NOVENA NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, Día 6

NOVENA NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, Día 6

7 de mayo de 2024 0 Por Gospa Chile

La pureza de María Santísima y la quinta aparición.


DIA SEXTO

Consideración

PUREZA DE MARÍA

La Madre de Dios fue purísima en el cuerpo y en el alma. Hubiera renunciado al privilegio de la maternidad divina antes que perder el precioso don de la virginidad… La Iglesia la llama Reina de las vírgenes. Ciertamente todos los santos la han considerado siempre como modelo perfectísimo de esa angelical virtud.
Al aparecer en Fátima a unos inocentes pastorcitos para hacerlos partícipes de sus más Íntimos secretos, nos da a entender que sus predilecciones son tratar Con los puros y limpios de corazón. A Jacinta, en su última enfermedad. claramente manifestó sus deseos de que se proscribiera el lujo y las modas inmorales, que ofendían mucho a Nuestro Señor, y le dijo que advirtiera a los demás cómo el pecado de la carne era, entre todos los pecados, el que más almas llevaba al infierno.
Hagámonos dignos de las misericordias de María, siendo puros en pensamientos, palabras y obras, puros en nuestras conversaciones y en nuestras miradas, ahuyentando las imaginaciones y representaciones deshonestas. refrenando nuestros desordenados afectos, amando a las criaturas en Dios y por DIOS, mortificando. en fin, nuestros sentidos y perversas inclinaciones. Sólo así, entre espinas de mortificación y penitencia, lograremos conservar Intacta la delicada flor de la pureza.

Lección Histórica

QUINTA APARICIÓN

En la fecha del 13 de septiembre era ingente la muchedumbre que concurrió a la Cova de Iría. Se calcula en unas veinticinco o treinta mil personas. A las doce en punto, el sol comienza a perder su resplandor y la atmósfera, como en visiones anteriores, toma un color amarillento.
Lucía pide a los circunstantes que recen el
Rosario. Y de pronto exclama gozosa:
— ¡Vedla, vedla, ya Viene!
La Virgen dijo a los videntes que continuasen rezando el Santo Rosario por la cesación de la guerra. Les prometió volver en octubre con San José y el Niño Jesús y les dijo que acudiesen sin falta.
Lucia le pidió que curase a ciertos enfermos.

La Señora contestó:
—Curaré a algunos, pero no a todos, porque el
Señor no se fía de ellos.
Además de la disminución de la luz solar, los concurrentes pudieron contemplar, desde cierta distancia, una nube blanca que rodeaba la encina y envolvía a los niños, y vieron caer del cielo unas como flores o copos de nieve que desaparecían poco antes de caer a la tierra.

Reflexión

La primera mención explícita de la Madre de Jesús en el Evangelio según San Juan, es en una fiesta de bodas. María llegó a la celebración, que duraba una semana, antes que Jesús. Cuando llegó Jesús, María inmediatamente le hizo notar: No tienen vino.
Ella quería que todos, particularmente los recién casados y sus familias y amigos, disfrutaran la celebración.
Sin duda, María sintió la vergüenza que estaría pasando la joven pareja y tuvo la confianza de acercar su necesidad a Jesús. Él actuó ante la intercesión de María: sí, ésta es una instancia poderosa de la mediación materna de María. Al cambiar el agua en vino, Jesús realizó el primer gran milagro de su ministerio público. San Juan relata que Jesús actuó para dar testimonio de su divinidad ante los Apóstoles: Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales, y manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos. Antes del Milagro, los Apóstoles lo consideraban un rabino, una especie de profesor de la Torá. Al ver el agua convertirse en vino ante sus ojos, los Apóstoles experimentaron la gloria de Jesús como Mesías y Señor y empezaron a creer en Él.
Por intercesión de María, se salvó la fe de los elegidos como los primeros sacerdotes de la Iglesia. Tan pronto como en ese momento, María comprendió que tenía derecho a acercar cada necesidad humana y espiritual, ante la presencia de su Hijo. Tanto en Caná en aquel entonces como ahora en el Cielo, la Madre de Dios desea que su Hijo revele su poder como Mesías y Señor de toda la Creación para salvar a los suyos. El Catecismo de la Iglesia Católica asocia el primer Milagro de Jesús con el Sacramento del Matrimonio: En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo — a petición de su Madre — con ocasión de un banquete de boda (cf Jn 2,1-11).

La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella, la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica, 1613). Desde el Cielo, María sigue llevando las necesidades humanas y espirituales de las familias a la órbita del poder Mesiánico de Cristo.

Oración

María Madre, en Caná te mostraste como la Madre de muchos hijos. Comprendiste el dolor que sintieron los pobres y recurriste a tu Hijo para pedirle ayuda. Llena del Espíritu de Dios, quisiste también que los Apóstoles de Jesús compartieran tu fe en Él. Comprendiste que la falta de fe es la peor de las pobrezas que puede experimentar una persona. También, sabías que sólo Dios puede dar el don de la fe. Al acercar esas necesidades a Jesús en la Oración, hubo abundante vino en la pequeña ciudad de Caná y el vino fuerte de la fe inundó los corazones de los Apóstoles.

María, todos tenemos necesidades, grandes y pequeñas. Todos estamos necesitados de recursos materiales y bienes espirituales. Te rogamos que acerques todas nuestras necesidades a Jesús. Nunca pides nada que pueda dañar a tus hijos. Jesús nunca te niega nada que le pidas. Reza especialmente por nuestras familias destruidas por la infidelidad de los esposos, la violencia doméstica, las faltas de amor de los padres y el dolor que causa la anticoncepción, la esterilización y el aborto. Ayuda a todos a comprender que el Sacramento del Matrimonio fue instituido por tu Hijo para que marido y mujer, mediante su amor mutuo, encuentren la gracia de Jesús y eduquen a sus hijos para el reino. Reza por todos esos hijos tuyos que sufren la pesada carga contra natura de una atracción a una persona de su mismo sexo. Ayúdalos a descubrir el poder sanador de la gracia, la libertad que brinda la castidad y la belleza del plan de Dios. María, pide por nuestras familias, para que vivan en armonía y con amor, como viviste tú con Jesús y José en tu hogar de Nazaret.

María, Te necesitamos como madre nuestra y madre de todas las familias. Amén.

ORACION FINAL

¡Oh Dios!, cuyo Unigénito con Su vida, muerte y resurrección nos ha merecido el premio de la eterna salvación: Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Rosario de la Santísima Virgen María, imitemos los ejemplos que contienen y consigamos los bienes que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

JACULATORIA

                ¡Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!