Ven Espíritu Santo. Las apropiaciones

Ven Espíritu Santo. Las apropiaciones

5 de mayo de 2025 0 Por Gospa Chile

Taller sobre el Espíritu Santo para Gospa Chile

Pero sólo el Padre engendra; sólo el Hijo es engendrado; sólo el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por tanto, en Dios uno y trino «todo es uno, donde no obsta la oposición de relación» personal (Florencia, 1441: Dz 703/1330).


N° 5 Las apropiaciones

En la intimidad eterna del Dios único (ad intra) todo es común entre las tres Personas, el ser y la vida, la sabiduría y la voluntad, la majestad y la belleza, la santidad y la omnipotencia. Pero sólo el Padre engendra; sólo el Hijo es engendrado; sólo el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por tanto, en Dios uno y trino «todo es uno, donde no obsta la oposición de relación» personal (Florencia, 1441: Dz 703/1330).

Y en lo que mira a las obras exteriores de Dios (ad extra), todas las acciones divinas, sean en el orden de la naturaleza o de la gracia, son comunes a las tres Personas divinas, pues la causa de esas operaciones es la naturaleza divina, una e indivisible.

Pues bien, la Iglesia quiere que Dios sea conocido y amado no sólo en la Unidad de su ser sino también en su Trinidad personal. Y por eso, apoyándose en la Revelación y en la Tradición, atribuye en su magisterio y en su liturgia ciertas acciones a una de las tres Personas divinas, por la especial afinidad que esa obra tiene con ella.

Y así, siendo el Padre el principio sin principio, el origen de las otras dos Personas divinas, iguales a El en divinidad y eternidad, la Iglesia le atribuye la condición de Creador, de origen absoluto de todo lo visible e invisible, aunque bien sabe la Iglesia que la creación es obra de las tres Personas divinas.

Y así la Iglesia, siendo el Hijo la expresión infinita del pensamiento del Padre, su idea eterna, le atribuye la condición de Sabiduría divina, Logos, Hijo, Verbo divino, que procede del Padre por generación intelectual.

Y así también, al proceder eternamente el Espíritu Santo del Padre y del Hijo por vía de espiración de amor, la Iglesia identifica esta Persona tercera de la Trinidad divina como el Amor de Dios, y a Él atribuye de especial modo toda la obra de la santificación de los hombres.

De este modo la Iglesia, dice León XIII, hace estas atribuciones en el interior del misterio de la Trinidad «con gran propiedad (aptissime)» (Divinum illud 5). Y la finalidad última de estas apropiaciones, según Santo Tomás, es «para manifestar la fe (ad manifestationem fidei)» (STh I,29,7).

Pues bien, estas atribuciones se expresan principalmente por los Nombres que la tradición cristiana da a cada una de las tres Personas divinas.