La Secuencia de Pascua
Himno que nos relata la victoria triunfal de Jesucristo
La Secuencia de Pascua, es un himno antiguo que narra la Resurrección de Jesús y según la tradición, se canta o lee durante toda la Octava de Pascua.
Son varios los himnos llamados secuencias y que la liturgia nos proporciona en el transcurso del año, este himno se lee o canta antes del Evangelio.
Entre los cantos que se llamaban secuencia, sobresalen al menos cuatro, uno de los más populares es el de Pentecostés, otros de ellos es el del Corpus Christi, también está uno en honor a Nuestra Señora de los Dolores y no podía faltar el de Pascua.
Acontecimientos como el de la Resurrección, el gozo, el cordero inmolado, el encuentro de María Magdalena con su Maestro y el sepulcro vacío, son algunos de los elementos que resaltan en el himno pascual.
El Misal Romano del Concilio de Trento, indicaba el canto de cuatro Secuencias a lo largo de todo el Año litúrgico: Victimæ Paschalis Laudes (Secuencia del Domingo de Pascua), Veni Sancte Spiritus (Secuencia de Pentecostés), Lauda Sion Salvatorem (Secuencia de Corpus Christi) y Dies Iræ (Secuencia en las misas de requiem). Más adelante se incorporó la Stabat Mater , en la memoria de los Dolores de la Santísima Virgen María.
La secuencia se debe cantar (o leer) inmediatamente antes del santo Evangelio correspondiente, y de aquí su nombre que significa «continuación». Recordar que hasta la última reforma litúrgica, al comenzar la lectura del Evangelio, el celebrante decía: «Secuencia (continuación) del Santo Evangelio según….
Se cree que la secuencia de Pascua ha sido compuesta alrededor de 1050 por Wipon de Burgundia, capellán de la corte de Conrado II, emperador de Sacro Imperio Romano Germánico, y de su sucesor Enrique III..
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.