Ayuden a mi Corazón Inmaculado a triunfar
ESCLAVITUD DE AMOR A MARÍA REINA DE LA PAZ DÍA 21
CONOCIMIENTO DE MARÍA
LA FERVOROSA ENMIENDA DE VIDA
(Buscamos un lugar apartado para hacer nuestra
preparación en oración)
Letanías al Espíritu Santo
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo,Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, Escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,Ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,Ten piedad de nosotros.
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,Ten piedad de nosotros.
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,Ten piedad de nosotros.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que das testimonio de Cristo,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que fecundas a María,Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de sabiduría y entendimiento,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de consejo y fortaleza,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de ciencia y piedad,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de temor del Señor,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia y misericordia,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de humildad y castidad,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia multiforme,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,Ten piedad de nosotros.
Espíritu en el cual renacemos,Ten piedad de nosotros.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,Ten piedad de nosotros.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,Ten piedad de nosotros.
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,Ten piedad de nosotros.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,Ten piedad de nosotros.
Senos propicio, Perdónanos, Señor.
Senos propicio, Escúchanos, Señor.
De todo mal, Líbranos Señor.
De todo pecado, Líbranos Señor.
De las tentaciones e insidias del diablo, Líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación, Líbranos Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, Líbranos Señor.
De la obstinación y de la impenitencia, Líbranos Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo, Líbranos Señor.
Del espíritu de fornicación, Líbranos Señor.
De todo espíritu malo, Líbranos Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, Líbranos Señor.
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación, Líbranos Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, Líbranos Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, Líbranos Señor.
En el día del juicio, Líbranos Señor.
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Santiago 1, 26-27
«Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.»
Mensaje, 25 de septiembre de 1991
“¡Queridos hijos! Hoy, de una manera especial, los invito a todos ustedes a la oración y a la renunciación. Porque ahora, como nunca antes, Satanás quiere mostrar al mundo su rostro ignominioso con el cual quiere seducir a la mayor cantidad posible de personas y llevarlas por el camino de la muerte y el pecado. Por tanto, queridos hijos, ayuden a mi Corazón Inmaculado a triunfar en este mundo tan pecador. Yo les imploro a todos ustedes que ofrezcan oraciones y sacrificios por mis intenciones, para que Yo pueda presentárselos a Dios por lo que sea más necesario. Olviden sus deseos, queridos hijos, y oren por lo que Dios desea, no por lo que ustedes desean. Gracias por haber respondido a mi llamado!”
La dificultad está, pues, en saber hallar de veras a la divina María, para dar con la abundancia de todas las gracias. Dueño absoluto, Dios puede por sí mismo comunicar lo que ordinariamente no comunica sino por medio de María; y negar que alguna vez así lo haga, sería temerario; pero según el orden establecido por la Divina Sabiduría, como dice Santo Tomás, no se comunica Dios ordinariamente a los hombres, en el orden de la gracia, sino por María. Para subir y unirse a Él, preciso es valerse del mismo medio de que Él se valió para descender a nosotros, para hacerse hombre y para comunicarnos sus gracias; y ese medio es una verdadera devoción a la Santísima Virgen.» (El Secreto María 23)
“La sabiduría terrena de que nos habla Santiago es el amor de los bienes de la tierra. De esta sabiduría es de la que hacen profesión secreta los sabios del mundo, cuando apegan su corazón a lo que poseen, cuando ambicionan riquezas, cuando emprenden pleitos o buscan sutilezas inútiles para tenerlos o mantenerlos, cuando no piensan, ni hablan, ni obran la mayor parte del día sino con miras a lograr o a conservar algún bien temporal; cuando, si se preocupan de su salvación o de los medios de alcanzarla, como la confesión, oración, etc., lo hacen a la ligera, por salir del paso, por intervalos y para cubrir las apariencias.” (Amor a la Sabiduría 80)
«Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por hablarnos en este tiempo a través de María. Te pedimos el don del ayuno y la renuncia y que nos liberes de todo lo que nos impide estar cerca de Jesús, Tu Hijo, el Emmanuel. Libéranos de toda soberbia y egoísmo y de cualquier miedo o desconfianza. Danos un profundo anhelo por Su cercanía y a través de El, por la cercanía a Ti, oh Padre. Danos el espíritu de oración y a través de Tu Espíritu revélanos Tu voluntad para nosotros. Ayúdanos a vencer nuestra propia voluntad y que nunca más Tu voluntad nos distancie de Ti. Danos la fortaleza para que, a través de nuestra vida, lleguemos a ser apóstoles del amor. Perdónanos por todo lo que no es amor en nosotros. Te pedimos a nombre de todos los bautizados y de todos los que se llaman cristianos que podamos decidirnos por el amor y la paz.» (Padre Slavko Barbaric)
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Ave Maris Stella
Salve Estrella del mar, Santa Madre de Dios
y siempre Virgen, feliz Puerta del cielo.
Tú que has recibido el saludo de Gabriel,
y has cambiado el nombre de Eva,
establécenos en la paz.
Rompe las ataduras de los pecadores,
da luz a los ciegos, aleja de nosotros los males
y alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre: reciba nuestras súplicas
por medio de Ti, Aquél que, naciendo por nosotros,
aceptó ser Hijo tuyo.
¡Oh, Virgen incomparable! ¡Amable como ninguna!
Haz que, libres de nuestras culpas,
permanezcamos humildes y castos.
Danos una vida limpia,
prepáranos un camino seguro; para que,
viendo a Jesús, nos alegremos eternamente contigo.
Demos alabanza a Dios Padre,
gloria a Cristo Soberano y también al Santo Espíritu,
a los Tres un mismo honor. Amén
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«No tenemos virtud, no porque sea difícil, sino porque no queremos. No tenemos paciencia…, porque no queremos. No tenemos templanza…, porque no queremos. No tenemos castidad, por lo mismo. Si quisiéramos seríamos santos…, y es mucho más difícil ser ingeniero, que ser santo. ¡Si tuviéramos fe!
Vida interior…, vida de espíritu, vida de oración. ¡Dios mío! ¡eso sí que debe ser difícil! No hay tal. Quita de tu corazón lo que estorba y en él hallarás a Dios. Ya está todo hecho. Muchas veces buscamos lo que no hay, y en cambio pasamos al lado de un tesoro y no lo vemos. Esto nos pasa con Dios, que le buscamos […] en una maraña de cosas, que a nosotros nos parecen mejores cuanto más complicadas. Y, sin embargo, Dios le llevamos dentro, y ahí no lo buscamos. Recógete dentro de ti mismo…, mira tu nada del mundo, ponte a los pies de una Cruz, y si eres sencillo, verás a Dios.
He aquí la vida de oración…, no hay que poner lo que ya está, sino que hay que quitar lo que sobra. Digo lo que ya están suponiendo al alma en gracia de Dios, y si algunas veces Dios no está en ella es porque nosotros no queremos. Tenemos tal cúmulo de atenciones, distracciones, aficiones, deseos de vanidades, presunciones; tanto mundo dentro, que Dios se aleja… pero nada más quererlo Dios llena el alma de tal modo, que hace falta estar ciego para no verlo. ¿Quiere un alma vivir según Dios?… Quite de ella todo lo que nos sea Él…, y ya está. Es relativamente fácil. Si quisiéramos, y con sencillez a Dios se lo pidiéramos, haríamos grandes progresos en la vida del espíritu. Si quisiéramos seríamos santos… Pero somos tan tontos que no queremos… Preferimos perder el tiempo en estúpidas vanidades. «
(SAN RAFAEL ARNAIZ BARÓN)
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Letanías Marianas
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,Ten piedad de nosotros.
Santa María, Ruega por nosotros (emplear esta respuesta de ahora en adelante).
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesa de Nuestro Señor Jesucristo.
Te rogamos nos concedas,Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Magnificat
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración de San Juan XXIII
¡San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber. Tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que se vuelven confiadamente a ti. Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y proteges. Tu también supiste de pruebas, cansancio y trabajo. Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría debido al íntimo trato que gozaste con el Hijo de Dios que te fue confiado a ti a la vez a María, su tierna Madre.
Amén.
CATECISMO DE SAN JOSÉ
18-¿Cómo fue virginal en la paternidad el amor de san José?
La Iglesia nos enseña, que es artículo de fe, que ha habido un verdadero matrimonio entre José y María. Es también un artículo de nuestras creencias, que María ha sido la madre de Nuestro Señor
Jesucristo, hijo de Dios, hecho hombre, y que Dios es su Padre. Además, nos dice un piadoso autor: ¿por qué ha querido el hijo de Dios encarnar en las purísimas entrañas de la augusta María? Pues ha sido, y este es el parecer de todos los santos Padres, a causa de la virginidad de aquella santa criatura. Es, pues, la virginidad de María la que ha sacado a Jesucristo del cielo para presentarle en la tierra; Jesucristo es, la flor sagrada que encerró la virginidad, el fruto feliz que la virginidad produjo. Y san Fulgencio nos lo dice formalmente: «Sí, dice, Jesús es el fruto, el adorno, el precio, Jesús es la recompensa de la santa virginidad.» Luego debemos concluir con Bossuet, «que así como todos debemos creer que es la virginidad de María la que la hace fecunda, no debemos temer el afirmar, que José tuvo parte en »este gran milagro.» En efecto, si esta pureza angélica es el bien de la divina María, es el depósito mejor, es el bien del justo José, su casto esposo, porque María pertenece a José por su matrimonio y por los castos cuidados con que la ha conservado; así, pues, teniendo José tanta parte en la virginidad de María, así también la tiene en el fruto que llevó la misma por cuya causa Jesús es hijo de José, no verdaderamente según la carne, sino según el espíritu, por la alianza virginal que tuvo con la madre: por lo cual diremos con razón que el matrimonio de José fue virginal respecto de la paternidad.
La Santa Casa de Loreto
Corría el año de 1294 cuando una noche, en Italia, unos pastores que velaban cuidando sus rebaños, notaron como en otra ocasión los pastores de Belén, un vivido resplandor que iluminaba el bosque a través de los árboles. Aproximándose temerosos, y ¡cual no fue su admiración al ver una casa vieja, de mezquina apariencia, situada en un paraje donde nunca habían visto el mas mínimo edificio! Estas buenas gentes se arrodillaron en el umbral después penetraron en el recinto y dirigieron preces a la Santa Virgen, al Niño Jesús y a San José, como si hubieran tenido en la sencillez de su alma vaga intuición de la verdad, verdad que fue muy pronto conocida. La casa de José y de María había sido transportada tres años antes por los ángeles desde Galilea a una colina de Dalmacia. El 10 de diciembre de 1294, la Santa Casa abandonaba este nuevo país y venia a colocar sus paredes en la Marca de Ancona, en medio del bosque
Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.
M E M O R A R E
Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que habéis sido llamado padre del Redentor, sino escuchadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favorablemente. Así sea.
Trescientos días de indulgencias (una vez por día) aplicables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
ORACIONES
Oh custodio y padre de vírgenes San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María. Por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
Haz, oh José, que nuestra vida transcurra tranquila y que siempre sea segura bajo tu patrocinio.
¡Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!
¡Jesús, José y María, asistidme en vida y en mi última agonía!
¡Jesús, José y María, expire en paz con Vos el alma mía!
San José, mi padre y señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios y de su Santísima Madre, la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre mejor a Jesús y a María. Amén.