Los Apóstoles del amor de María

Los Apóstoles del amor de María

6 de noviembre de 2023 0 Por Gospa Chile

Ese es el amor que os enseño, un amor puro

Comentario Padre Patricio Romero


Mensaje del 2 de Abril del 2017

“Queridos hijos, apóstoles de mi amor, está en vosotros difundir el amor de mi Hijo a todos aquellos que no lo han conocido; está en vosotros, pequeñas luces del mundo, a las que yo con amor maternal os enseño a brillar con claridad en todo su esplendor. La oración os ayudará, porque la oración os salva a vosotros, la oración salva el mundo. Por eso, hijos míos, orad con palabras, con sentimiento, con amor misericordioso y con el sacrificio. Mi Hijo os ha mostrado el camino, Él, que se ha encarnado y ha hecho de mí el primer cáliz, Él, que con su supremo Sacrificio os ha mostrado cómo se debe amar. Por eso, hijos míos, no tengáis miedo a decir la verdad. No tengáis miedo, vosotros mismos, de cambiar y de cambiar el mundo difundiendo el amor y haciendo todo para que mi Hijo llegue a ser conocido y amado, al amar a los demás en Él. Yo, como Madre, estoy siempre con vosotros. Oro a mi Hijo para que os ayude a que en vuestra vida reine el amor: el amor que vive, el amor que atrae, el amor que da la vida. Ese es el amor que os enseño, un amor puro. Está en vosotros, apóstoles míos, reconocerlo, vivirlo y difundirlo. Orad con sentimiento por vuestros pastores, para que con amor puedan testimoniar a mi Hijo. Os doy las gracias. ”


Comentario Padre Patricio Romero

San Luis Mª Grignión de Montfort explica que: “en la segunda venida de Jesucristo, María tiene que ser conocida y puesta de manifiesto por el Espíritu Santo, a fin de que por Ella, Jesucristo sea conocido, amado y servido.” (Tratado de la Verdadera Devoción nº 49)

Es sentencia común, para muchos santos, que el Advenimiento del Reino del Señor, será fruto del Reinado de su Madre Santísima y Madre Nuestra. Pero ese reinado pone sus bases sólidas y profundas, no en los estandartes del mundo ni en sus poderes ocasionales, sino en el lugar en el que Dios quiere establecer su morada permanente: en el corazón de sus apóstoles.

María nos dice: “Está en ustedes difundir el amor de mi Hijo a todos aquellos que no lo han conocido.” Y para que ese amor se pueda difundir, debe estar inundando primero nuestros corazones, no solo como un concepto conocido y racionalmente asimilado, sino como una realidad vivida, como un don acogido y como un “Divino Huésped” que establece su morada en nuestra alma.

Teniendo por fin ese reinado de amor, se nos regala un camino, una escuela, un lugar en el Corazón Inmaculado de María, donde nuestra fragilidad es transformada y fortalecida según su Corazón Maternal: “Yo, como Madre, estoy siempre con ustedes. Oro a mi Hijo para que los ayude a que en su vida reine el amor: el amor que vive, el amor que atrae, el amor que da la vida.”

Dice nuestra Madre: “La oración los ayudará, porque la oración los salva a ustedes, la oración salva el mundo”.

“Orar con el corazón” es el resultado de un impulso del Espíritu Santo, que nos mueve a la humildad y la confianza, como María. “…Ella se ocultó en este mundo y se colocó más bajo que el polvo por su profunda humildad…” (San Luis Mª Grignión de Montfort)

De esa manera nos cobijamos, como los Apóstoles en Pentecostés, en los brazos de María. Nos sumergimos en Ella, que es el primer cáliz, para que Cristo, con su supremo Sacrificio nos enseñe como se debe amar.

María debe resplandecer más que nunca en los últimos tiempos en misericordia, poder y gracia, pero quiere hacerlo por medio de sus apóstoles, sus “pequeñas luces del mundo” a las que con amor maternal les enseña a brillar con claridad en todo su esplendor.