«Mi espejo ha de ser María»

«Mi espejo ha de ser María»

5 de julio de 2024 0 Por Gospa Chile

De los escritos de Santa Teresa de los Andes


«La Virgen me ayudó a limpiar mi corazón de toda imperfección. Yo modifiqué mi carácter por completo. Tanto que mi mamá estaba feliz de verme prepararme tan bien para mi Primera Comunión.

Jesús, desde ese primer abrazo, no me soltó y me tomó para Sí. Todos los días comulgaba y hablaba con Jesús largo rato. Pero mi devoción especial era la Virgen. Le contaba todo. Sentía su voz dentro de mí misma.

En 1913 tuve una fiebre espantosa. Nuestro Señor me llamaba para Sí. A los 14 años me envío una apendicitis, lo que me hizo oír su voz querida, que me llamaba para hacerme su esposa más tarde en el Carmelo.

Nos dijeron que entraríamos de internas. Yo creo que jamás me acostumbraré a vivir lejos de mi familia: mi padre, mi madre, esos seres que quiero tanto. ¡Ah!, ¡Si supieran cuánto sufro, se compadecerían! Sin embargo, me debo consolar.

La mirada de mi crucifijo me sostiene.

Todos los días hago mi meditación y veo cuán gran ayuda es para santificarse. Es el espejo del alma. ¡Cuánto se conoce en ella a sí misma!»

«¡Qué feliz soy! He sido cautivada en las redes del Divino Pescador. Soy su prometida y muy luego celebraremos nuestros desposorios en el Carmen.

El 8 de Diciembre me comprometí. Mi pensamiento no se ocupa sino de Él. Es mi ideal; es un ideal infinito. (Año 1916).

¡Oh, soy feliz! Pues puedo decir con verdad, que el único amor de mi corazón ha sido Él.

Jesús mío, he visto que sólo una cosa es necesaria: amarte y servirte con fidelidad; Parecerme y asemejarme en todo a Ti. En eso consistirá toda mi ambición.

Jesús me pide que sea santa. Que haga con perfección mi deber. Que el deber es la cruz. ¿Encontrará el Padre la figura de Cristo en mí? ¡Cuánto me falta para parecerme a Él!

Mi espejo ha de ser María. Puesto que yo soy su hija, debo parecerme a Ella y así me pareceré a Jesús.»

«Los corazones de los hombres aman un día y al otro son indiferentes. Solo Dios no cambia.

He visto que la felicidad en el mundo no existe. Siempre su trato me deja un vacío que lo llena por completo nuestro Señor.

¡Qué impresión me produjo cuando vi mi conventito! Su pobreza habla muy bien a su favor. Apenas lo vi me encantó y me sedujo. Sé que si voy al Carmen será para sufrir. Mas el sufrimiento no me es desconocido. En él encuentro mi alegría, pues en la cruz se encuentra Jesús, y Él es Amor. Y ¿qué importa sufrir cuando se ama?

No temas, hermanita querida. No existirá jamas separación entre nuestras almas. Yo viviré en Él. Busca a Jesús y en Él me encontraras y allí los tres seguiremos los coloquios íntimos que hemos de continuar allá en la eternidad (carta a su hermana Rebeca)

Solo me restan 20 días. Y después el Calvario, el cielo………Ya estoy subiendo su cima. El dolor de la separación es tan intenso, que no hay palabras para expresarlo. Solo Dios me sostiene.

Jesús no quiere que exista nada entre El y yo. Manifestándose a mi alma la ha enamorado en tal forma que sólo en Él puedo encontrar reposo.»

«Jesucristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca. Es martirio el que padezco al ver que corazones agradecidos a las criaturas no lo sean con aquel que los sustenta, que les da la vida y los sostiene; que les da y ha dado todo, hasta darse el mismo.»

«Jamás me dejaré llevar por el sentimiento y por el corazón, sino por la razón y mi conciencia». «Todavía soy muy orgullosa. Me propondré abatir hasta los últimos gérmenes del amor propio», escribió Santa Teresa.