Al menos ahora escuchemos
Mientras la mayoría de mis hijos pasan las últimas horas del año en diversión
«¡Al menos ahora escuchemos la voz de nuestra Madre del Cielo!»
«En esta noche, mientras la mayoría de mis hijos pasan las últimas horas del año en diversión y disipación, ustedes, mis hijos predilectos, velan conmigo en silencio y en la más intensa oración.
Oración de acción de gracias, por todas las gracias que, en este año les ha dado el Padre, en el Espíritu Santo, por mi Hijo Jesús, por la incesante intercesión de mi Inmaculado Corazón. Este mundo está en poder de mi Adversario, que lo domina con su espíritu de orgullo y rebelión, y conduce a una inmensa multitud de hijos de Dios por el camino del placer, el pecado, la desobediencia a la Ley de Dios, en el desprecio de su voluntad. (…) Pero nada puede resistir la fuerza del amor misericordioso de Dios, que quiere transformar este pobre mundo en una nueva creación.
Oración de súplica, para obtener del Corazón misericordioso de Jesús días de paz y no de aflicción; de serenidad y no de desgracia.
Oración de reparación porque la copa de la Justicia Divina está llena, muy llena, se desborda. Miren cómo surgen el odio y el pecado. Hoy en día, una gran parte de los hombres ya no observa los Diez Mandamientos del Señor. Vuestro Dios es públicamente ignorado, negado, ofendido y blasfemado. El día del Señor está siendo cada vez más profanado. Todos los días atentan contra la vida. Cada año, en todo el mundo, decenas de millones de niños inocentes son asesinados en el vientre de sus madres y el número de homicidios, violencia, saqueos y secuestros aumenta.
La inmoralidad arrasa como un río de barro y se propaga por los medios de comunicación social, especialmente por el cine, la prensa y la televisión. Es a través de estos últimos que, en cada familia, penetra una táctica sutil y diabólica de seducción y corrupción. Las víctimas más indefensas son los niños y los jóvenes, a quienes miro con mi ternura solidaria de Madre.
Solo una poderosa fuerza de oración y de penitencia reparadora podrá salvar al mundo de lo que la justicia de Dios le ha preparado y que se niega obstinadamente a acoger cualquier invitación al arrepentimiento. Al menos ahora escuchen la voz de su Madre Celestial. (…)»
Extracto de un mensaje de la Virgen María recibido el 31 de diciembre 1982, bajo la forma de locución interior, por Don Stefano Gobbi, sacerdote italiano (1930-2011), fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano.