Virgen del Carmen Bella. Miércoles XV

Virgen del Carmen Bella. Miércoles XV

15 de julio de 2025 0 Por Gospa Chile

«Queridos hijos, decídanse por el amor, para que el amor reine en todos ustedes, pero no el amor humano, sino el amor divino. Gracias por haber respondido a mi llamado!” (Mensaje, 20 de noviembre de 1986)


Evangelio Diario y Meditación

Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


Santo Evangelio

Evangelio según san Juan 2, 1-11
Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y, como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que Él les diga”.
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino y, cuando todos han bebido bien, se trae el de calidad inferior. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”.
Éste fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.


Meditación Patrística:

Primer Punto: Tal es nuestro Dios y Señor, excelso para hacernos, humilde para regenerarnos; mientras anda entre los hombres, sufre las debilidades humanas y esconde su divinidad. He aquí que tiene Madre, parientes y discípulos. Y los hermanos proceden de donde procede la madre, porque la Sagrada Escritura suele llamar hermanos, no sólo a los que nacen de una misma madre o de un mismo padre, sino de una misma familia, como sucede con los primos y los sobrinos. ¿De dónde pudo el Señor tener hermanos? María no alumbró más que una vez. ¿Cómo creer otra cosa, si en ella empezó la dignidad de las vírgenes? Abraham era tío paterno de Lot ( Gén 12), y Jacob tuvo por tío materno a Labán, de Siria ( Gén 28), y sin embargo se llamaban hermanos ( Gén 13).. (San Agustín)

Segundo Punto: Se dignó el Señor venir a las bodas (según está escrito), para confirmar la fe de los que creen bien. Además manifiesta cuán perjudicial sea la malicia de Taciano y Marción 2, y de otros que condenan el matrimonio. Si hubiese culpa en el matrimonio, celebrado con la debida castidad, y sombra de pecado en la santidad del lecho nupcial, de ninguna manera hubiese concurrido el Señor a las bodas; ahora bien, así como es buena la castidad conyugal, mejor es la continencia de los viudos, y óptima la perfección virginal. Se dignó nacer de las entrañas inmaculadas de la Virgen María, para demostrar la excelencia relativa de todos los grados, y distinguir el mérito de cada uno; fue bendecido a poco de nacer, por la palabra profética de la viuda Ana; fue convidado cuando ya era joven por los que celebraban sus bodas, y honró éstas con la presencia de su santidad. (San Beda)

Tercer Punto: ¿Qué de extraño tiene que fuera a aquella casa donde se celebraban las bodas, Aquél que vino al mundo a celebrar las suyas? Porque tiene aquí a su Esposa, a quien redimió con su sangre, a quien concedió como obsequio el Espíritu Santo, y a la que se unió desde el vientre de la Virgen; porque en realidad el Verbo es el Esposo, y la carne humana es la Esposa. Y así el Hijo de Dios es las dos cosas, y a la vez el Hijo del hombre. Aquellas entrañas de la Virgen María son su lecho, de donde salió como sale el esposo de su lecho ( Sal 18,6). (San Agustín)


Mensaje

«¡Queridos hijos! También hoy los invito a vivir y a seguir con particular amor todos los mensajes que Yo les doy. Queridos hijos, Dios no quiere que ustedes sean tibios e indecisos, sino que se abandonen totalmente a El. Ustedes saben que Yo los amo y que ardo de amor por ustedes. Por tanto, queridos hijos, decídanse por el amor para que también ustedes sean inflamados y puedan conocer cada día el amor de Dios. Queridos hijos, decídanse por el amor, para que el amor reine en todos ustedes, pero no el amor humano, sino el amor divino. Gracias por haber respondido a mi llamado!” (Mensaje, 20 de noviembre de 1986)


Coloquio

Dios, Padre nuestro, gracias porque Tú eres nuestro Padre y porque nos has llamado a ser Tus hijos. Gracias porque nos has revelado Tu amor por medio de Jesucristo, Tu Hijo, que se hizo hombre. Te alabamos por la misericordia que nos has mostrado en El. Te damos gracias porque nos has prometido enviarnos a Tu Espíritu Santo y especialmente por habernos enviado a María para que pueda guiarnos en este tiempo de gracia. Te pedimos, oh Dios, Padre nuestro, que abras nuestros corazones y nos liberes de todo lo que nos cierra a Ti. Danos la gracia de regocijarnos con Tu Palabra. Danos la gracia de poder entenderla y aceptar Tu voluntad sin miedo. (Fray Slavko Barbaric, 27 de Noviembre 1997)


Comunión Espiritual

“Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)