Novena Santo Cura de Ars

Novena Santo Cura de Ars

28 de julio de 2024 0 Por Gospa Chile

Día 5: Confesor de almas

«¡Orad por los sacerdotes! Orad para que la unión entre Mi Hijo y ellos sea lo más fuerte posible, para que sean una sola cosa. ¡Os doy las gracias!” (Del Mensaje del 2 de Septiembre, 2012)


Señor mio, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocaciones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

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San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

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Divino Jesús, que quieres que pidamos al Señor de la mies que envíe a ella buenos operarios, dígnate suscitar en tu Iglesia y en particular en esta diócesis muchos y santos sacerdotes, que siéndolo en todo según tu Corazón, procuren celosamente por su sagrado ministerio la gloria de tu Padre Celestial y la salvación de las almas redimidas por tu Sangre preciosa. Amén.

María, Madre amorosísima de los hombres, danos sacerdotes, danos sacerdotes santos. Amén.


Dice San Juan Mª Vianney:

«Nuestros errores son granos de arena al lado de la grande montaña de la misericordia de Dios.”

«Cuando el sacerdote da la absolución, es necesario pensar sólo en una cosa: que la sangre del buen Dios se derrama sobre nuestra alma para lavarla, purificarla y hacerla bella cuanto lo era después del bautismo.”

«El buen Dios, al momento de la absolución, tira detrás de sus espaldas nuestros pecados, es decir se olvida, los cancela: no reaparecerán jamás.”

«El nutrimento del alma es el cuerpo y la sangre de un Dios. ¡Si uno lo piensa, se puede perder por la eternidad en este abismo de amor!”

«Todas las buenas obras juntas no equivalen al sacrificio de la Misa, porque son obras de los hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios.”

“No decís que no sois dignos. Es cierto: no sois dignos, pero lo necesitáis.”

«Vais a confesaros con la Santa Virgen o con un ángel. ¿Os absolverán? ¿Os darán el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor? No, la Santa Virgen no puede hacer descender a su Hijo divino en la hostia. Aunque tuvierais doscientos ángeles para vosotros allá, no os podrían absolver. Un sacerdote, por cuanto simple sea, puede hacerlo. Os puede decir: andáis en paz, os perdono.”

«¡Cuán diferente es el cristiano que vive en la tibieza! No deja de creer todas las verdades que la Iglesia enseña, más de una manera tan débil, que en ella casi no toma parte su corazón. No duda de que Dios le ve, de que esta siempre en su santa presencia; pero, a pesar de ese pensamiento, no es ni más bueno ni menos pecador; cae en pecado con tanta facilidad cual si no creyese en nada; está muy persuadido de que, mientras viva en tal estado, es enemigo de Dios; más no por eso sale del mismo. Sabe que Jesucristo dio al sacramento de la Penitencia el poder de perdonar nuestros pecados y de acrecentar nuestra virtud. Sabe que dicho sacramento nos concede gracias proporcionadas a las disposiciones con que nos acercamos a recibirlo más no importa: la misma negligencia, la misma tibieza en la práctica. Sabe que Jesucristo esta real y verdaderamente en el sacramento de la Eucaristía, alimento absolutamente necesario para su alma; sin embargo, ¡mirad cuan poco desea recibirlo! Sus confesiones y comuniones no son frecuentes; solamente se determina con ocasión de alguna gran festividad, de un jubileo, de una misión; o bien va para no distinguirse de los demás, pero no para alimentar su pobre alma.»


Mensaje, 25 de febrero de 2007
“¡Queridos hijos! Abran su corazón a la misericordia de Dios en este tiempo cuaresmal. El Padre Celestial desea liberar a cada uno de ustedes de la esclavitud del pecado. Por eso, hijitos, aprovechen este tiempo y a través del encuentro con Dios en la Confesión, abandonen el pecado y decídanse por la santidad. Hagan eso por amor a Jesús, quien con su sangre ha redimido a todos para que fueran felices y estuvieran en paz. No olviden, hijitos, que vuestra libertad es vuestra debilidad, por eso sigan mis mensajes con seriedad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”


Súplica milagrosa del Santo Cura Vianney de Ars
«Oh Madre de Jesús, por Tus incomensurables dolores durante la pasión y muerte de Tu Hijo divino, y por las amargas lágrimas que derramaste, te pido que ofrezcas en sacrificio el cuerpo santo, cubierto de heridas y de sangre de nuestro Redentor, junto con Tus dolores y lágrimas, al Padre Celestial, para la salvación de las almas y para adquirir las gracias que te pido suplicante…» 

Súplica a María Santísima

«Que el mundo entero se arrodille ante Ella que lleva el Nombre Sagrado: Madre de Dios. En Su Vientre Inmaculado, Ella Me glorificó a Mí, al recibirme, el Cordero sin mancha, haciendo un santuario para el Santuario. Ven y canta una nueva canción en Su Honor. Que todos los que viven en la tierra veneren Su Inmaculado Corazón, el Altar en el que Yo fui concebido y donde también Me convertí en Hombre-Dios. Aquel día en que fui concebido por el Espíritu Santo en Su Vientre virginal, todos los demonios se paralizaron, con terror. Cuando Yo, Dios, descendí para ser concebido por el Espíritu Santo y nacer de la Virgen María, ¡Yo vine a Mi cielo! Descendí de un cielo al otro, dejé un trono para sentarme en el otro.»


Oremos con el Padre Slavko

Dios, Padre nuestro, gracias porque Tú eres nuestro Padre y porque nos has llamado a ser Tus hijos. Gracias porque nos has revelado Tu amor por medio de Jesucristo, Tu Hijo, que se hizo hombre. Te alabamos por la misericordia que nos has mostrado en El. Te damos gracias porque nos has prometido enviarnos a Tu Espíritu Santo y especialmente por habernos enviado a María para que pueda guiarnos en este tiempo de gracia. Te pedimos, oh Dios, Padre nuestro, que abras nuestros corazones y nos liberes de todo lo que nos cierra a Ti. Danos la gracia de regocijarnos con Tu Palabra. Danos la gracia de poder entenderla y aceptar Tu voluntad sin miedo. Especialmente, Te pedimos que abras los corazones de todos los cristianos bautizados a Tu Palabra durante este Adviento, a fin de que podamos ser muy conscientes de que Tú nos has enviado al mundo a mostrar a otros Tu amor. Danos la fortaleza de vivir con nuestras manos gozosamente extendidas, para que quienes no Te conocen puedan llegar a hacerlo. Danos la gracia de ser siempre conscientes, en cualquier situación, que somos cristianos y amarte por sobre todas las cosas. Te suplicamos, bendice al Papa y a todos los Obispos, a todos los Sacerdotes, a todos los padres de familia y maestros para que puedan estar abiertos a Tu Palabra y servir y ayudar a quienes les has confiado para llegar a conocerte como Padre. Haz que todos vivamos en este mundo responsable y conscientemente. Danos la gracia de ser hombres y mujeres de buena voluntad, a fin de que durante este nuevo tiempo seamos Tus manos en este mundo. Todo esto Te lo pedimos Padre, por Jesucristo Nuestro Señor y por el Espíritu Santo. Amén.

Fray Slavko , Medjugorje, Noviembre 27 de 1997


ORACIÓN DEL SANTO CURA DE ARS

Te amo, Oh mi Dios. Mi único deseo es amarte Hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios, Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti. Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor, Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cada instante que te amo, por lo menos quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro. Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo, Y de amarte mientras que sufro, y el día que me muera No solo amarte pero sentir que te amo. Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora Final aumentes y perfecciones mi amor por Ti. Amén.


ORACION POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES

De Santa Teresita del Niño Jesús

Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra, la obra divina de salvar a las almas, protege a tus sacerdotes (especialmente a: …………..) en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN. Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS, que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO, y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE. Haz que se preserven puros sus Corazones, marcados con el sello sublime del SACERDOCIO, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro. Bendice Sus trabajos y fatigas, y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén”