LOS INVITO A OFRECER SUS CRUCES

LOS INVITO A OFRECER SUS CRUCES

8 de febrero de 2024 0 Por Gospa Chile

ESCLAVITUD DE AMOR A MARÍA REINA DE LA PAZ DÍA 17


“Tome su cruz y sígame”


Letanías al Espíritu Santo

Señor, Ten piedad de nosotros.

Cristo,Ten piedad de nosotros.

Señor, Ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, Escúchanos.

Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo Redentor del mundo,Ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo,Ten piedad de nosotros.

Trinidad Santa, un solo Dios,Ten piedad de nosotros.

Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,Ten piedad de nosotros.

Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,Ten piedad de nosotros.

Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,Ten piedad de nosotros.

Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que das testimonio de Cristo,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que fecundas a María,Ten piedad de nosotros.

Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de Dios que habitas en nosotros,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de sabiduría y entendimiento,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de consejo y fortaleza,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de ciencia y piedad,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de temor del Señor,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de gracia y misericordia,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de humildad y castidad,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de benignidad y mansedumbre,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de gracia multiforme,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,Ten piedad de nosotros.

Espíritu en el cual renacemos,Ten piedad de nosotros.

Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,Ten piedad de nosotros.

Espíritu de adopción de los hijos de Dios,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,Ten piedad de nosotros.

Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,Ten piedad de nosotros.

Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,Ten piedad de nosotros.

Sednos propicio, Perdónanos, Señor.

Sednos propicio, Escúchanos, Señor.

De todo mal, Líbranos Señor.

De todo pecado, Líbranos Señor.

De las tentaciones e insidias del diablo, Líbranos Señor.

De toda presunción y desesperación, Líbranos Señor.

De la resistencia a la verdad conocida, Líbranos Señor.

De la obstinación y de la impenitencia, Líbranos Señor.

De la impureza de la mente y del cuerpo, Líbranos Señor.

Del espíritu de fornicación, Líbranos Señor.

De todo espíritu malo, Líbranos Señor.

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, Líbranos Señor.

Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación, Líbranos Señor.

Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, Líbranos Señor.

Por tu advenimiento sobre los discípulos, Líbranos Señor.

En el día del juicio, Líbranos Señor.

Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.

Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, te rogamos, óyenos.

Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.

Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,  te rogamos, óyenos.

Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,  te rogamos, óyenos.

Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,  te rogamos, óyenos.

Para que no creamos a todo espíritu,  te rogamos, óyenos.

Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,  te rogamos, óyenos.

Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.

Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,  te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos: 

Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.



CONOCIMIENTO DE MARÍA

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo


San Mateo 16, 24-28

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.
Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta…»


Mensaje, 25 de septiembre de 1996

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a ofrecer sus cruces y sus sufrimientos por mis intenciones. Hijitos, yo soy su Madre y deseo ayudarles obteniendo para ustedes la gracia de Dios. Hijitos, ofrezcan sus sufrimientos como un regalo a Dios, a fin de que se conviertan en una hermosísima flor de alegría. Por so, hijitos, oren para que sean capaces de entender que el sufrimiento puede convertirse en alegría y la cruz en camino de alegría. Gracias por haber respondido a mi llamado!”



¡Terrible pensamiento es éste para quien en las cosas del mundo tiene puesta su afición! Recordemos aquella parábola del Evangelio (Lc 12,20).
“El campo de un hombre rico dio abundante fruto. Y pensaba él entre sí diciendo: ¿Qué haré que no tengo dónde juntar mis frutos? Destruiré mis paneras y las haré mayores; y allí reuniré todo lo que ha nacido para mí y mis bienes. Y diré a mi alma: alma, ya tienes bienes para muchos años: descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo: necio, esta noche te arrancarán el alma. Lo que allegaste ¿de quién será…? Así acaece a quien atesora para sí y no es rico delante de Dios.”
Y no menos al que está apegado a las honras y a los amores del mundo. Y no sólo para el pecador, que anda encenagado en sucios deleites, sino aun para el cristiano honrado y piadoso, pero excesivamente aficionado a las comodidades y placeres lícitos y aun a los santos amores de su hogar; porque, como dice San Gregorio, “no se deja sin dolor lo que con amor se posee”. “Espantoso es este pensamiento (dice el P. Grou) para todos los que sirven a Dios por espíritu de interés, que cuidan de su salvación sólo por lo que les importa a ellos, que piensan más en la justicia de Dios que en su misericordia.” En general, es aflictivo para cualquiera que no esté completamente desatado de todas las cosas de la tierra con la práctica de un continuo morir a sí mismo.



Y más aún que por este apartamiento de todas las cosas amadas, es la muerte muy terrible por la incertidumbre de la suerte que tras ella nos espera. ¡Oh!, si como hay seguros contra incendios y naufragios hubiera verdaderos seguros del alma para después de la muerte, que de tal modo pudieran asegurarnos que nos quitaran todo temor, ¡con qué ansia debiéramos asirnos de ellos por mucho dinero que hubiera que pagar!

“Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale” (1 Corintios 1, 27-28). Por este motivo, la Iglesia no tiene miedo de la pobreza, el desprecio, la persecución en una sociedad con frecuencia atraída por el bienestar material y por el poder mundano. San Agustín nos recuerda que “lo que ayuda no es sufrir estos males, sino soportarlos por el nombre de Jesús, no sólo con espíritu sereno, sino incluso con alegría” (De sermone Domini in monte, I, 5,13: CCL 35, 13). (Benedicto XVI)



Ave Maris Stella

Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo.

Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al cambiar el nombre de Eva.

Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas.

Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti.

Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos.

Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo.

Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.


Si de alguna manera he permanecido fiel a la consagración a la Santísima Virgen (aunque no sea con la perfección que en el punto anterior decíamos), de esperar es que mi sentencia será de salvación, por más que mis faltas me expongan a largo y terrible purgatorio. Pero si del todo me he olvidado de que soy esclavo de María, y dejando sus dulces cadenas he vuelto a enredarme en la esclavitud del mundo y del pecado, entonces, ¡ay de mí!, ¿qué puedo esperar?
“Cuidado con cruzarse de brazos, sin trabajar; que mi secreto (es decir, la misma Santa Esclavitud), se convertirá en veneno y vendrá a ser tu condenación.” (Secreto de María.)

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Letanías Marianas

Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad

Cristo, óyenos

Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,Ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios,Ten piedad de nosotros.

Santa María, Ruega por nosotros (emplear esta respuesta de ahora en adelante).

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la divina gracia,

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre siempre virgen,

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

Madre de misericordia,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de veneración,

Virgen digna de alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

Virgen fiel,

Espejo de justicia,

Trono de la sabiduría,

Causa de nuestra alegría,

Vaso espiritual,

Vaso digno de honor,

Vaso de insigne devoción,

Rosa mística,

Torre de David,

Torre de marfil,

Casa de oro,

Arca de la Alianza,

Puerta del cielo,

Estrella de la mañana,

Salud de los enfermos,

Refugio de los pecadores,

Consoladora de los afligidos,

Auxilio de los cristianos,

Reina de los Ángeles,

Reina de los Patriarcas,

Reina de los Profetas,

Reina de los Apóstoles,

Reina de los Mártires,

Reina de los Confesores,

Reina de las Vírgenes,

Reina de todos los Santos,

Reina concebida sin pecado original,

Reina asunta a los Cielos,

Reina del Santísimo Rosario,

Reina de la familia,

Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN

Te rogamos nos concedas,

Señor Dios nuestro,

gozar de continua salud de alma y cuerpo,

y por la gloriosa intercesión

de la bienaventurada siempre Virgen María,

vernos libres de las tristezas de la vida presente

y disfrutar de las alegrías eternas.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.


OFRECER SUS CRUCES


Magnificat

Proclama mi alma

la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios,

mi salvador;

porque ha mirado la humillación

de su esclava.

Desde ahora me felicitarán

todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho

obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

–como lo había prometido a nuestros padres–

en favor de Abrahán

y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo,

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos.

Amén.