Benedicto XVI: María, modelo de la Iglesia
La devoción a María asegura así a la fe su plena dimensión humana.
«María ha sido siempre esencial para el equilibrio de la fe»
Benedicto XVI, dio testimonio público en muchas ocasiones de su devoción mariana. En un libro entrevista con Vittorio Messori en 1985, el entonces Cardenal Ratzinger explica la importancia de María y la necesidad de una fe «encarnada», que reconcilia «la razón con las razones del corazón». Aquí ofrecemos algunos pasajes:
«Si el lugar ocupado por la Santísima Virgen ha sido siempre esencial para el equilibrio de la fe, redescubrir ese lugar hoy se ha convertido en una rara emergencia en la historia de la Iglesia.
La correcta devoción mariana garantiza a la vez la coexistencia indispensable de la “razón” con, como diría Pascal, las igualmente indispensables “razones del corazón”. Para la Iglesia, el hombre no es solo razón o solo sentimiento, es la unión de estas dos dimensiones. La cabeza debe reflexionar con lucidez, pero el corazón debe ser alimentado: la devoción a María (…) asegura así a la fe su plena dimensión humana.
María es “figura”, “imagen”, “modelo” de la Iglesia. Mirándola a Ella, la Iglesia se protege de esa imagen masculinizada (…) que la representa como instrumento de un programa de acción sociopolítica. Si en ciertas teologías y eclesiologías María ya no encuentra lugar, la razón es clara: han reducido la fe a una abstracción. Y una abstracción no necesita una Madre.
A través de su destino, que es a la vez el de Virgen y Madre, María sigue iluminando lo que el Creador ha destinado a las mujeres de todos los tiempos, incluido el nuestro; y quizás especialmente el nuestro donde, como sabemos, la esencia misma de la feminidad está amenazada. Su virginidad y maternidad llevan el misterio de la mujer a un altísimo destino del que no puede ser arrancada…
Criatura valiente y obediente, es (nuevamente y siempre) un ejemplo que todo cristiano —hombre o mujer— puede y debe mirar».
Tomado de Informe sobre la fe, libro entrevista de Vittorio Messori con el entonces Cardenal. Joseph Ratzinger.
Fuente: Un Minuto con María