Vino nuevo, odres nuevos. Viernes XXII

Vino nuevo, odres nuevos. Viernes XXII

4 de septiembre de 2025 0 Por Gospa Chile

«Si ustedes se convierten, alrededor de ustedes todos serán renovados, y la oración será alegría para todos ellos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!” (Mensaje 25 de Mayo 2003)


Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


Santo Evangelio

Evangelio según san Lucas 5, 33-39

En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber.»

Jesús les contestó: «¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.»

Y añadió esta parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo revienta los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: «Está bueno el añejo.»»


Meditación:

(Iluminados por la Patrística, los Santos y el Magisterio, buscamos profundizar el misterio del Señor y reconocer sus mociones en nuestra alma)

Primer Punto: Después que oyeron la primera palabra de boca del Salvador, pasaron a ocuparse de otra cosa, queriendo dar a entender que los discípulos del Señor y el mismo Jesús no se cuidaban de la ley, por lo que sigue. Ellos le dijeron: «por qué los discípulos de Juan ayunan», etc., «y los tuyos comen», etc. Como diciendo: Coméis con los publicanos y los pecadores, siendo así que la ley manda no tener trato con el que es inmundo (Lev 15), y excusáis vuestra prevaricación con la caridad. Y siendo esto así, ¿por qué no ayunáis como es costumbre entre los que quieren cumplir con la ley? Pero los santos ayunan para afligir el cuerpo y calmar las pasiones, y Jesucristo no necesitaba ayunar para la perfección de la virtud, puesto que como Dios estaba libre de todas las pasiones. Tampoco necesitaban ayunar los que estaban con El, porque como participaban de su gracia, ésta los conservaba fuertes en la virtud, sin necesidad de ayuno. Si bien es verdad que Jesucristo ayunó cuarenta días, no lo hizo con el fin de mortificar sus pasiones, sino por enseñar a los carnales la norma de la abstinencia. (San Cirilo)

Segundo Punto: El ayuno se hace de dos modos: el uno en la tribulación, para obtener de Dios el perdón de los pecados por medio de la mortificación, y el otro por medio del gozo, porque complacen tanto menos las cosas de la tierra, cuanto mayor es el gusto que percibimos en las cosas espirituales. Preguntado, pues, el Señor por qué no ayunaban sus discípulos, contestó refiriéndose a los dos ayunos: en primer lugar al ayuno de la tribulación porque prosigue: «¿Por ventura podéis hacer que los hijos del Esposo ayunen, mientras que con ellos está el Esposo?” Después de haber recibido el don del Espíritu Santo, y renovado ya el hombre en la vida espiritual, se celebra muy oportunamente otra especie de ayuno que prepara a la alegría del sacramento, habiendo sido antes el que le recibe, como el vestido viejo, al que no debe coserse torpemente un trozo nuevo. Porque esta doctrina pertenece a la conversión de una nueva vida y el hacer lo contrario sería como separarse de la ley general del ayuno, que enseña a que nos abstengamos, no sólo de la concupiscencia de los alimentos, sino que también de la alegría de los placeres mundanos. Esta gracia que pertenece al alimento espiritual no puede concederse a los hombres entregados todavía a sus antiguos vicios. Dice también que ellos son semejantes a unos odres viejos; de donde prosigue: «Y ninguno echa vino nuevo en odres antiguos». (San Agustín)

Tercer Punto: Los apóstoles también son comparados a los pellejos antiguos, porque cuando reciben el vino nuevo de los preceptos espirituales, más bien se rompen que lo contienen. De aquí prosigue: «Porque de otra manera el vino nuevo rompe los odres, y el vino se vierte», etc. Fueron ya odres nuevos cuando fueron renovados por medio de la oración y de la esperanza, después de la ascensión del Señor, y cuando recibieron el Espíritu Santo, por el deseo que tenían de ser consolados. De donde prosigue: «Mas el vino nuevo debe echarse en odres nuevos, para que ambos se conserven». (San Agustín)


Mensaje

“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. Renueven su oración personal y especialmente oren al Espíritu Santo para que les ayude a orar con el corazón. Intercedo por todos ustedes, hijitos, y los invito a todos a la conversión. Si ustedes se convierten, alrededor de ustedes todos serán renovados, y la oración será alegría para todos ellos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!” (Mensaje 25 de Mayo 2003)


Coloquio

(Luego de considerar las lecturas y el Evangelio, somos invitados a un dialogo espiritual, con el corazón, con el Señor y su Madre Santísima)

Dios, Padre nuestro, gracias por Tu amor paternal — ese amor que arde en deseos por nosotros porque Tú nos creaste en Tu amor. Te damos gracias por Jesucristo, Tu Hijo, que se hizo hombre por nosotros y por el Corazón abierto de María que dijo: «Hágase Tu voluntad», en la Anunciación. En nombre de Tu Hijo y con María Te pedimos, oh Padre, danos la gracia de poder encontrarnos Contigo en la oración. Bendice a todas las personas que están heridas en su corazón y que por eso viven en el odio. Purifica sus corazones y llénalos de amor. Llena de amor los corazones de quienes están amargados y por eso blasfeman, haz que nuevas palabras nazcan en sus corazones. (Fr. Slavko Barbaric, 29 de Marzo de 1999)


Comunión Espiritual

“Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)