TRÁNSITO DE SAN FRANCISCO
El aliento de Medjugorje: el espíritu franciscano
Nadie puede decir que están dedicados a la Reina de la Paz de Medjugorje si no viven el espíritu franciscano.
Desde San Pablo sabemos que el cristianismo comenzó a extenderse en las tierras donde se encuentra el actual Medjugorje, desde los tiempos apostólicos. En su segunda carta a Timoteo, de hecho, Pablo le informa que «Tito ha (fue) Dalmacia» (4,10). Según las fuentes, los franciscanos han estado aquí como misioneros desde 1290/91. Compartieron con esta gente todo lo malo y lo bueno: amargura y dulzura. Durante más de tres siglos no ha habido iglesias, capillas, campanas, ni liturgia normal. Todo era literalmente «como en las catacumbas». En el siglo XV, con la llegada de los otomanos se estableció la religión musulmana, por lo que la Santa Sede confió el cuidado pastoral de estas tierras a los franciscanos, los únicos que defienden los valores cristianos y los más pobres. Durante este largo período de dominación turca que duró hasta 1878, se prohibió a los franciscanos celebrar la misa; después de largas negociaciones, los musulmanes permitieron que nuestros hermanos franciscanos celebraran la misa una vez al año, siempre y cuando no fuera domingo de Pascua. Así llegaron a un compromiso que permitió que la misa se celebrara sólo el domingo después de Pascua.
San Juan Pablo II en 1992 estableció el domingo de la Divina Misericordia según las revelaciones de Jesús a Santa Faustina Kowalska y estableció la celebración, pero casualmente, sólo una semana después de la Pascua.
En tiempos mucho más cercanos a los nuestros, desde 1941 la revolución «Tito» sofocó la vida religiosa en la creciente Yugoslavia socialista. Muchos edificios religiosos fueron incautados. Es imposible no recordar que, durante la Segunda Guerra Mundial y después de la guerra, los partidarios de Tito mataron sin juicio a los entonces Provinciales y a otros sesenta y cinco hermanos. Durante el régimen comunista, los franciscanos, junto con toda la iglesia local y los fieles, sufrieron una represión brutal. Después de la guerra, muchos franciscanos sobrevivientes fueron sentenciados a más de quinientos años en una dura prisión tras juicios falsos.
Sabemos y podemos tocar con nuestras manos que «La sangre de los mártires es la semilla de nuevos cristianos». El 24 de julio de 2021, en la víspera de San Santiago, Patrón de Medjugorje, fue bendecido un monumento que representa a siete mártires franciscanos: cinco de ellos nacieron en Medjugorja y dos eran feligreses en el país elegidos por la Reina de la Paz. Uno de estos feligreses es Fray Bernardin Smoljan, quien en 1934 hizo erigir la cruz blanca en el Krizevac para conmemorar el Año Santo Extraordinario (Pascua 1933 – Pascua 1934) en el 1900 aniversario de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor.
Nuestra Señora en su mensaje el 30 de agosto de 1984 dice: «Queridos niños, incluso la cruz era parte del diseño de Dios, cuando la construyeron. Especialmente estos días ir a la montaña (Krizevac) y rezar bajo la cruz. Tus oraciones son muy necesarias. Gracias por responder a mi llamada». Podemos decir que la figura de San Francisco, su espíritu, sus enseñanzas están más vivas que nunca, especialmente en Medjugorje, el lugar elegido por María para traernos a cada uno la dulzura de la conversión y paz interior después de muchos años de amargura, sufrimiento y represión. Por esto, tan poco como yo entiendo, San Francisco es el aliento de Medjugorje.
virgilio
Fuente: Virgilio Baroni