¿Cuántas veces nos ha invitado la Gospa a la oración?
La gran excusa que damos tan a menudo es que no tenemos tiempo. No olvidemos que esto nunca es cierto — hay tiempo. El único problema es la falta de amor a Dios.
Por Fray Slavko Barbaric
Ella realmente es incansable con nosotros y nos lo dijo también en un mensaje. ¿Cuántas veces nos ha invitado a la oración? Estoy seguro que muchas personas tratan también de responderle plenamente. Alrededor del mundo entero hay personas que comenzaron a orar porque tuvieron contacto con Medjugorje y que continúan orando incansablemente. Aquí quisiera hablar nuevamente un poco sobre la oración. La oración es un encuentro con Dios y para ese encuentro se necesita tiempo. La gran excusa que damos tan a menudo es que no tenemos tiempo. No olvidemos que esto nunca es cierto — hay tiempo. El único problema es la falta de amor a Dios. El problema es nuestra relación con Dios. Es importante, pues, que tengamos cuidado de no permitir que la oración se convierta en una actividad egoísta tal como cuando necesitamos algo, sólo entonces de pronto tenemos tiempo para orar. Cuando no necesitamos nada, tampoco oramos. Sólo es posible con el amor a Dios que cambiemos nuestra oración. La oración es también un idioma y para hablar un idioma simplemente hay que practicarlo. A muchos cristianos les ha sucedido lo que a tantos estudiantes en la escuela — aprenden algunas reglas y un poco de gramática, pero no practican el idioma y así permanecen sin usarlo y lentamente lo olvidan. Así pues, María de nuevo quiere que nos decidamos por la oración y luego la practiquemos, no hay que pasar por alto la palabra ‘de nuevo’. Ahora Ella nos dice…
SOLO CON LA ORACION… CAMBIARA SU CORAZON
Cuando encontramos al Dios bueno, misericordioso, amante, entonces el bien, la misericordia y el amor también entran en nuestro corazón. Este es el cambio en nuestro corazón. Con este cambio debemos estar muy conscientes del Sagrado Corazón de Jesús. En El reconoceremos cómo se supone que debe ser nuestro propio corazón, cuando dice de Sí mismo que El es manso y humilde de corazón. También éste es el camino para nosotros y la meta que hemos de alcanzar — que nos mantengamos en el camino con María. Ella nos enseñará mejor cómo es Jesús y cómo es Su Corazón. El Papa dice en su encíclica de 1987, MADRE DEL REDENTOR, que María puede enseñarnos mejor quién es realmente Jesús, más que todos los Santos juntos porque Ella fue Su Madre y Maestra. Y por tanto, con María estamos en la mejor escuela posible para llegar a conocer a Jesús, para llegar a conocer Su Corazón y que nuestro corazón pueda cambiar. Hay un dicho, «Dime con quién andas y te diré quién eres»… y ciertamente también cómo eres. Cuando estamos con Jesús que es sólo bien, nos llenamos asimismo de bondad. Cuando experimentamos Su misericordia, Su amor y Su paz, nuestros corazones también se abrirán a lo mismo y se volverán similares al Corazón de Jesús. María dice también que nuestro corazón debe.
SER MEJOR
Hoy, más que nunca antes, necesitamos gente buena y de buen corazón. Si uno desea decir algo positivo y amable acerca de otra persona, inmediatamente decimos que tiene corazón. De igual modo, cuando queremos decir algo negativo, decimos que no tiene corazón. Dios nos ha mostrado que tiene un corazón para nosotros y Jesús nos lo ha revelado. Necesitamos buenos padres, padres con corazones y también profesores, maestros, políticos y presidentes. Necesitamos gente que tenga corazón. Una maestra dejó una vez la tarea a sus alumnos de pintar gente. Al recoger los trabajos, le asombró cómo experimentan los niños el mundo que los rodea. Muchos habían dibujado personas tan flacas como esqueletos pero con grandes músculos. Otros eran dibujados con enormes cabezas, mientras que a unos los pintaban con una gran billetera. Uno o dos alumnos pintaron figuras que tenían en su centro un corazón. Quizá las cosas son simplemente de este modo, pero no deben quedarse así. Nuestro corazón debe hacerse bueno si esperamos que los demás se vuelvan buenos. El problema es…
MAS SENSIBLE A LA PALABRA DE DIOS
…Es un problema constante para todos nosotros. María expresó este mismo deseo en el mensaje de Noviembre pasado, cuando dijo casi al final que nuestro corazón debe volverse sensible a la Palabra de Dios. Inmediatamente surge la pregunta: ¿Qué es lo que nos impide escuchar la Palabra de Dios y actuar conforme a ella? Se trata de situaciones en nuestro corazón y nuestra alma así como de situaciones en el mundo. Cuando, por ejemplo, nos enfocamos demasiado en las cosas materiales. Cuando sentimos odio o celos en nuestro corazón, es muy difícil esperar que alguien escuche y reaccione a la palabra, «Ámense y perdónense unos a otros.» Así pues, debemos realmente trabajar en hacernos sensibles a la Palabra de Dios, pero aún más, debemos orar por ello. Esto es lo más importante, tratar de escuchar a Dios y entonces encontrarnos con los demás y reaccionar a la Palabra de Dios. Cada persona que encontramos es en cierto modo una Palabra de Dios para nosotros. Una persona pobre nos llama a la bondad. Una persona triste o enferma, o quien ha perdido el sentido de la vida es siempre una oportunidad para que escuchemos la Palabra de Dios y hagamos además algo concreto por esa persona. Si actuamos de este modo, seguramente nos convertiremos en buenos testigos del amor y la misericordia de Dios. En este mensaje, María habla nuevamente de la actividad de Satanás. En muchos mensajes anteriores, María ha hablado a menudo de él y de sus obras. Todo lo que Ella ha dicho de él puede subrayarse en cuatro puntos. María confirma que él existe. Nos dice que él es fuerte e incansable en sus esfuerzos contra la santidad y la paz. Nos dice que él trae confusión. Contra todo esto, dice Ella, oren y no tengan miedo y luego oren más y todo se transformará para bien. En otro mensaje, Ella nos llamó a no cooperar con Satanás sino a decidirnos por el bien. En este mensaje, María dice…
NO PERMITAN QUE SATANAS LOS ARRASTRE Y HAGA DE USTEDES LO QUE QUIERA
No es difícil descubrir o sentir lo que Satanás quiere de nosotros. El quiere que cooperemos con él haciendo lo que es malo y quiere también impedirnos hacer lo que es bueno. Esa mentalidad, tan prevaleciente hoy en día, de que en cierto modo nos da vergüenza hacer lo que es bueno o cuando alguien no tiene el valor de hacerlo es ya un inicio de su éxito. O cuando una maldición proferida en la calle es más común que una oración. También esto es un éxito para el mal. Muchas personas ven lo negativo en otros y luego lo racionalizan y pasan por alto su propio pecado o su mal. También esto es un éxito de Satanás. El quiere arrastrarnos a nosotros, nuestra esperanza, nuestro amor, nuestra fe en Dios, nuestra confianza en los demás.
Oraremos…
Padre, líbranos de todo lo que ha tomado el primer lugar en nuestra vida y que impide que Tú ocupes ese lugar. Padre, sana nuestras relaciones a fin de que seamos curados y lleguemos a ser santos. Danos amor unos por otros, Te lo suplicamos y sana las relaciones que están lastimadas en las familias, a fin de que cada esposo pueda decirle a su esposa: «Te deseo el bien», que cada esposa pueda decirle a su esposo: «También yo te deseo el bien,» que los padres unidos puedan decir a sus hijos eso mismo y también éstos puedan responderles igual. Que el bien encuentre espacio en las familias, de tal modo que en todas las familias, por Jesucristo, Tu Hijo, puedan vivir en paz y en el bien. Concede el gozo a todos los corazones y especialmente a los que en estos momentos están tristes porque nadie los ama, porque piensan que nadie les desea el bien y por favor, libera todos los corazones del odio y de cualquier sentimiento negativo, para que la alegría ilumine a todas las personas. Y danos el espíritu de oración para que nuestro corazón esté constantemente extendido hacia Tu Hijo Jesús. Te suplicamos que nos envíes a Tu Espíritu Santo para que El pueda transformarnos en nuevas personas que viven en Ti y actúan a partir de Ti, por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Fray Slavko , Medjugorje, Enero 27 de 1998
Mensaje, 25 de enero de 1998
“¡Queridos hijos! Hoy los invito nuevamente a todos a la oración. Sólo con la oración, hijitos, su corazón se transformará, llegará a ser mejor y más sensible a la palabra de Dios. Hijitos, no permitan que Satanás los arrastre y haga lo que quiere de ustedes. Los invito a ser responsables y decididos, y a consagrar cada día a Dios en la oración. Que la Santa Misa, hijitos, no sea una costumbre sino vida. Viviendo cada día la Santa Misa sentirán la necesidad de santidad y crecerán en la santidad. Yo estoy cerca de ustedes y ante Dios intercedo por cada uno de ustedes, a fin de que les de fuerzas para que transformen su corazón. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”