Novena todos los Santos y todos los Fieles Difuntos, Día 4
Sobre la pena de daño
Oración al Espíritu Santo
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Ven Espíritu Santo por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María Santísima, Reina de la Paz… (Repetir 3 veces)
Letanías de los Santos
Señor, ten piedad. / Señor, ten piedad.Cristo, ten piedad. / Cristo, ten piedad.Señor, ten piedad. / Señor ,ten piedad.
Santa María, Madre de Dios,/ Ruega por nosotros.San Miguel,/ Ruega por nosotrosSantos ángeles de Dios,/ Rogad por nosotros.San Juan Bautista,/ Ruega por nosotros.San José,/ Ruega por nosotros.Santos Pedro y Pablo,/ Rogad por nosotros.San Andrés,/ Ruega por nosotros.San Juan,/ Ruega por nosotros.Santa María Magdalena,/ Ruega por nosotros.San Esteban,/ Ruega por nosotros.San Ignacio de Antioquía,/ Ruega por nosotros.San Lorenzo,/ Ruega por nosotros.Santas Perpetua y Felicidad,/ Rogad por nosotros.Santa Inés,/ Ruega por nosotros.San Gregorio,/ Ruega por nosotros.San Agustín,/ Ruega por nosotros.San Atanasio,/ Ruega por nosotros.San Basilio,/ Ruega por nosotros.San Martín,/ Ruega por nosotros.San Benito,/ Ruega por nosotros.Santos Francisco y Domingo,/ Rogad por nosotros.San Francisco Javier,/ Ruega por nosotros.San Juan María Vianney,/ Ruega por nosotros.Santa Catalina de Siena,/ Ruega por nosotros.Santa Teresa de Avila,/ Ruega por nosotros.San Raimundo de Peñarfort,/ Ruega por nosotros.Santos y Santas de Dios,/ Rogad por nosotros.
Muéstrate propicio,/ Líbranos, Señor.De todo mal,/ Líbranos, Señor.De todo pecado,/ Líbranos, Señor.De la muerte eterna,/ Líbranos, Señor.Por tu encarnación,/ Líbranos, Señor.Por tu muerte y resurrección,/ Líbranos, Señor.Por el envío del Espíritu Santo,/ Líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores,/ Te rogamos, óyenos.Jesús, Hijo de Dios vivo,/ Te rogamos, óyenosCristo, óyenos/ Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos./ Cristo, escúchanos.
Acto de contrición
Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido. Y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Oración al Padre Eterno
Padre celestial, Padre amorosísimo, que para salvar las Almas quisiste que tu Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su Sangre en la cruz por nuestro amor: Compadécete, de las benditas almas del Purgatorio y líbralas de sus horrorosas llamas. Compadécete también de la mía, y líbrala de la esclavitud del vicio. Y si tu Justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo te ofrezco todas las obras buenas que haga en este Novenario. De ningún valor son, es verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de tu Hijo divino, con los dolores de su Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos justos han existido en la tierra. Míranos, vivos y difuntos, con compasión, y haz que celebremos un día tus misericordias en el eterno descanso de la gloria. Amén.
MEDITACIÓN
Sobre la pena de daño
Punto Primero. – Por horrorosos que sean los tormentos que padecen las Animas en el Purgatorio, por espantosas que sean las llamas en que se abrasan, no igualarán jamás la pena vivísima que sienten al verse privadas de la vista clara de Dios.
En efecto; aquéllas constituyen la pena de sentido; ésta, la de daño; aquéllas son limitadas; ésta, infinita; aquéllas privan a las Almas de un bien accidental, cual es el deleite; por ésta, carecen de un bien esencial a la bienaventuranza, en el cual consiste la felicidad del hombre, y es la posesión beatífica de Dios.
Ahora no comprenderemos esta pena; pero ella es atroz, incomprensible, infinita.
¡Pobres Animas! Ustedes conocen a Dios, no con un conocimiento oscuro, como nosotros, sino con una luz clara y perfectísima; ven que es el centro de vuestra felicidad, que contiene todas las perfecciones posibles, y en grado infinito; saben que si cayera en el infierno una sola gota de aquel océano infinito de delicias que en sí encierra, bastaría para extinguir aquellas llamas y hacer del infierno el paraíso más delicioso.
Comprenden todo esto perfectísimamente, y así se lanzan ustedes hacia aquel Bien infinito con más fuerza que una enorme piedra separada de la montaña se precipita a lo profundo del valle; ¡y no obstante, no lo pueden abrazar ni poseer? ¡Qué pena! ¡Qué gran tormento!
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – Si tan horrible pena sienten las Animas, viéndose privadas del hermosísimo rostro de Dios, ¿cuál debería ser nuestro desconsuelo como pecadores, si vivimos privados de su gracia y amistad?
Las almas benditas del Purgatorio no poseen aún a Dios, es verdad; pero están seguras de poseerlo un día, porque son amigas, hijas y esposas suyas muy queridas. Pero hay mucho que saben que viviendo como viven, no poseerán jamás a Dios. Saben que, desde el momento que se rebelaron contra El perdieron su gracia, y con ella la rica herencia de la gloria. ¿Cómo dicen: Padre nuestro, que estás en los cielos?
¡Cuántos se engañan! Dios ya no es su padre, ni su señor ni su rey. Ojalá no nos encontremos nosotros en tal situación.
Y si así fuera, deberíamos hacer una buena confesión para recuperar la amistad divina, y poder estar en paz, sabiendo que el Señor será nuestro deleite para siempre.
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
ORACIÓN FINAL
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.
Letanías por las almas
Señor, tened piedad de nosotros.
Jesucristo, tened piedad de nosotros.
Señor, tened piedad de nosotros.
Jesucristo, escuchadnos.
Jesucristo, escuchadnos.
Padre celestial que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.
Hijo Redentor del mundo, que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.
Espíritu Santo, que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.
Santa María, rogad por las almas del Purgatorio.
Santa Madre de Dios, rogad por las almas del Purgatorio.
Virgen de las Vírgenes, rogad por las almas del Purgatorio.
San Miguel, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los Ángeles y Arcángeles, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los coros de Espíritus Benditos, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos Patriarcas y Profetas, rogad por las almas del Purgatorio.
San José, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos mártires, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos Pontífices y Confesores, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos doctores, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos Sacerdotes y Levitas, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los santos monjes y ermitaños, rogad por las almas del Purgatorio.
Todas las santas Vírgenes y Viudas, rogad por las almas del Purgatorio.
Todos los Santos de Dios, rogad por las almas del Purgatorio.
Sé favorable a ellos, perdonadlos, Señor.
Sé favorable a ellos, escuchadnos, oh Señor.
De todo mal, libradlos, Señor.
De Vuestra ira, libradlos, Señor.
De la severidad de Vuestra justicia, libradlos, oh Señor.
Del gusano roedor de la conciencia, libradlos, oh Señor.
De la espantosa oscuridad, libradlos, oh Señor.
De su llanto y gemido, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra encarnación, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra Santa Natividad, libradlos, oh Señor.
Por Vuestro dulcísimo Nombre, libradlos, oh Señor.
Por Vuestro bautismo y Vuestro santo ayuno, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra profunda humildad, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra gran obediencia, libradlos, oh Señor.
Por Vuestro infinito amor, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra angustia y Vuestros sufrimientos, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra sudor de sangre, libradlos, oh Señor.
Por Vuestros lazos y cadenas, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra corona de espinas, libradlos, oh Señor.
Por Vuestras santísimas llagas, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra Cruz y Vuestra Pasión, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra ignominiosa muerte, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra santa resurrección, libradlos, oh Señor.
Por Vuestra admirable Ascensión, libradlos, oh Señor.
Por la venida del Espíritu Santo, Consolador, libradlos, oh Señor.
Pecadores que somos, Os rogamos que nos escuchéis.
Vos que perdonasteis al pecador y escuchasteis al Buen Ladrón, Os rogamos que nos escuchéis.
Vos, que salváis por Vuestra gracia, Os rogamos que nos escuchéis.
Que Os plazca librar a nuestros parientes, amigos y benefactores de las llamas expiatorias, Os rogamos que nos escuchéis.
Que Os plazca librar a todos los fieles difuntos de sus sufrimientos, Os rogamos que nos escuchéis.
Que Os plazca tener piedad de los que no tienen intercesores particulares en este mundo, Os rogamos que nos escuchéis.
Que Os plazca ser misericordioso con todos y librarlos de sus penas, Os rogamos que nos escuchéis.
Que Os plazca conceder sus deseos, Os rogamos que nos escuchéis.
Que Os plazca admitirlos en el Cielo entre los elegidos, Os rogamos que nos escuchéis.
Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.
Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.
Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.
Jesucristo, escuchadnos.
Jesucristo, escuchadnos.
Señor, escuchad mi oración.
Y dejad que mi grito llegue a Vos.
Señor Jesús, tened piedad de las almas del purgatorio, por cuya salvación Os habéis dignado asumir nuestra naturaleza humana y sufrir la muerte más dolorosa.
Apiadaos de sus ardientes anhelos de veros, apiadaos de sus lágrimas de arrepentimiento y, por la virtud de Vuestra Pasión, perdonadles las penas que merecen sus ofensas.
Dulcísimo Jesús, que Vuestra Sangre descienda sobre estas queridas almas.
Que se acorte su tiempo de expiación y que pronto sean llamados a Vos en la felicidad eterna. Amén.
LA EXPERIENCIA DE LOS VIDENTES DE MEDJUGORJE CON EL PURGATORIO
DESCRIPCIÓN DE MIRJANA DEL PURGATORIO
“Hay varios niveles en el Purgatorio. Cuanto más se ora en la tierra, mayor será tu nivel en el Purgatorio… El nivel más bajo es el más cercano al infierno, donde el sufrimiento es el más intenso. El nivel más alto es el más cercano al cielo, y allí el sufrimiento es menos.
En qué nivel estarás depende del estado de pureza de tu alma. Cuanto menor es el nivel del Purgatorio en que está la persona, menos es capaz de orar y más se sufre. Cuanto más alto sea el nivel del Purgatorio en el que esté, más fácil será para ella rezar, más disfruta orando y menos sufre…
La Santísima Virgen nos ha pedido rezar por las almas del Purgatorio porque son incapaces de orar para ellos mismas. A través de la oración, en la tierra podemos hacer mucho para ayudarlos.
La Santísima Virgen me dijo que cuando las almas dejan Purgatorio y más van al cielo es el día de Navidad.
Muchas personas estaban allí. Ellas estaban sufriendo inmensamente… Eran personas normales, de todo tipo. Había mucho sufrimiento físico… pude ver a la gente temblando, golpeada y retorciéndose de dolor… vi este lugar por un tiempo corto…
La Santísima Madre estaba conmigo (en la visión). Ella me explicó que ella quería que yo viera Purgatorio. Dijo que muchas personas en la tierra hoy en día ni siquiera saben sobre el Purgatorio…
La Santísima Madre dijo que muchas personas que mueren están abandonadas por sus seres queridos. Ellos no pueden ayudarse a sí mismos en el Purgatorio. Ellos son totalmente dependientes de las oraciones y sacrificios de las personas generosas en la tierra que les recuerdan.
Nuestra Santísima Madre espera que Sus propios hijos ayuden a las almas en el Purgatorio con la oración, el ayuno y penitencias diversas por las pobres almas, por la restitución de ellos…
Los que han muerto ya no tienen libre albedrío como lo habían hecho en la tierra. Ya no tienen un cuerpo. Ya no es posible para ellos compensar las cosas que lo hicieron cuando tenían su cuerpo que puede herir y perjudicar a sí mismos y a los demás”.
El 24 de julio de 1982, la Virgen dijo:
‘Vamos al cielo en plena conciencia de la separación del cuerpo y el alma. Es falso enseñar a la gente que renacemos muchas veces y pasamos a distintos organismos. Uno nace sólo una vez. El cuerpo, extraído de la tierra, se descompone después de la muerte. Nunca vuelve a la vida de nuevo. El hombre recibe un cuerpo transfigurado.
El que ha hecho mucho mal durante su vida puede ir directamente al Cielo si confiesa, si está verdaderamente arrepentido de lo que ha hecho, y recibe la comunión en el final de su vida’
“Nuestra Señora dijo que las almas del Purgatorio pueden ver a sus seres queridos durante los momentos en que oramos por ellas por su nombre”.
Oración de Santa Gertrudis a la preciosa sangre de Jesús
“Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo, por todas las benditas ánimas del purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amén.”
Oración de San Agustín
Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisiste nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándote a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Libra, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como has padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llévalas a descansar a tu santísima Gloria, y sálvanos, por los méritos de tu sagrada Pasión y por tu muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevaste al buen ladrón, que fue crucificado contigo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
Dales, Señor el descanso eterno
y brille para ellas la Luz que no tiene fin.
Que descansen en paz. Amén.
Que las almas de todos los fieles difuntos,
por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
San José, ruega por nosotros.
María Reina de la Paz. Ruega por nosotros y la paz del mundo entero.