Vida de conversión y santidad

Vida de conversión y santidad

29 de junio de 2024 0 Por Gospa Chile

Ser portadores de la paz y de la alegría de Jesús resucitado


Mensaje 25 de abril de 2023 Medjugorje

«Queridos hijos, os invito a todos a ser portadores de la paz y de la alegría de Jesús resucitado para todos aquellos que se encuentran alejados de la oración; para que el amor de Jesús, a través de vuestras vidas, los transforme a una nueva vida de conversión y santidad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada”

Fuente: Centro Medjugorje



Conversión presupone confesión de los pecados


Ante una sociedad que parece haber perdido el sentido de Dios y del pecado, hoy “es más urgente que nunca la invitación de Cristo a la conversión”.

Lo afirmó San Juan Pablo II, en un mensaje al cardenal James F. Stafford, Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica, en el curso sobre el foro interno, organizado por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica. Esta conversión, explicó, “presupone la confesión consciente de los propios pecados y la relativa petición de perdón y de salvación». El Papa destacó que «en la tradición de la Iglesia la reconciliación sacramental siempre se ha considerado en estrecha relación con el banquete del sacrificio eucarístico, memorial de nuestra redención…Hay que  llamar la atención sobre la relación vital existente entre estos dos sacramentos». «En el rito de la Santa Misa -afirmó-, muchos elementos subrayan esta exigencia de purificación y conversión: desde el acto penitencial del inicio a las oraciones para obtener el perdón; desde el signo de la paz a las oraciones que los sacerdotes y los fieles rezan antes de la comunión. Únicamente quien tiene sincera conciencia de no haber cometido un pecado mortal puede recibir el cuerpo de Cristo».

Tras exhortar a ser solícitos en la celebración eucarística, «con pureza de corazón y amor sincero», el Santo Padre pidió: «Predicad con claridad y sencillez la recta doctrina sobre la necesidad del sacramento de la Reconciliación para acercarse a comulgar, cuando se es consciente de no estar en gracia de Dios. Al mismo tiempo, alentad a los fieles a recibir el cuerpo y la sangre de Cristo para purificarse de los pecados veniales y de las imperfecciones, de modo que las celebraciones eucarísticas sean gratas a Dios y nos asocien al ofrecimiento de la Víctima santa e inmaculada, con el corazón contrito y humillado, lleno de confianza y reconciliado. Sed para todos ministros asiduos, disponibles y competentes del sacramento de la Reconciliación, verdaderas imágenes de Cristo, santo y misericordioso”.