LA CONVERSIÓN
Esclavitud de Amor a María Santísima Reina de la Paz. Día 11
Veni Creator Spíritus
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste.
Tú, a quien llamamos Paráclito,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, dedo de la diestra del Padre;
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras.
Ilumina nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé nuestro director y nuestro guía,
para que evitemos todo mal.
Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Creamos en ti, su Espíritu,
por los siglos de los siglos
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos de los siglos. Amén.
Romanos 12, 1-2
“Les exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcan sus cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será su culto espiritual. Y no se acomoden al mundo presente, antes bien transfórmense mediante la renovación de su mente, de forma que puedan distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.”
Mensaje, 25 de octubre de 1993
“¡Queridos hijos! En estos Caos, Yo los he invitado a orar, a vivir lo que Yo les estoy diciendo, pero ustedes viven mis mensajes muy poco. Ustedes hablan, pero no los viven, es por eso, queridos hijitos, que esta guerra está durando tanto. Yo los invito a abrirse a Dios y a vivir con Dios en sus corazones, viviendo el bien y dando testimonio de mis mensajes. Yo los amo y deseo protegerlos de todo mal, pero ustedes no lo quieren así. Queridos hijos, Yo no puedo ayudarlos si ustedes no viven los mandamientos de Dios, si no viven la Misa, si no abandonan el pecado. Yo los invito a convertirse en Apóstoles del Amor y del Bien. En este mundo sin paz, den testimonio de Dios y del amor de Dios y Dios los bendecirá y les dará lo que ustedes buscan de El. Gracias por haber respondido a mi llamado!”
“Hermano mío, tú que eres imagen viviente de Dios (Gn 1, 26) y has sido rescatado con la sangre preciosa de Jesucristo (1Pe 1, 19), Dios quiere que te hagas santo como El (Mt. 5, 48) en esta vida y que participes de su gloria por toda la eternidad. Tu verdadera vocación consiste en adquirir la santidad de Dios. A ello debes orientar todos tus pensamientos, palabras y acciones, tus sufrimientos y todas las aspiraciones de tu vida.” (Secreto de María 3)
Ave Maris Stella
Salve Estrella del mar, Santa Madre de Dios
y siempre Virgen, feliz Puerta del cielo.
Tú que has recibido el saludo de Gabriel,
y has cambiado el nombre de Eva,
establécenos en la paz.
Rompe las ataduras de los pecadores,
da luz a los ciegos, aleja de nosotros los males
y alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre: reciba nuestras súplicas
por medio de Ti, Aquél que, naciendo por nosotros,
aceptó ser Hijo tuyo.
¡Oh, Virgen incomparable! ¡Amable como ninguna!
Haz que, libres de nuestras culpas,
permanezcamos humildes y castos.
Danos una vida limpia,
prepáranos un camino seguro; para que,
viendo a Jesús, nos alegremos eternamente contigo.
Demos alabanza a Dios Padre,
gloria a Cristo Soberano y también al Santo Espíritu,
a los Tres un mismo honor. Amén.
Cuando no hay amor, todas nuestras puertas se abren al mal y a cualquier pecado. Todas las guerras, todos los conflictos familiares e individuales, todas las miserias, las injusticias, los asesinatos, los abortos: todo es resultado directo de la falta de amor hacia la vida y hacia el animador de la vida, ¡el Creador de todas las cosas!. Esto significa que la falta de amor es el pecado más grande. El odio no es tan peligroso como la falta de amor, porque ésta puede hacer en cualquier momento que el odio triunfe sobre el amor. (Dame Tu Corazón Herido, Fr Slavko Barbaric)
“Sólo María permite la entrada en el paraíso terrestre a los pobres hijos de la Eva infiel para pasearse allí agradablemente con Dios, esconderse de sus enemigos con seguridad, alimentarse deliciosamente, sin temer ya a la muerte, del fruto de los árboles de la vida y de la ciencia del bien y del mal, y beber a boca llena las aguas celestiales de la hermosa fuente que allí mana en abundancia. Mejor dicho, siendo Ella misma este paraíso terrestre o esta tierra virgen y bendita de la que fueron arrojados Adán y Eva pecadores, permite entrar solamente a aquellos a quienes le place para hacerlos llegar a la santidad.” (Tratado de la V. D. II)
Pero ¿Qué mucho es que tú, polvo y nada, te sujetes al hombre por Dios, cuando Yo, Omnipotente y Altísimo, que crié todas las cosas de la nada, me sujeté al hombre humildemente por ti?
Me hice el más humilde y abatido de todos, para que vencieses tu soberbia con mi humildad. (Imitación de Cristo 3, 13)
Magnificat
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración de San Juan XXIII
¡San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber. Tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que se vuelven confiadamente a ti. Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y proteges. Tu también supiste de pruebas, cansancio y trabajo. Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría debido al íntimo trato que gozaste con el Hijo de Dios que te fue confiado a ti a la vez a María, su tierna Madre. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.
CATECISMO DE SAN JOSÉ
14-¿Cómo fue designado visiblemente José a los sacerdotes, para ser esposo de María?
Hallándose los sacerdotes preocupados para la elección, a consecuencia de los numerosos pretendientes, recurrieron la oración, y el cielo les respondió con una inspiración: esta decía, que todos los jóvenes debían tener en sus manos varas secas, y aquel cuya vara floreciese sería elegido. La orden fue ejecutada, y puestos todos en oración, la vara de José floreció en sus manos, y una blanca paloma vino a colocarse en su cabeza. Convencidos por este milagro de los designios de Dios sobre san José, los sacerdotes enviaron a buscar a la joven María, que sólo consintió en ese enlace por obediencia: la noticia del milagro debió causar en ella una grande alegría, porque pensó que ya el cielo le enviaba tan visiblemente a San José por esposo, el cielo sabría inspirar respeto a su voto de virginidad, y hacerle solamente un custodio y un apoyo para ella.
Los sacerdotes procedieron en seguida a la ceremonia, que se hizo conforme la ley exigía y según la costumbre de la nación. José puso un anillo en el dedo de la joven virgen, como prenda de fidelidad conyugal que le prometía, recibiendo una recíproca promesa en la aceptación que ella hizo.
Aquí se rezan Credo, 7 Padre Nuestros, Ave Marías y Gloria en honor de los dolores y gozos de la Reina de la Paz y del Señor San José.
M E M O R A R E
Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que habéis sido llamado padre del Redentor, sino escuchadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favorablemente. Así sea.
Trescientos días de indulgencias (una vez por día) aplicables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
ORACIONES
Oh custodio y padre de vírgenes San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María. Por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
Haz, oh José, que nuestra vida transcurra tranquila y que siempre sea segura bajo tu patrocinio.
¡Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!
¡Jesús, José y María, asistidme en vida y en mi última agonía!
¡Jesús, José y María, expire en paz con Vos el alma mía!
San José, mi padre y señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios y de su Santísima Madre, la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre mejor a Jesús y a María. Amén.