Traje de Fiesta: La Gracia
Dios siempre está cerca del hombre, pero el hombre puede cerrarse a Dios
Dios, Padrenuestro, Te damos gracias por haber concedido este tiempo a María y que Ella, con Tu permiso, oh Padre, nos conduzca y nos instruya. Te damos gracias por todas esas personas que, a través de estos mensajes, Te han abierto su corazón. Te damos gracias y Te alabamos por todas las personas que durante este tiempo recorren el camino de la santidad Contigo. Por favor bendice a todos los que han encontrado la paz interior a través de los mensajes de Medjugorje. Envía Tu Espíritu Santo a nuestros corazones, para que podamos llegar a comprender esta gracia y podamos vivir cada palabra que Tú nos has dicho a través de María. Danos la gracia de poder renovar la oración y que sea un gozo para nosotros. Por favor, perdónanos también por cada vez que hemos orado sólo por motivos egoístas. Danos la gracia de primeramente buscarte a Ti en la oración, porque Tú nos amas. Da a todos los padres de familia la gracia de orar con sus hijos, a fin de que también sus hijos se abran a la oración y experimenten gozo en la oración. Bendice a todos los jóvenes que Te buscan como su buen Señor y Maestro. Bendice a todos los consagrados para que puedan ser un ejemplo para los demás. Bendice a los sacerdotes, a todos los religiosos y religiosas, a todos los catequistas. Que todos ellos se decidan verdaderamente por la oración y de ese modo, que Tu Iglesia entera se convierta en Iglesia orante. A través del Espíritu Santo, abre nuestros corazones para que estemos dispuestos a aceptar Tu ayuda. Padre, bendice a todas las familias y a todos los grupos de oración y bendice a Tu Iglesia entera, a fin de que durante este tiempo seamos capaces de emprender el camino a la santidad junto con María. Te damos gracias, oh Padre, por el amor que muestras hacia nosotros. Seas alabado, oh Padre, con Tu Hijo Jesucristo y por el Espíritu Santo. Amén. (Fray Slavko , Medjugorje, Agosto 29 de 1997)
La gracia que Dios quiere darnos es importante. Y de nuevo, la gente puede cerrarse a esta gracia o bloquearla. Es tan triste que las personas a menudo no lo entiendan. En un mensaje, María dijo que estamos construyendo un mundo sin Dios y esto significa que el hombre está una vez más en peligro de querer construir para sí mismo, para su familia y el mundo una Torre de Babel, sin Dios, dependiendo únicamente de sus propias fuerzas, de su propio conocimiento y su propia tecnología. Ciertamente es importante que le hombre trabaje y Dios le ha dado muchas, pero muchísimas posibilidades en lo material. El hombre sólo tiene que descubrirlas y participar de ellas con amor y humildad. Pero comete un gran error cuando, a causa de sus avances tecnológicos, se deja distraer de Dios y quiere independizarse de Él. Por eso estamos en peligro de no entender más lo importante que es la gracia en realidad.
Dios siempre está cerca del hombre, pero el hombre puede cerrarse a Dios, puede distraerse de Dios y puede alejarse de Dios. Pero si aceptamos la gracia de la conversión, emprendemos al mismo tiempo el camino que nos acerca más a Él. Dios está cerca de nosotros con Su palabra, en la Eucaristía, en la naturaleza entera, pero muy especialmente está cerca de nosotros en otras personas. En lo que concierne a la proximidad de Dios, a menudo somos como aquellos que cuando tienen sus ojos cerrados se quejan de que no hay luz ni colores. Así que debemos salir de nosotros mismos, vencernos y finalmente saltar nuestros propios muros. Entonces experimentaremos a Dios en todas partes, ¡porque EL ESTÁ en todas partes! Lo más hermoso que puede pasar a cualquiera es poder estar continuamente en la presencia de Dios y Dios en él — cuando trabaja, cuando descansa, cuando está a solas o con los amigos y que Dios esté siempre en su corazón. Que cada uno de nosotros tengamos a Dios en nosotros, Su luz y Su amor en todo lo que decidamos, en todo lo que hagamos y digamos.
Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por enviarnos a María, quien desea conducirnos a Ti. Con Ella Te pedimos, danos la gracia de que nuestro corazón se abra a Ti en la oración. Danos la gracia de que nuestra oración se convierta en un amoroso pasar el tiempo delante de Ti, que nuestro corazón y nuestra alma lleguen a gustar de estar delante de Ti como una flor ante los rayos del sol. Padre, envía el calor y el amor de Tu Espíritu a nuestro corazón y al corazón de todos los demás, para que el hielo pueda derretirse y su frío desaparezca. Que Tu amor y Tu calor vengan a nosotros, a todos los hombres y desde todos nosotros regrese a Ti. Libéranos, oh Padre, de cualquier temor y desconfianza para que estemos dispuestos a aceptar la gracia de la conversión. Perdónanos por no haber reconocido la importancia de la gracia en estos tiempos y porque muchas veces Te hemos experimentado como un Dios distante. Abre nuestros ojos y nuestros corazones para que podamos reconocerte en Tu palabra y en la Eucaristía, que podamos reconocerte en la naturaleza y de modo especial en todos los seres humanos con quienes entremos en contacto. Especialmente, abre nuestro corazón a los más pequeños, a los pobres y a los enfermos, porque en ellos Te encontramos más fácilmente. Bendice nuestras familias y a la Iglesia entera. Envía a Tu Espíritu, por intercesión de María, y renueva y refresca al mundo entero. Te damos gracias por ser nuestro Padre, porque Tú deseas concedernos en este tiempo la gracia de ser leales a Ti para que podamos ser testigos de Tu amor, por Cristo Nuestro Señor. Amén. (Fray Slavko, Medjugorje, Abril 28 de 1998)