SIETE DÍAS CON FRAY SLAVKO
Aquel que ora no tiene temor del futuro 6 ° Día
Queremos dar gracias a Dios Padre por el gran regalo del Padre Slavko Bárbaro; Deseamos honrar y orar por todos los Sacerdotes: por el Papa, los Obispos, los religiosos y los religiosos, para que a la Iglesia nunca le falte los valientes testigos del Evangelio y apóstoles del amor de Dios y de los planes de María Reina de la Paz, al igual que lo fue Fray Slavko.
Oremos al Espíritu Santo
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Pidamos al Señor que por las súplicas de la Reina de la Paz nos aumente la Fe:
Creo en Dios Padre,
Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.
Amén.
Mensaje, 25 de junio de 2000
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a la oración. Aquel que ora no tiene temor del futuro. Hijitos, no olviden: Yo estoy con ustedes y los amo a todos. Gracias por haber respondido a mi llamado!»
«Ciertamente esto es verdad. Por que la oración, como todos sabemos ahora, es un encuentro con Dios que nos mama, que nos conoce, que es misericordioso, que nos creó al fin y al cabo, y nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro está en Sus Manos. Si pensamos en la palabra «credo» debemos recordar que simplemente significa «dar el corazón». Si entregamos nuestro corazón al Dios amoroso, tendremos solo amor en nuestros corazones y no habrá lugar para el temor. Cuando confiamos en Dios ocurre lo mismo, porque sabemos que Él nos ama y esto debe alejar todo temor. Nuestra experiencia nos dice que muchas personas viven hoy con temor, con temor de sus propias vidas o de las cosas materiales, viven con temor por el destino del mundo, y muchos padres también temen por sus hijos. María nos da la solución perfecta para escapar de todo temor: la oración. Si pensamos en el temor en el contexto del mensaje de María, podemos decir muchas cosas.
En primer lugar existe el temor que surge de la enfermedad, especialmente en muchas enfermedades mentales existe el pánico, en ese caso uno debe escuchar al atentamente al Médico y hacer lo que él dice. Pero, al mismo tiempo, uno debería conscientemente empezar a orar más.
Luego existe el temor que surge de nuestras heridas del pasado, por ejemplo, cuando uno tuvo problemas con el padre, con un sacerdote o con cualquier tipo de maestro. Esa persona puede sentir temor por las figuras autoritarias y no es capaz de comprenderlo. En ese caso uno debe tratar de hablar más sobre la sanación interior a través de la oración.
También existe el temor que naturalmente y con frecuencia proviene por causa del pecado. La primera experiencia de temor del hombre fue cuando Adán y Eva pecaron. Ellos no podían soportar la presencia de Dios porque habían quebrado algo, se habían hecho culpables por haber violado una Ley o Mandamiento. Es allí donde crecen casi todas las raíces del temor. También ocurre que si nosotros no tenemos conciencia de o no conocemos los Mandamientos, cada vez que hacemos algo malo, algo dentro de nosotros queda herido, y así surge el temor. Uno puede decir que el temor aparece por la ausencia de la persona amada. ¿Y por qué está ausente esta persona? La respuesta es nuevamente por el pecado, si alguien ha abandonado la familia o ha hecho algo que ha causado que el padre o la madre del hijo se ausente de la familia, ese hijo estará lleno de temores. La ausencia de la persona amada es siempre causa de temor. Lo que nos libera del temor es nuevamente la presencia de esa persona amada. Es por eso, que el perdón, la reconciliación y la capacidad de pedir perdón son tan importantes ya que son los caminos seguros para entrar al reino de la presencia del amor y así estar seguros y libres de todo temor.
Si consideramos el temor más profundamente, podemos decir en general, que cuanto más se pierde la libertad por el pecado, mayor será el temor. Si una persona ha perdido la libertad por el pecado a través del alcohol, las drogas, los malos hábitos, la conducta inmoral, el rechazo a la reconciliación, la búsqueda de lo material, del éxito o del poder, no encontrará lo que pensaba que encontraría y eso causará nuevos temores. Los temores que surgen por causa de la pérdida de la libertad por el pecado nos conducen a la agresión, a la violencia, a la injusticia, a la competencia constante, y a los celos, la envidia, la gula y otros desequilibrios. Todo esto solo son tentativas para recuperar lo que uno ya ha perdido y lo que piensa que busca. Entonces uno queda fácilmente atrapado en un círculo del cual no puede salir. Al ganar nuestra libertad interior, podremos romper este círculo sin fin y así seremos cada vez más libres, al final necesitaremos cada vez menos, seremos nuevamente humildes y no habrá más lugar para el temor dentro de nosotros.»
(Fray Slavko Barbaric, Medjugorje, 28 de junio, 2000)
Oración Día 6°
«Padre, en nombre de Tu Hijo, Te pedimos que digas una palabra y nos liberes a cada uno de nosotros de todos los temores para que podamos venir ante Ti con absoluta libertad y permanecer constantemente ante Ti. Libéranos de todo lo que nos aleja de Ti y Te mantiene alejado de nuestras vidas. Bendícenos a todos, especialmente a los padres que temen a sus hijos y a los que temen al futuro, para que todos podamos vivir en paz y demos testimonio de paz. Con la intercesión de María, reina de la Paz, danos la gracia de poder permanecer fieles en el camino hacia la paz junto con María, de nunca olvidar que Ella está con nosotros y nos ama. María, todos Te prometemos que permaneceremos fieles a Ti y Te acompañaremos hacia el Padre a través de Jesús. Gracias María, por Tu presencia, por Tu amor, por Tu intercesión y por Tu bendición. Junto contigo, María, le pedimos al Padre, en nombre de Tu Hijo, por todas las personas que en este momento están por morir y tienen miedo, para que sean consolados. Queremos traer ante Ti todas aquellas situaciones en las que aún tendremos miedo, para que podamos ser más conscientes de Tu presencia y de que Tu nos estás guiando a nuestro Padre. También te entregamos la hora de nuestra muerte para que esa hora sea un encuentro amoroso con el Padre a través de Jesucristo. Que así sea, Amén.» (Fray Slavko Barbaric, Medjugorje, 28 de junio, 2000)
Pater, Ave y Gloria.
Reina de la paz, ruega por nosotros y la paz del mundo entero.
Fuente: Virgilio Baroni
Medjugorje ws
Gospa Chile