El Rosario, atajo hacia el cielo
Las 59 cuentas para llegar a Dios son un atajo para llegar al cielo.
Lo han recomendado todos los santos, y la experiencia, durante siglos, del pueblo de Dios ha hecho de él un instrumento idóneo para recorrer el Evangelio hasta llegar al corazón de Cristo. Benedicto XVI acaba de proponer «el rezo del Rosario para acompañar la evangelización del mundo y llevar a los bautizados a redescubrir y profundizar en la fe». Y es que el rezo del Rosario es la llave maestra que Dios nos ha dado para abrir la Puerta del Cielo
En la escena del Juicio Final que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, un poco más abajo del lugar que ocupa la Virgen, un ángel levanta a dos figuras de la tierra para llevarlas al cielo. Para ello, se vale de un instrumento muy sencillo: el rosario. Y es que la experiencia multisecular del pueblo de Dios ha hecho de la corona de María un arma para defenderse del enemigo y un atajo para llegar a Dios, por medio de la Virgen.
Hablar del Rosario es hablar de Juan Pablo II; y hablar de Juan Pablo II es hablar del Rosario. Él hablaba de esta devoción como mi oración predilecta; lo rezaba todos los días, e incluso regaló a la Iglesia la Carta Rosarium Virginis Mariae, con la que animó a todos a recuperar e intensificar esta oración, introduciendo además los Misterios luminosos. Cuando, hace 25 años, Juan Pablo II inauguró el Año Mariano 1987-1988, nadie podía prever que el régimen comunista soviético iba a caer en apenas unos meses. Sólo Dios sabe la incidencia decisiva que el Rosario ha tenido incluso en acontecimientos históricos concretos. Basta pensar en cómo el Papa Pío V atribuyó al Rosario la victoria de la flota europea sobre las tropas turcas, en Lepanto; o en la liberación de Austria de la dominación soviética, gracias a la campaña de oración organizada por el padre Pavlicek; o en la Vigilia de oración del 12 de octubre de 1960 en Fátima, en uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría, cuando Nikita Krushchev amenazó la paz mundial tras un incidente en la misma sede de las Naciones Unidas…