SIETE DÍAS CON FRAY SLAVKO

SIETE DÍAS CON FRAY SLAVKO

17 de noviembre de 2023 0 Por Gospa Chile

La gracia de la curación del corazón


SIETE DÍAS CON FRAY SLAVKO 2° Día

Con esta semana queremos dar gracias a Dios Padre por el gran regalo del Padre Slavko Bárbaro; Deseamos honrar y orar por todos los Sacerdotes: por el Papa, los Obispos, los religiosos y los religiosos, para que a la Iglesia nunca le falte los valientes testigos del Evangelio y apóstoles del amor de Dios y de los planes de María Reina de la Paz, al igual que lo fue  Fray Slavko.


 Oremos al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


Pidamos al Señor que por las súplicas de la Reina de la Paz nos aumente la Fe:

Creo en Dios Padre, 

Todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,

Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,

padeció bajo el poder de Poncio Pilato,

fue crucificado, muerto y sepultado,

descendió a los infiernos,

al tercer día resucitó entre los muertos,

subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Amén.


Mensaje, 25 de febrero de 2000

“¡Queridos hijos! Despierten del sueño de incredulidad y pecado, ya que este es un tiempo de gracia que Dios les da. Aprovechen este tiempo y pidan a Dios la gracia de la curación de vuestro corazón, para que con el corazón miren a Dios y al hombre. Oren de manera especial por los que no han conocido el amor de Dios y con vuestra vida testimonien a fin de que ellos también conozcan a Dios y su inmenso amor. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”


«Todo hombre tiene heridas. La mayoría de las heridas crecen por nuestra naturaleza, nosotros ansiamos el amor infinito e incondicional que no se puede alcanzar en este mundo. Así el corazón permanece herido. En un corazón herido hay lugar para todas las cosas negativas. Este anhelo de amor frustrado crea el odio, el anhelo de paz frustrado conduce al espíritu de discordia y violencia, la confianza frustrada causa inseguridad, temor y la falta de un objetivo. Entonces el hombre no puede vivir su vida dignamente. Todos necesitamos sanar nuestros corazones. Si la herida no sana, surgirán más heridas para uno mismo y para los demás. Y de este modo aparece la cadena fatal del desastre alcanzando a sus víctimas de generación en generación. Solo Dios puede romper esta cadena de pecado y sanar el corazón. Con la sanación del corazón cobra sentido la frase, «todo volverá al bien». Frecuentemente encontramos esto especialmente en la vida de los Santos, quienes primero experimentaron la profundidad del pecado y luego abrieron sus corazones completamente a Dios. En concreto, debemos pedir por la sanación de las heridas que llevamos desde nuestra niñez y pedir también por la sanación de todas las demás heridas que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida. También es importante pedir por la sanación de las heridas de las familias. No debemos olvidar que las heridas que no han sido sanadas generalmente permiten la entrada de malos espíritus quienes toman provecho de esta situación y causan un desastre aún mayor. Debemos reconocer estos casos y orar por la liberación. La sanación del corazón nos brinda una nueva óptica. El pecado y las heridas nos enceguecen y no podemos ver correctamente. A través de la sanación del corazón vemos a Dios y a los hombres de manera diferente. La sanación significa la liberación interior de cualquier esclavitud, significa sacar los anteojos negros y ver claro nuevamente. Con la vista clara, veremos las cosas de manera diferente.

Se dice que una vez un maestro le preguntó a sus alumnos, «¿Cuándo comienza el día?». Los alumnos dieron distintas respuestas. Uno dijo, «Cuando uno puede distinguir un árbol de otro árbol», y el maestro no estuvo satisfecho. Otro dijo, «Cuando uno puede distinguir una hoja de otra hoja», y el maestro no estuvo satisfecho. Un tercer alumno dijo, «El día comienza cuando podemos ver los colores», esta respuesta tampoco satisfizo al maestro. Luego de una pausa, el maestro dijo, «El día comienza en el momento en que uno reconoce a su hermano en la cara de una persona».

La pregunta que nos debemos hacer y responder es, «¿Cómo veo a Dios y a las personas?». El escritor, Antoine de Saint Exupery, dijo que uno sólo puede ver bien con el corazón. Si nuestro mirar brota de un corazón puro, amoroso, misericordioso y lleno de paz, veremos a Dios y al hombre de manera diferente y este será el momento de un nuevo comienzo. También podemos preguntarnos qué es lo que no nos permite ver, y así, como el ciego en el Evangelio, decir: «Maestro, sana mis ojos para que pueda ver» o «Sana mi corazón, para que pueda verte a Ti y a los demás».   (Fray Slavko Barbaric, Medjugorje, Febrero 28, 2000)


Oración Día 2°

Señor, has revelado tu presencia viva en el corazón del Padre Slavko. Él te adoró con mucha fe y, a través de sus inspiradas meditaciones, derramó tu luz, tu paz en sus corazones. Hoy, también queremos adorarte con él “Jesús, tú estás presente en este Sacramento para ser Dios conmigo y para mí. Te quedaste en este pedazo de pan, para convertirte en mi comida, mi vida. Te envolviste en silencio divino y te ofreciste a mí. Jesús, cuánto amor encendió tu corazón cuando dijiste las palabras – ¡Quería desesperadamente comer esta Pascua contigo! – ¿Quién soy yo para merecer un amor tan grande y un deseo tan ardiente de tu corazón? «.

«Gracias Jesús, ayúdanos también para saber amar, adorar, servir a los menos y a los más pobres.»


Pater, Ave y Gloria. 

Reina de la paz, ruega por nosotros y la paz del mundo entero.