos la fe». Y dijo el Señor: «Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este moral: Arráncate de raíz y trasplántate en el mar, y os obedecerá”.


Mensaje, 2 de julio de 2009

“¡Queridos hijos! Yo los invito porque los necesito. Necesito corazones dispuestos al amor inconmensurable. Corazones que no estén apesadumbrados con lo vano. Corazones que estén dispuestos a amar como ha amado mi Hijo, que estén dispuestos a sacrificarse como se ha sacrificado mi Hijo. Los necesito. Para venir conmigo perdónense ustedes mismos, perdonen a los demás y póstrense ante mi Hijo. Adoren por los que no lo han conocido, que no lo aman. Por eso los necesito, por eso los llamo. Les doy las gracias.”


«Tú sabes cuán difícil me resulta perdonar. Por eso Te pido, que antes de que el sacerdote me conceda el perdón, me des la gracia de poder perdonar sinceramente a las personas con las que no estoy en paz y de quienes me separa el muro del odio, de la envidia, de los celos y del orgullo. Dame la fuerza para correr hacia ellas, abrazarlas y tenderles la mano como signo de reconciliación.

Perdóname, porque hasta ahora no le había dado ninguna importancia al acto de la reconciliación y me he justificado, atribuyendo la culpa a los demás, convencido de que debían ser ellos quienes debían buscar hacer las paces conmigo, puesto que fueron ellos los primeros en ofenderme. 

Me arrepiento, porque dc esta manera han prevalecido en mi el egoísmo y el orgullo, en lugar de la humildad o el deseo dc propiciar la armonía. ¡Perdóname! Purifica mi corazón de todos los vínculos con el pecado y de cualquier atadura a las personas y a las cosas.

Libérame Señor, para que, lleno de gozo y serenidad, pueda celebrar Tu misericordia y Tu perdón”. (“Dame tu Corazón herido» P. Slavko Barbaric)

“Hijo, no te quebranten los trabajos que has tomado por Mí, ni te abatan del todo las tribulaciones; mas mi promesa te esfuerce y consuele en todo lo que viniere. Yo basto para galardonarte sobre toda manera y medida. No trabajarás aquí mucho tiempo, ni serás agravado siempre de dolores. Espera un poquito y verás cuán presto se pasan los males. Vendrá una hora cuando cesará todo trabajo e inquietud. Poco y breve es todo lo que pasa con el tiempo.” (Imitación de Cristo III, 47)

“María impera en el cielo sobre los ángeles y bienaventurados. En recompensa a su profunda humildad, Dios le ha dado el poder y la misión de llenar de santos los tronos vacíos, de donde por orgullo cayeron los ángeles apóstatas. Tal es la voluntad del Altísimo que exalta siempre a los humildes (cfr. Lc. 1, 52): que el cielo, la tierra y los abismos se sometan, de grado o por fuerza, a las órdenes de la humilde María, a quien ha constituido Soberana del cielo y de la tierra, capitana de sus ejércitos, tesorera de sus riquezas, dispensadora del género humano, mediadora de los hombres, exterminadora de los enemigos de Dios y fiel compañera de su grandeza y de sus triunfos.”  (Tratado de la V.D. )

“Consagrarse así a Jesús por María es poner en manos de María nuestras buenas acciones, que, aunque parezcan buenas, están muchas veces manchadas y son indignas de que las mire y las acepte Dios, ante quien no son puras las estrellas.
¡Ah!, roguemos a esta buena Madre y Señora, que después de recibir nuestro pobre presente, Ella lo purifique, Ella lo santifique, Ella lo suba de punto y lo embellezca de tal suerte, que le haga digno de Dios.”  (Secreto de María 37)


Mensaje, 2 de abril de 2016

“Queridos hijos, no tengáis corazones duros, cerrados y llenos de temor. Permitid a mi amor materno iluminarlos y llenarlos de amor y de esperanza, para que yo, como Madre, pueda atenuar vuestros dolores, porque los conozco y los he experimentado. El dolor eleva y es la oración más grande. Mi Hijo ama de manera especial a los que padecen dolores. Él me ha enviado para que os los atenúe y traeros esperanza. ¡Confiad en Él! Sé que para vosotros es difícil, porque a vuestro alrededor veis cada vez más tiniebla. Hijos míos, es necesario aniquilarla con la oración y el amor. Quien ora y ama no teme, tiene esperanza y amor misericordioso. Ve la luz, ve a mi Hijo. Como apóstoles míos, os llamo para que intentéis ser ejemplo de amor misericordioso y de esperanza. Siempre volved a orar para tener el mayor amor posible, porque el amor misericordioso porta la luz que aniquila toda tiniebla, porta mi Hijo. No tengáis miedo, no estáis solos: Yo estoy con vosotros. Os pido que oréis por vuestros pastores, para  que en todo momento tengan amor, y actúen con amor hacia Mi Hijo, por medio de Él y en memoria de Él. ¡Os doy las gracias!”