SANCTA MARÍA MATER DEI, Novena día 8

SANCTA MARÍA MATER DEI, Novena día 8

29 de diciembre de 2023 0 Por Gospa Chile

María y el Misterio de la Pascua

“Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí…»— 1 Cor 15:3-7


Oración

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las plegarias que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!


Reflexión

El sábado es el día de María. Aparentemente, esta costumbre se origina en la sensación que tenían los cristianos de que sólo María creía firmemente en la resurrección de Cristo de entre los muertos después de que el cuerpo de Jesús fuera colocado en la tumba el Sábado santo. Todos los demás discípulos estaban consternados y, con suerte, confundidos por la promesa de Jesús de que resucitaría de entre los muertos. Sólo María permaneció fiel en su fe. Es precisamente esa fe la que la Iglesia honra todos los sábados del año.
San Juan Pablo II explicaba en su mensaje durante una Audiencia General que María fue probablemente la primera de los discípulos en ver y abrazar al Señor resucitado:
“Más aún, es legítimo pensar que verosímilmente Jesús resucitado se apareció a su madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría confirmada también por el dato de que las primeras testigos de la resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe. En efecto, a una de ellas, María Magdalena, el Resucitado le encomienda el mensaje que debía transmitir a los Apóstoles (cf. Jn 20, 17-18). Tal vez, también este dato permite pensar que Jesús se apareció primero a su madre, pues ella fue la más fiel y en la prueba conservó íntegra su fe.
Por último, el carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la Resurrección” (21 de mayo de 1997).
Las Escrituras nos refieren que luego de que Cristo ascendiera a los cielos, María permaneció con los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo
(Hechos 1:14). Ella se encontraba con los Doce en Pentecostés y, con ellos, recibió el Espíritu Santo. Los Doce recibieron el Espíritu para su tarea de predicar el Evangelio y bautizar a la gente de todas las naciones. María recibió el Espíritu Santo para su misión de madre de los discípulos de Cristo. Hasta el fin del mundo, María, Madre de la Iglesia, ayudará a sus hijos a vivir según la fe, a difundir la fe y trabajar incansablemente por la conversión de todos los hombres a Cristo.
En su obra maestra, el Tratado de la verdadera devoción a María, San Luis de Montfort explica que María, asunta al Cielo, comparte la fe con sus hijos en la tierra:
La Santísima Virgen te hará partícipe de su fe. La cual fue mayor que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles y todos los demás santos. Ahora que reina en los cielos, no tiene ya esa fe, porque ve claramente todas las cosas en Dios por la luz de la gloria. Sin embargo, con el consentimiento del Señor, no la ha perdido al entrar en la gloria: la conserva para comunicarla a sus fieles en la Iglesia peregrina. Por lo mismo, cuanto más te granjees la benevolencia de esta augusta Princesa y Virgen el, tanto más reciamente se cimentará toda tu vida en la fe verdadera (214).
Los católicos de hoy en día necesitamos que María nos fortalezca para mantenernos firmes en la lucha para proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y para preservar la libertad y la educación religiosa Que ella, elegida por Dios para aplastar la cabeza de la serpiente (Gen 3:15), consiga la renovación de la fe y el celo apostólico en nuestra tierra a través de la obra de los católicos entregados al Evangelio.


Oración

Señor, concédenos a cuantos servimos bajo el estandarte de María, la plenitud de fe en ti y confianza en Ella, a las que se ha concedido la conquista del mundo. Concédenos una fe viva, que, animada por la caridad, nos habilite para hacer todas nuestras acciones por puro amor a Ti, y a verte y servirte en nuestro prójimo; una fe firme e inconmovible como una roca, por la cual estemos tranquilos y seguros en las cruces, afanes y desengaños de la vida; una fe valerosa, que nos inspire comenzar y llevar a cabo sin vacilación, grandes empresas por tu gloria y por la salvación de las almas; una fe que sea la Columna de Fuego que nos guíe, que hasta el fin nos lleve unidos, que encienda en todas partes el fuego de tu amor, que ilumine a aquellos que están en oscuridad y sombra de muerte, que inflame a los tibios, que resucite a los muertos por el pecado; y que guíe nuestros pasos por el Camino de la Paz, para que, terminada la lucha de la vida, todos los hijos de María se reúnan sin pérdida alguna en el reino de tu amor y gloria. Amén.

(Adaptación del Tessera de la Legión de María.)


Mensaje, 25 de diciembre de 1999

“¡Queridos hijos! Este es un tiempo de gracia. Queridos hijitos, hoy de una manera especial con el Niño Jesús que llevo en mis brazos les doy la posibilidad de dicidirse por la paz: Por vuestro Sí a la Paz y vuestra decisión por Dios, se abre para vosotros una nueva poosibilidad de paz. Solamente así, hijitos, el tiempo de este siglo, será para vosotros un tiempo de paz y de prosperidad. Por eso, pongan al Niño Jesús recién nacido, en el primer lugar de vuestra vida y El les conducirá por el camino de la salvación. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”


Comentario de Fray Slavko Barbaric (27 de diciembre de 1999)

Fuente: Medjugorje.ws

SOLAMENTE ASÍ, HIJITOS, EL TIEMPO DE ESTE SIGLO SERÁ PARA VOSOTROS UN TIEMPO DE PAZ Y DE PROSPERIDAD


«No debemos cansarnos de pensar que lo que suceda en este tiempo nuevo realmente depende de nosotros. Todos nosotros queremos la paz y por lo tanto esperamos tiempos mejores. Este último siglo estuvo marcado por una enorme cantidad de guerras, una enorme cantidad de injusticias por la que millones y millones de personas murieron por causa de estas guerras. Hubo millones y millones de refugiados e innumerables persecuciones solamente por causa del apoyo a sistemas totalitarios, y todas estas heridas han permanecido y son un verdadero peligro para el individuo y para todas las naciones y para el mundo entero. La prosperidad material de occidente también ha generado un gran distanciamiento entre el hombre y Dios, y esto por ejemplo, ha permitido que se produzcan millones y millones de abortos con las consecuentes heridas en la sociedad. Solamente con la firme decisión por Dios podremos hacer de este tiempo un tiempo de paz y prosperidad. Simplemente no seremos víctimas de las muchas tentaciones de este mundo y esperaremos que alguien nos traiga la verdadera paz, algo que todos realmente esperamos. Para alcanzar la verdadera paz, debemos escuchar a María, Reina de la Paz, y hacer lo que nos pide. No debemos esperar que los demás hagan algo, sino que nosotros mismos debemos comenzar a hacer todo lo que podemos para alcanzar esta paz que María nos ha prometido si la escuchamos. Si esperamos que la paz venga a través de los demás, siempre estaremos desilusionados, pero si nos decidimos y actuamos por nuestra propia paz y por el amor en nuestros corazones, entonces tendremos cada vez más trabajo que hacer en nombre de la paz porque toda la humanidad necesita paz.»