
Tu Padre, que ve en lo secreto. Miércoles XI
Pidan a Jesús que sane las heridas que ustedes, hijitos, han recibido en el transcurso de su vida… (2 de Abril del 2014)
Evangelio Diario y Meditación
Oración al Espíritu Santo
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Santo Evangelio
Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
(Volvemos a leer el Evangelio más pausadamente, aplicando nuestra imaginación y sentidos espirituales como dice San Ignacio, de modo que procuramos escuchar, ver y palpar lo que Cristo N.S. y los Apóstoles escucharon, vieron y palparon..)
Meditación Patrística:
(Iluminados por la Patrística, los Santos y el Magisterio, buscamos profundizar el misterio del Señor y reconocer sus mociones en nuestra alma)
Primer Punto: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres». Debemos fijarnos en nuestro corazón. La serpiente que debemos observar es invisible, entra en secreto y seduce. Mas si esta invasión del enemigo ha sucedido a la inocencia de un corazón puro, bien pronto conoce el justo que sufre las influencias de un espíritu extraño, pero si el corazón está lleno de iniquidades no comprende fácilmente las sugestiones del demonio. Y por ello dice Jesucristo: «No te ensoberbezcas, no desees», etc.; porque el que está sujeto a estos males, no puede fijarse en las tendencias de su corazón. ¿Pero cómo puede suceder, que hagamos limosnas y no las hagamos en presencia de los hombres?… El que no procura ser visto por los hombres, aun cuando haga algo en presencia de los hombres, no puede decirse que obra en presencia de ellos. El que hace algo por Dios no ve a nadie en su corazón más que al mismo Dios, por quien hace aquello, así como el artista tiene siempre presente a aquella persona que le encargó la obra en que se ocupa. (San Juan Crisóstomo)
Segundo Punto: ¿Qué esperarás recibir de Dios, tú que nada has dado a Dios? Lo que se hace por Dios se ofrece a Dios y El lo recibe; lo que se hace por los hombres, se convierte en aire. ¿Qué clase de sabiduría es dar las cosas a cambio de palabras vanas y despreciar el premio de Dios? Considera que aquel de quien esperas la alabanza, como sabe que tú estás obligado a hacer aquello por Dios, más bien se burlará de ti antes que alabarte. Y aquel que hace las cosas con pleno conocimiento por los hombres, manifiesta que ha obrado así por los mismos hombres. Si viene algún pensamiento vano sobre el corazón de alguno, deseando aparecer bien delante de los hombres, y el alma, que así lo comprende, lo contradice, aquél no ha hecho esto por los hombres, porque lo que ha pensado es una pasión de su propia carne, y lo que ha elegido es la sentencia de su alma. (San Juan Crisóstomo)
Tercer Punto: cuando hablamos de cuarentena, entendemos que es un tiempo en el que el paciente es aislado y puesto en tratamiento, para identificar el mal, el virus o bacteria y aplicar el remedio. Lejos de todo lo que le pueda contaminar y lejos de todo al que pueda contaminar. Hay quienes se acostumbran a vivir con la enfermedad, sin tratamiento, sin remedio, se privan de vivir en plenitud lo que de lo alto les fue concedido. Y los anhelos naturales que le dieron, de buscar una felicidad infinita, son ahogados por la fragilidad ante sus esclavitudes y errores a las que alejados de la mano protectora de Dios, no pueden dar frente, y prefiere permanecer esclavo, aunque privado de libertad, privado del banquete perfecto del amor, de alegría eterna. Y por eso rendido vive una amargura constante en su vida, llenándose de ira por lo que, sabiendo podía haber alcanzado, se hizo inválido para alcanzarlo. “Lo que Satanás puso en las cabezas de nuestros antepasados y en nosotros, era la idea que podían ser ‘como dioses’ – actuar como si hubieran creado a si mismos – ser sus propios dueños – inventar un tipo de felicidad por si mismos fuera de Dios, aparte de Dios. Y de esa tentativa desesperada ha salido casi todo lo que llamamos la historia humana – dinero, pobreza, ambición, prostitución, clases sociales, imperios, esclavitud – la larga y terrible historia del hombre tratando de encontrar algo otro que Dios que lo hará feliz.” Y lo ha buscado siempre afuera, en el ruido, en el mundo, en el poder, el placer y el tener. Y hasta llega a agotarse y deprimirse porque no encuentra respiro, sosiego, consuelo o verdadera satisfacción. ¿Dónde está la gloria, donde está la felicidad, donde está la compañía? Todo su proyecto de desvanece. Sus ídolos le abandonan, sus entusiasmos le dejan. Hay que aceptar por so la invitación de ir al desierto, para desprenderse de la lepra del hombre viejo y nacer de nuevo. Hay que cambiar el rumbo, convertir nuestro corazón hacia los horizontes de la gracia. Desprendernos de los apegos a las papas y cebollas de Egipto. «Convertíos a mí de todo corazón» (Jl 2, 12). (Benedicto XVI)
(Luego de considerar las lecturas y el Evangelio, somos invitados a un dialogo espiritual, con el Corazón del Señor y su Madre Santísima)
Mensaje
“¡Queridos hijos, hoy los invito de manera especial a tomar la cruz en sus manos y a contemplar las llagas de Jesús. Pidan a Jesús que sane las heridas que ustedes, hijitos, han recibido en el transcurso de su vida a causa de sus pecados o de los pecados de sus padres. Sólo así comprenderán, hijitos, que el mundo necesita la curación de la fe en Dios Creador. Mediante la pasión y muerte de Jesús en la cruz, comprenderán que, sólo con la oración, podrán también ustedes llegar a ser verdaderos apóstoles de la fe, al vivir en sencillez y oración la fe que es un don. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!” (2 de Abril del 2014)
Coloquio:
Danos la gracia de poder reconocer de manera especial Tu amor por nosotros a través de las apariciones de María. Que a lo largo de toda nuestra vida podamos responder a Tu amor por nosotros. También Te pedimos por nuestras familias, llena los corazones de todas las madres y de todos los padres de familia, así como los de sus hijos, para que puedan renovar la oración y reconozcan Tu amor por ellos en la Sagrada Escritura. Que, como familias, puedan responder también al amor que Tú les tienes. (Fr. Slavko Barbaric, 29 de Enero, 1999)
Comunión Espiritual:
“Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)